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Manuel Tello
Domingo, 24 de octubre 2021, 00:11
En general, las aves y, sobre todo, las rapaces tienen el sentido de la vista mucho más desarrollado que los del oído y olfato. Así, hay un dicho popular, «tienes vista de águila», para las personas con una alta agudeza visual. Ven a distancia objetos ... de pequeño tamaño aunque no llegan, como las águilas, a distinguir una hormiga a más de cien metros. Cuanto más avanza el conocimiento científico sobre la visión de las rapaces, más asombroso parece su órgano visual, así como el complejísimo procesamiento que realiza su cerebro con las señales que recibe. Utilizando las posibilidades que dan las técnicas láser, se están implementando en los ojos humanos algunas de las características del órgano visual de las rapaces. Por ejemplo, incrementar, en algunos pacientes, la agudeza visual.
Para estudiar la visión de las rapaces, los científicos deben diseñar experimentos ingeniosos y especiales. Por ejemplo, no son posibles medidas optométricas basadas en letras o círculos con ranura. La medida de la agudeza visual se realiza haciéndolas volar por un túnel hasta llegar a una raya patrón. La desviación del ave, en función de la anchura de la raya, permite calcular la agudeza visual. Así se ha comprobado que las rapaces pueden ver, con nitidez, entre cuatro y siete veces más lejos que nosotros. Esto se debe a que su órgano visual tiene unas características que lo diferencian del humano y del de otras aves. Recordemos que sus ojos frontales le permiten, como a los humanos, la visión binocular. Son ojos de gran tamaño que están relativamente fijos en las órbitas: por ello, para ver en cualquier dirección necesitan girar la cabeza. Pero veamos en que otros aspectos nos superan.
Las retinas tienen muchas más células de detección de luz (conos) que las humanas. Con lenguaje de cámara fotográfica, diríamos que, a mayor número de pixeles, mayor sensibilidad. En cuanto a la fóvea, nosotros tenemos una en forma de pequeño cuenco y la mayor parte de las rapaces dos, en forma de cuenco convexo profundo. Una, en posición central, que utilizan para la visión monocular y la otra, en posición temporal, para la visión binocular. La profundidad de las fóveas permite que los ojos actúen como un teleobjetivo, con un aumento extra en su campo de visión. De esta forma, redirigiendo la cabeza hacia un objetivo, pueden tener algo parecido a una visión estereoscópica y medir distancias, algo muy interesante para la caza. Además, las rapaces, a diferencia de las demás aves, ven en color. Su ojo y su cerebro discriminan mucho más que los nuestros, son capaces de captar diferencias de longitud de onda mucho más pequeñas que nuestro sistema visual.
Además, pueden ver con la luz de una parte del espectro ultravioleta. Aunque se desconoce si, asociada a esa luz, existe una sensación subjetiva del color, se sabe que existen señales, fundamentales para la caza, que solo se ven con ella. Por ejemplo, reflejos en pelos, plumas... Sin embargo, con luz escasa, las rapaces diurnas, debido a la baja densidad de bastones en su retina, pierden más agudeza visual que nosotros.
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