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Silvia G. Rojo
Viernes, 2 de agosto 2024, 07:46
Las primeras voces de alarma sobre la presencia de topillos se dieron ya en el mes de enero. «En ese momento vimos que había una expansión y ahora ha llegado a muchas más zonas», explica Raúl Azpeleta, secretario de UPA Palencia. «Una vez cosechado el cereal, se están desplazando a los regadíos, donde hacen mucho daño».
En la última reunión del grupo de coordinación y cooperación para la gestión del topillo campesino celebrada este pasado miércoles, Agroseguro cifró en más de 7.500 las hectáreas afectadas por los topillos, «pero es que mucha gente no da parte porque si el daño no es mayor del 20% no es indemnizable, así que hay tierras con daños muy superiores al 20% y otras que tienen, el 8% o el 10%», dice Azpeleta.
Según el representante de UPA, en Mazariegos, en la provincia de Palencia, «hay parcelas con daños de entre el 55% y el 75%, comidas, pues donde empiezan se hacen con ella».
Agroseguro detalla todos esos datos e informa que, actualmente, la suma de hectáreas siniestradas por fauna silvestre no cinegética alcanza las 12.529, pero de ese total, tal y como ha certificado el perito, los daños que han sido provocados por topillos suman 7.550 hectáreas. En el resto de los casos (4.979 hectáreas) son daños provocados por otra fauna silvestre no cinegética, o quizá por topillo, pero no hay constancia al 100%.
Palencia, a la cabeza
Las provincias con mayores daños por topillo son Palencia (5.254 hectáreas) y Burgos (1.496 hectáreas), aunque hay daños en todas. «Los daños por fauna silvestre están incluidos dentro del Sistema Español de Seguros Agrarios Combinados. Cualquier agricultor con póliza tiene el riesgo cubierto (sin necesidad de que se declare plaga ni ninguna acción por parte de la administración), y además los daños se evalúan por parcela», recuerdan desde la entidad.
El entorno de la Laguna de la Nava, en Palencia, se considera la zona cero del topillo. «Siempre empieza ahí, y va hacia Sahagún, Tierra de Campos de Valladolid y después Zamora en las comarcas de Campos y Tierra del Pan, pero también hay mucho daño en la Armuña salmantina o en la zona de Arévalo y Madrigal, por hablar de las zonas más afectadas», apunta Azpeleta.
Preocupación sanitaria
La preocupación de los agricultores es real, pues empiezan a apreciar daños en remolachas, patatas o zanahorias, pero más allá del perjuicio actual generan mucha incertidumbre las próximas siembras y todo lo relacionado con el aspecto sanitario.
«La gente está muy preocupada por lo que pasó hace unos años con la tularemia y no dejan de ver topillos cuando se bajan de los tractores y cosechadoras», manifiesta. Para atajar la abundancia de este roedor, Azpeleta piensa que es preciso ir todos a una, tanto administraciones como agricultores. «No adelantamos nada con mover cunetas hoy porque se van a los cultivos de regadío. En secano podemos, de cara a la siembra, ir todos a la vez, hacer la limpieza y dejar desnuda la tierra para que las rapaces tengan visibilidad».
Rodrigo Díez, agricultor de Bercero, subraya que «hay muchas parcelas abandonadas para la instalación de placas y son el lugar perfecto, porque es tal la altura del rastrojo que los depredadores no atacan, no ven». Reconoce que «esto no es lo de hace 14 o 15 años, pero como no les mate el clima en invierno, esto va a ser un desastre».
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