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Los dibujos de Mauro Entrialgo para el libro publicado junto a la periodista Eva Belmonte 'Diccionario ilustrado BOE-español. Aprende el idioma que dicta las normas. Y sus recovecos' (ed. Ariel) expresan bien lo que pasa cuando uno se enfrenta al Boletín Oficial del Estado (BOE). Ojos mirando hacia arriba, uno algo más cerrado, ceja enarcada y un remolino sobre la cabeza, como de cortocircuito mental, de estropicio. Ese chico que reclama a su novia: «Pero si la semana pasada dijiste que me querías...». Y ella: «Ya, pero hoy quedan derogadas cuantas afirmaciones mías de igual o inferior rango se opongan o contradigan lo que acabo de decir». ¿Un chiste? No tanto.
El libro es un intento de ayudarnos a navegar con rumbo en ese océano tempestuoso que es el BOE. Alfabéticamente define conceptos como 'dominio público', 'despacho ordinario' o 'proposición no de ley', que en palabras de Belmonte es «resolución que aprueba el Congreso sin efectos prácticos.Esto es, que en realidad no sirve para nada más que para poner en papel, si se aprueba, que una mayoría piensa esto o aquello». En la viñeta de Entrialgo, se traduce así: la chica dice: «Pídete unas pizzas para cenar», y el chico contesta: «Pero si ayer dijiste que teníamos que empezar a comer sano desde ya». «Era una proposición no de ley», obtiene como respuesta. El dibujo de la portada del libro muestra a un hombre leyendo el BOE mientras de su boca sale una indescifrable maraña de hilo, que se convierte en ordenado ovillo con la lectura de este diccionario.
blanca mata
El peor ejemplo
Veamos cómo se le queda el cuerpo al lector ante este anuncio publicado en el BOE: «Anuncio de la Junta de Contratación del Ministerio de Defensa por el que se hace pública la modificación del 'Anuncio de la Junta de Contratación del Ministerio de Defensa por el que se hace pública la modificación del anuncio de la Junta de Contratación del Ministerio de Defensa por el que se hacen públicas las modificaciones de dos anuncios relativos a una misma licitación: El anuncio de la Junta de Contratación del Ministerio de Defensa por el que se convoca la licitación del acuerdo marco para el servicio de operador logístico para las Fuerzas Armadas en el Ministerio de Defensa y el anuncio de la Junta de Contratación del Ministerio de Defensa por el que se hace pública una modificación del anuncio de la Junta por el que se convoca la licitación para el acuerdo marco para el servicio de operador logístico para las Fuerzas Armadas del Ministerio de Defensa». Uf. No hay errores, es así. Llegado este punto, a esta redactora le ha explotado la cabeza.
Indescifrable, tostón
«El lenguaje del BOE es oscuro, enrevesado, arcaico, ilegible y feo», dice Blanca Mata, experta en Lectura Fácil (LF) y Lenguaje Claro (LC) y una de las mayores impulsoras de estos dos conceptos en nuestro país. «Y cuando me refiero a feo no me refiero solo al lenguaje, sino al documento en sí, a su presentación formal, que es muy poco legible porque tiene una pinta horrible, como documento amigable que invite a la lectura es antitodo».
–¿Es inevitable, por su naturaleza y composición, que resulte indescifrable, un tostón?
– Es perfectamente evitable. No es verdad que no se pueda simplificar el lenguaje administrativo, jurídico. Se puede pero hay que querer.
La experta recuerda que todo esto tiene que ver con el Lenguaje Claro y la Lectura Fácil. La Lectura Fácil va dirigida a personas con dificultades lectoras o de comprensión por diversos motivos, «es decir, un 30% de la población que necesita textos adaptados porque si no, no tiene acceso a la información. Pero es que ese 30% de población se puede convertir en un 60, 70 y hasta 80% de la población si hablamos de textos jurídicos, administrativos, económicos, sanitarios...». Considera que, en determinadas esferas, la forma de comunicar está muy alejada de la comprensión media de la ciudadanía, y es entonces donde entra en acción el Lenguaje Claro, que, explica Mata, forma parte de un movimiento internacional (Plain Language) en funcionamiento desde hace décadas en países de lengua inglesa y en los nórdicos, donde nacieron ambos conceptos en los 60.
