La UE no veta a Huawei del despliegue 5G pero aconseja excluir a proveedores «de alto riesgo»

«El objetivo final es crear un marco robusto y objetivo de medidas que garanticen un nivel óptimo de ciberseguridad de estas redes en toda la UE. El enfoque adoptado se orienta únicamente a la seguridad y respeta plenamente la apertura del mercado interior y nuestra soberanía tecnológica», ha destacado la vicepresidenta y comisaria responsable de acción digital, Margrethe Vestager, que junto con el responsable de Industria del Ejecutivo comunitario, Thierry Breton, han presentado este miércoles las directrices que deberán seguir los Estados para la contratación de las compañías a las que se encomendará este despliegue tecnológico.

Las medidas responden a los miedos identificados el pasado octubre, tras un análisis de situación en cada país miembro. El resultado fue un informe de 33 páginas en el que se alertaba del peligro de ataques cibernéticos que provendrían «entre otros agentes, de Estados no pertenecientes a la UE o a (agentes) respaldados por esos Estados». Sin mención expresa, se señalaba a Rusia y China. Todo apoyándose en un hecho: la nueva banda va a permitir la interconexión en tiempo real de «miles de millones de objetos y sistemas» de forma simultánea. Serán parte de nuestra rutina doméstica. Pero también de la de sectores críticos como la energía, el transporte, la banca o la sanidad.

Posibles riesgos «enormes» asociados al 5G, que será «la columna vertebral» de la UE y que requerirán la plena coordinación entre los Estados para combatirlos. De entrada, el paquete de medidas presentado hoy hace un llamamiento a aplicar las «restricciones pertinentes para los proveedores considerados de alto riesgo». Una vez más, no se nombra expresamente a ninguno (además de Huawei, la finlandesa Nokia, y la sueca Ericsson han participado en los grupos de trabajo de la Unión Europea encargados de las redes de suministro 5G).

Ahora bien, el coloso chino ya fue señalado por Bruselas en diciembre de 2018, tras la detención en Canada de Meng Wanzhou, vicepresidente y eventual heredera de Huawei, como una empresa que generaba inquietud. El entonces vicepresidente y comisario europeo de Mercado Único Digital, Andrus Ansip, lo justificaba en la «obligatoria colaboración» que exige el gobierno de Pekín a sus compañías tecnológicamente más punteras. «No es una buena señal que las empresas tengan que abrir sus sistemas para algún tipo de servicio secreto», apostilló.

La Comisión Europea no apunta ahora con el dedo. Aconseja a los socios que vigilen especialmente la participación de las empresas «en aquellos activos que son críticos y sensibles» para la seguridad, fundamentalmente en todo lo relacionados con la gestión y el control de las infraestructuras. En suma, que en aspectos vitales no haya dependencia, lo que abre la puerta a la contratación simultánea de distintos proveedores como fórmula para combatir el peligro de ataques y blindarse ante la hipotética exposición de los datos de millones de usuarios.