Secciones
Servicios
Destacamos
S. G.
Viernes, 9 de agosto 2024, 07:20
El interés social que suscitan los campos de lavanda es un hecho y son muchas las personas que a lo largo de las últimas semanas han visitado los entornos de las localidades que son referente en la región en este cultivo, como Caleruega, en Burgos, o Tiedra, en Valladolid. Pero más allá de la fotografía y el glamour está el trabajo de los productores que han apostado en los últimos años por el mundo de las aromáticas, entre ellas la lavanda y el lavandín.
En concreto, en Castilla y León el pasado año se cultivaron 1.844 hectáreas de aromática y la previsión es que la cifra variará muy ligeramente en este 2024. En 2018, por ejemplo, el número de hectáreas en la región no superaba las 438, por lo que en cinco años se ha registrado un incremento del 24%, aunque ahora se avanza a un ritmo más pausado.
En la cooperativa del Campo La Burgalesa, en Caleruega, hace cinco años que apostaron por la lavanda y en la actualidad suman más de 220 hectáreas. Su mayor objetivo en estos momentos es «crear una destilería propia con fondos de desarrollo rural para conseguir una mayor rentabilidad», indica José Ignacio Delgado, uno de los miembros de esta cooperativa. «Si se consigue esto, esperamos que el año que viene, el agricultor tendrá más cerca dónde llevar el producto y se animará a plantar más lavanda», señala. En la actualidad, llevan la producción a una destilería en Cilloruelo de Arriba.
Sobre el cultivo, en esta zona de Burgos «se está terminando de recoger, en una semana calculo que estará todo», añade. El mayor problema al que se enfrenta el sector es a la «incertidumbre» que generan los precios y sus «fluctuaciones», por lo que el avance del cultivo «depende también de eso», considera Delgado. Cuando se comenzó en la zona con la lavanda y el lavandín, la esencia estaba a 36 euros el kilo y ahora tiene como referencia unos 20 euros menos.
Otro problema del que no se deja de hablar este año es la detección de un gusano que se come la planta de lavanda y que se ha detectado en los campos de Guadalajara, avanzando hacia otras zonas del país. Se conoce como 'Helicoverpa Armigera', un lepidóptero que se come las flores y deja los tallos desnudos, lo que provoca que la planta se seque.
En la Provenza francesa, este gusano pasado año terminó con una parte importante de la lavanda y este año los productores españoles han adelantado la cosecha, en muchos casos, para evitar daños mayores. En total, España produce al año unas 30.000 toneladas de lavanda que se cultivan en unas 8.000 hectáreas. «En nuestro caso parece que el gusano se atacó bien para lo que podía haber sido», concluye Delgado.
En Valladolid
En la localidad vallisoletana de Zaratán también cultiva lavandín Ángel González quien confirma que ya ha recogido la cosecha «gracias a Aromáticas Cynol y he picado ocho hectáreas». En total ha obtenido 300 kilos de esencia y ahora «estoy pendiente de analizarlo en la Universidad de Valladolid para ver calidades». En el año 2021, un grupo de productores de Valladolid y Segovia se vieron en la tesitura de que no encontraban quién segara o picara sus tierras, de ahí que, en algunos casos, cada año sea un logro y no solo por las circunstancias climatológicas.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La proteína clave para la pérdida de grasa
El Comercio
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.