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Hace aproximadamente dos años, en una fecha no precisada, varios drones submarinos ucranianos fueron lanzados con el objetivo de impactar contra varios barcos rusos fondeados en el Mar Negro. Era uno más de las decenas de ataques con una tecnología que ha cambiado la forma de hacer la guerra. Sin embargo, cuando estaban a punto de llegar a su objetivo, «perdieron la conexión y el mar los arrastró hasta la orilla sin causar daños». «Starlink no estaba pensado para involucrarse en guerras, sino para que la gente pudiera ver Netflix y relajarse, llevar internet a las escuelas y participar en cosas pacíficas, no en ataques de drones», explicó Elon Musk. «Estaban yendo demasiado lejos», añadió.
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La revelación del magnate y mano derecha de Trump muestra la enorme dependencia que tiene Ucrania de Starlink, el enjambre de 7.000 satélites que orbitan la Tierra ofreciendo conexión a internet y permitiendo a Ucrania defenderse de los ataques rusos y lanzar a su vez sus ofensivas. Esta misma semana, el mismo Musk se ha encargado de subrayar esta dependencia. «Mi sistema Starlink es la columna vertebral del ejército ucraniano. Toda su línea del frente colapsaría si lo apagara», aseguró en su cuenta de X.
Sus palabras respondían a los rumores que desde hace semanas apuntan a una retirada de su respaldo tecnológico, desatados especialmente después de que Trump exigiera a Zelenski acceso a las 'tierras raras' del país a cambio de mantener su apoyo financiero y militar, y le acusara en su encuentro en la Casa Blanca de «jugar con la Tercera Guerra Mundial». Aunque el propio Musk ha rechazado esta posibilidad, la Unión Europea se lanzó el lunes a asegurar que cuenta con capacidad para sustituir a Starlink. Estas son las claves de la espada de Damocles con la que el hombre más rico del mundo atenaza a Ucrania.
Starlink es un servicio de conexión a internet vía satélite orientado a ofrecer cobertura en lugares aislados o con dificultades para conectarse con los sistemas tradicionales de fibra o 5G. «La conexión por satélite funciona desde hace mucho tiempo. Básicamente se ha empleado en lugares donde no hay a la vista estaciones base de radiofrecuencia, como los barcos en alta mar, y sobre todo para llamadas», explica Eduardo Jacob, catedrático de Ingeniería Telemática de la Universidad del País Vasco. Es frecuente también en zonas aisladas y de montaña. «Starlink da una vuelta al concepto y lo mejora en dos aspectos. Por un lado, tienen muchos más satélites que las redes anteriores, lo que ofrece una cobertura total. Por otro, esto le permite bajar la latencia -el tiempo que tardan los datos en llegar al destino-, lo que posibilita ofrecer servicios interactivos de más calidad y ancho de banda», añade el experto. Musk promete que incluso se pueden hacer videollamadas, ver Netflix o jugar a videojuegos.
El sistema se compone de una maraña de satélites situados a una altura de 550 kilómetros, algo por encima de la Estación Espacial Internacional. La distancia respecto a la Tierra es clave. A diferencia de otras redes, que cuenta con artilugios en la llamada órbita geoestacionaria, a 36.000 kilómetros -de esta forman rotan a la misma velocidad que el planeta, de manera que siempre apuntan al mismo lugar, algo útil para los satélites meteorológicos-, los Starlink están mucho más cerca, lo que reduce el tiempo de respuesta, la mencionada latencia. Los primeros satélites fueron lanzados el 24 de mayo de 2019 a bordo de un cohete Falcon 9, construido por Space X, la empresa de Musk que fabrica unos y otros, lo que le confiere una ventaja añadida. En la actualidad son más de 7.000 los satélites en órbita y el objetivo es alcanzar los 12.000. Prácticamente no hay semana que no lance nuevas remesas.
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La idea inicial de Musk poco tenía que ver con la guerra de Ucrania. Para utilizarlo en casa -está disponible en buena parte del mundo, incluido en nuestro país-, proporcionan un kit con una antena parabólica del tamaño de un ordenador portátil cerrado que se ha de orientar hacia el cielo evitando árboles, postes de luz o cualquier otro obstáculo. «Pasamos de conectarnos a una estación base situada en la cima de un monte a conectarnos a una que se encuentra en un satélite que pasa por encima de nosotros», explica el catedrático. Existe también una versión portátil llamada Starlink mini pensada para llevarla de viaje. En este caso, su capacidad es inferior. Finalmente, este año ha entrado en funcionamiento en Estados Unidos un servicio para teléfonos móviles -direct to cell-. Básicamente, el smartphone se conectaría con los satélites cuando no tiene cobertura convencional. Por el momento solo pueden enviarse mensajes de texto.
Como queda dicho, su principal ventaja sobre la fibra o el 5G es que llega a zonas donde ambas no alcanzan. Basta con poder apuntar al cielo. En el caso de Ucrania, Starlink le ofrece también una mayor capacidad para resistir las interferencias rusas. Entre sus desventajas, una latencia mayor y la posibilidad de «congestión. Ocurre cuando un satélite recibe tantas peticiones que superan su capacidad», dice Jacob. Para solucionarlo, «utilizan tecnología láser para comunicarse con otros satélites», añade. «Viviendo donde vivo, no me cambiaría a un teléfono satélite. Si eres un navegante extremo o te vas al Everest, sí».
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La respuesta es sí, pero entre comillas porque todas ellas están a años luz de Starlink. La propuesta de la Unión Europea para una alternativa urgente para Ucrania se llama GovSatCom, un paso intermedio hasta que fructifique Iris, siglas de Infraestructura de Resiliencia, Interconectividad y Seguridad por Satélite. Inicialmente proyectada para entrar en funcionamiento en 2027, los planes actuales apuntan a 2030 y contará con 290 satélites. OneWeb, conocida como la 'Starlink europea', dispone de 630 satélites en órbita baja y otros 35 geoestacionarios. Jeff Bezos, fundador de Amazon y rival espacial de Musk, planea desplegar su propia red. Se llama proyecto Kuiper y tiene previsto desplegar poco más de 3.000 satélites. China, por su parte, empezó el año pasado a activar sus dos redes, Qianfan y Guowang. Entre ambas sumarán más de 20.000 satélites.
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