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j. a. g.
Miércoles, 3 de marzo 2021, 00:14
Horizonte Europa, el programa marco de investigación e innovación de la UE para el periodo 2021-2027, es uno de los hitos que se han marcado las autoridades comunitarias para vivir una nueva revolución en las economías de los Estados miembros. Una nueva década se ... abre así marcada por la total conectividad traída de la mano de las redes 5G.
La baja latencia de la quinta generación de tecnologías de telefonía móvil propiciará que el famoso concepto de internet de las cosas alcance su máximo esplendor. Ello permitirá que los dispositivos casi «hablen» entre sí.
Será el momento de la verdad del coche autónomo, pero las miradas de la industria tecnológica van más allá. La conexión total también se refiere al ser humano, y a su unión con los dispositivos. Ya ha habido algunas pruebas a pequeña escala con prototipos, y parecen demostrar que este tipo de tecnología es viable. Uno de los más avanzados es Elon Musk con su proyecto Neuralink.
Los primeros ensayos de los laboratorios de I+D de las universidades líderes en el sector ya trabajan con que el cuerpo humano sea un 'gadget' más. De hecho, se espera que los implantes tecnológicos bajo la piel sean una realidad en esta nueva década.
Algunos expertos predicen también que en esta nueva década veremos cómo llegan al mercado diferentes dispositivos inteligentes implantables en el cuerpo, empezando por chips para transmitir pequeñas cantidades de información, por ejemplo, para hacer pagos o abrir puertas de cerraduras especiales. Ya hay prótesis robóticas de antebrazo desarrolladas por empresas como Open Bionics, que detectan los movimientos musculares de sus usuarios para articular así muñecas y manos.
También se trabaja ya en la conexión con el cerebro para poder controlar, incluso, prótesis. Actualmente suelen tener algunos fallos de conexión con los nervios y limitan la movilidad de la persona, problemas que se trata de resolver mientras se avanza en otros puntos, como darles sentido del tacto a través de sensores instalados en ellas. El problema es que el precio de las más autónomas es todavía muy elevado.
A caballo entre el transporte y el turismo, para llegar a determinados destinos ya solo hará falta un visor de realidad virtual (VR). Al menos eso opina Mark Zuckerberg, fundador de Facebook. La duda está por ver si realmente la realidad virtual gana el favor del público, si se lleva el gato al agua la aumentada o todo se queda en la mixta. De momento, esta última realidad es capaz de realizar una operación en un quirófano.
Turbinas eólicas mantenidas en el aire (con helio o alas planeadoras) e impresoras 3D para materiales orgánicos (bioimpresión con fines sanitarios) también podrían dejar de ser teoría para 2030.
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