Claro, sencillo...
«El Lenguaje Claro aboga por que la forma de comunicar desde las administraciones de cara a la ciudadanía sea clara, sencilla y comprensible. Y no porque sí, no es una reivindicación absurda que no tenga incluso una base normativa;ahora más que nunca se reivindican estos dos conceptos porque hablan de ello las leyes de transparencia y accesibilidad, que dicen que la información que se da al ciudadano y que es relevante para su vida ha de estar explicada de modo que se pueda entender, porque existe un derecho a ello. Si la gente supiera que tiene ese derecho y empezaran a caer en las administraciones aluviones de reclamaciones del tipo 'Yo no entiendo esto que me cuenta', la cosa cambiaría radicalmente».
En España, la Fundación Ciudadana Civio es una organización independiente y sin ánimo de lucro que «vigila a los poderes públicos, informa a todos los ciudadanos y presiona para lograr una transparencia real y eficaz en las instituciones», según reza su web. Y, de hecho, dentro de la misma, hay un apartado llamado 'El BOE nuestro de cada día', donde se dedican a aportar noticias e investigaciones relacionadas con la lectura diaria de este boletín.
En otros países
Señala Mata quea nivel internacional este concepto está mucho más desarrollado, y pone como ejemplo el Parlamento sueco, del que desde los años 70 no sale un documento que no haya pasado por una comisión de Lenguaje Claro: «Tienen muy interiorizado ese derecho a recibir información que pueda entender. Si yo accedo a ella pero no la entiendo, ya es objeto de reclamación». Destaca que en países donde no estaba tan desarrollado, como Chile o Argentina, «el movimiento por el Lenguaje Claro está partiendo no desde la ciudadanía, sino de arriba, de las esferas jurídicas, magistrados, altos tribunales... Se han dando cuenta de que el mundo del Derecho está alejado de las personas y las leyes se hacen para ser entendidas». En Buenos Aires, trabajadores de un juzgado de Primera Instancia lanza sentencias o actos a través de Twitter para preguntar a la ciudadanía cómo redactarlo mejor.
Reformulación
Reconoce la experta que el BOE debe mantener el lenguaje jurídico, pero aclara que hay «términos arcaicos, latinismos... que se podrían ir reformulando y eliminando. Otra cosa es la forma de redactar, y no está escrito en ningún sitio que haya que hacerlo de forma tan absurda y enrevesada, ni que deba tener una letra superpequeña, en dos columnas y con apenas interlineado, sin separación entre párrafos... El BOE es la bestia negra de los documentos, inaccesible... Es lo peor».
Considera que hay fórmulas gracias al Lenguaje Claro para cambiar las cosas: «Y no puede ser eso que dicen de que lo hacen adrede.Adrede lo puede hacer un banco con una cláusula con letra pequeña para colártela, pero la Administración no, por ese derecho a entender». Aporta una última visión sobre el porqué no se aborda un cambio de calado: «Por reticencias de estas altas esferas, por generarse un estatus o guardar un conocimiento, como cuando en la Edad Media solo los monjes sabían leer y los demás eran incultos y ya te lo contaban ellos. Hay mucho de no bajar al terreno de los mortales».
Lectura Fácil: Herramienta dirigida a personas con dificultades lectoras o de comprensión lectora por distintos motivos y que necesitan textos adaptados porque si no, no tienen acceso a la información normal. Un 30% de la población.
Lenguaje Claro: La forma de comunicar desde las instituciones a la ciudadanía tiene que ser clara, sencilla y comprensible. Si no lo es, hasta un 80% de la ciudadanía puede quedarse sin entender.
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Javier Martínez y Leticia Aróstegui
Rocío Mendoza, Rocío Mendoza | Madrid, Álex Sánchez y Virginia Carrasco
Sara I. Belled y Clara Alba
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