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Silvia G. Rojo
Martes, 18 de junio 2024, 15:09
Si la Comisión Europea ha justificado la imposición de aranceles a los coches eléctricos chinos porque los fabricantes reciben «injustos» subsidios que hacen que puedan vender a precios más bajos que los fabricados en la UE, ahora es el gigante asiático el que da un ... paso al frente y anuncia una investigación antidumping sobre la importación de carne de cerdo y sus subproductos originarios de la UE.
La noticia se intuía desde el principio, pero no por eso deja de ser preocupante para el conjunto del sector agrario. Hay que recordar que durante el ejercicio 2023, España exportó a China 560.488 toneladas de carne y elaborados de porcino por un valor de 1.223 millones de euros. El pasado año el sector superó por primera vez la barrera de los 9.000 millones de euros en sus exportaciones.
Castilla y León, cuyo volumen de exportación ascendió en 2023 a 120.291 toneladas, el 4,4% del total nacional, es la quinta región exportadora.
Esta investigación antidumping durará «cerca de un año», confirman desde la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (Interporc), por lo que entienden que hay «mucho tiempo para que la UE y China lleguen a acuerdos».
El sector porcino de capa blanca, que se ha reunido con el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, comparte las declaraciones efectuadas por el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas en el sentido de que «las guerras comerciales no son buenas para nadie», al tiempo que han recordado que toda la cadena de porcino y las asociaciones de la industria cárnica a la que representa, manifiesta «su deseo de que se mantenga esta buena sintonía en las relaciones».
De igual modo, han subrayado que las relaciones comerciales se realizan «con absoluta transparencia», y por ello las empresas porcinas españolas colaborarán «aportando toda la información que soliciten las autoridades chinas».
A dos velocidades
José María Castilla, director de la oficina de Asaja Bruselas ante la Unión Europea, lamentó el hecho de que «parece que la Unión Europea va a dos velocidades, una para ciertos países y sectores que intenta proteger, y otros que no interesan, como la agricultura y la ganadería y que muchas veces utiliza como moneda de cambio», para referirse así a la situación actual.
Castilla va más a allá y plantea sus «dudas» sobre lo que pueda ocurrir no solo con el porcino, sino también con el sector lácteo, el aceite de oliva o el coñac francés y de qué modo puedan sufrir las consecuencias de las represalias chinas.
El representante de Asaja también aprecia que los Estados miembros deben abrir sus propias vías de negociación, «si los gobiernos no hacen bien su trabajo puede ser que los intereses de la agricultura y la ganadería queden menos protegidos» y pone el ejemplo de cómo las ayudas a Aibus se tradujeron en arenceles a la aceituna en las exportaciones a Estados Unidos, «mientras que Italia reaccionó muy bien, a ellos no les aplicaron al aceite de oliva y a nosotros sí, España tiene la responsabilidad de mantener reuniones de manera bilateral».
El agricultor vallisoletano, Antonio Torres, coincide en que «el campo, toda la vida, ha sido moneda de cambio para otras industrias» y en su opinión, la situación actual pone de manifiesto que «España no pinta nada en Europa y al final, al Gobierno le importan poco la agricultores, los países que mandan les importan más los coches».
Reconoce que «la gente joven tenemos ilusión, pero nos la están quitando poco a poco, se puede, pero no hay voluntad de hacer y eso me genera un sentimiento entre pena y resignación».
Aranceles
En el caso de los aranceles, el secretario de UPA Ávila, Ventura González, explica que «cada año se hace una estimación de la necesidad que podemos tener, por ejemplo de cereal, y una vez establecido un mínimo, esas toneladas entran sin aranceles, luego se hacen tramos y se van sumando cuantías».
En el caso de Ucrania, desde poco después de iniciarse la guerra, se retiraron esos aranceles al cereal que desde hace tiempo, el sector agrario mira con recelo pues no ha dejado de entrar mercancía de manera masiva en los puertos españoles que compiten con el precio el producto nacional que, por otra parte, no deja de hundirse. Este mismo lunes, el trigo ha caído seis euros en Salamanca y cotiza a 222 euros/tonealda, mientras que la cebada baja ocho euros y marca en 205 euros/tonelada. González comenta que esto influye también en el PIB «pues mi cereal baja, porque lo podía vender a 250 euros, en vez de a los 205 que cotiza hoy».
González concluye que «jugamos al intercambio de productos y la moneda de cambio son, normalmente, las materias primas».
En el caso de productos de terceros países que entrtan a Europa bajo otros estándarse de producción, comenta que «el problema no le tenemos con lo que nos entra de países como Marruecos, sino que somos nosotros los que nos vamos allí a producir».
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