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Enrique López, agricultor de la localidad abulense de Aldeaseca, siembra remolacha durante la tarde de ayer. El Norte
La remolacha toma un nuevo impulso y superará las 30.000 hectáreas esta campaña

La remolacha toma un nuevo impulso y superará las 30.000 hectáreas esta campaña

El ejercicio anterior la cifra se situó en 24.827 hectáreas y hace dos años se estancó en 15.309

Silvia G. Rojo

Jueves, 18 de abril 2024, 21:13

A pesar de que todavía no se puede dar totalmente por cerrada la campaña remolachera 2023-2024, ya que quedan alrededor de 1.700 hectáreas sin arrancar, los ciclos siguen su curso y la época de siembras manda.

La previsión para el periodo 2024-2025 ... es que el cultivo, por segundo año consecutivo, va a coger un nuevo impulso. Las cifras no serán definitivas hasta que no se cierre el periodo de solicitud de la PAC (Política Agrícola Común), pero ya se puede adelantar que este año se van a superar las 30.000 hectáreas en la región, frente a las 24.827 de la campaña anterior. Por sí solo el dato ya es significativo; cabe recordar que en la campaña 2022-2023, por diversas circunstancias, tan solo se sembraron 15.309 hectáreas.

«La zona de Miranda tiene prácticamente todo sembrado, en algunas zonas de Toro está bastante avanzado y en La Bañeza se está haciendo de manera más escalonada, compatibilizándolo con los arranques», explica Salomé Santos, directora del Área Agrícola de Azucarera.

Sobre la contratación de superficie, confirma que está «prácticamente cerrada» y que el cultivo se encuentra «totalmente recuperado», pues la multinacional espera pasar de las 17.100 hectáreas de 2023 a más de 23.000 el presente ejercicio.

Esas son las hectáreas que molturará en las tres fábricas con las que cuenta en la región, por lo que hay que precisar que unas 5.000 proceden de otras comunidades. «Alrededor de 20.000 hectáreas son de Castilla y León, por lo que vamos a pasar en la región de 15.000 a 20.000, se va a producir un crecimiento en todas las fábricas pero sobre todo en La Bañeza, que va a pasar de 7.500 a 10.500. Es decir, solo esta zona gana 3.000 hectáreas».

Santos matiza que la rentabilidad es el punto de partida que justifica el crecimiento. «Sigue siendo un cultivo muy interesante, pero no es el único factor porque, además de la rentabilidad, muchos buscan la seguridad en los ingresos contra los elementos climáticos, y otro factor es la comodidad, que se les faciliten los servicios».

A pesar de que la PAC ha retrasado la obligatoriedad de rotar, algo que afecta sobre todo a las zonas maiceras, «el agricultor sabe que va a tener que rotar y mejor empezar ya; el maíz no está boyante y en la remolacha estamos haciendo las cosas bien», concluye.

Las siembras, en abril

Si las lluvias han condicionado la campaña de arranques, siguen siendo decisivas en este periodo de siembras. «La meteorología hace que vayamos con más retraso de lo normal», comenta Óscar Olivar, director del Servicio Agronómico y de Cultivos de Acor. «En estos diez últimos días se ha abierto una ventana de trabajo y se ha sembrado mucha superficie, no nos preocupa porque estamos en fechas muy buenas, otros años estaba todo sembrado en marzo y este año un gran porcentaje será en abril».

Olivar confirma que se van a superar las cifras de contratación del año anterior, que se situaron en 10.000 hectáreas, pero también hay que recordar que hace dos años no se alcanzaron las 7.000 debido a los costes de producción, la sequía o las dotaciones a las comunidades de regantes. «Vamos hacia adelante, para nosotros una buena cifra es movernos entre las 10.000 y las 12.000 hectáreas, esa es la horquilla en la que debemos mantenernos por el potencial de la fábrica de Olmedo, que es muy alto».

De Salamanca a La Bañeza: hectáreas pendientes de arrancar debido al agua

. «Muy complicada». Así define Óscar Olivar la campaña 2023-2024, que en el caso de Acor no se puede dar totalmente por cerrada, pues quedan algo menos de 200 hectáreas aún por arrancar debido a que las lluvias han impedido el acceso a las parcelas. «No es la campaña que nos hubiese gustado ni desde el punto de vista agronómico ni desde el industrial. En ocho de los últimos diez años no se había tenido que interrumpir la recepción, pero la diferencia entre este año y el anterior, por ejemplo, es que este, cuando paramos, quedaba pendiente el 25% y el tiempo no vino favorable».

Olivar reconoce que «las máquinas han hecho los arranques en condiciones muy complicadas, los transportistas también han realizado un gran esfuerzo y los técnicos han tenido que improvisar y cambiar la planificación constantemente».

En el caso de Azucarera, la superficie pendiente ronda las 1.500 hectáreas, especialmente en La Bañeza, «sobre todo en Payuelos y algo del Páramo. También quedan en Salamanca tierras muy húmedas en las que hay que esperar para poder entrar, necesitamos algo más de oreo», concreta Salomé Santos.

En el caso de la fábrica de La Bañeza, la única que permanece abierta, «pensábamos terminar de molturar a finales de abril, pero seguro que nos vamos a primeros de mayo, pues las lluvias no permiten arrancar a mayor ritmo y tenemos más producción de la que esperábamos».

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