Secciones
Servicios
Destacamos
A Antonio Torres se le intuye como un hombre reflexivo al que, cuando se le pregunta por los motivos que le llevaron a dejar su trabajo como arquitecto técnico en el mundo de las renovables en favor de la agricultura, resume: «Si tienes un ... trabajo que te llena de ilusión, es donde tienes que estar».
A sus 35 años, atrás ha dejado la escuadra y la regla, al menos de momento, y a día de hoy, esa ilusión la mantiene muy viva en su explotación de secano de Villarmentero de Esgueva (Valladolid), en la que cultiva trigo, cebada, colza, lentejas, garbanzos y vezas.
«Hubo un momento en el que tuve que decidir si me quedaba con el negocio familiar y, a día de hoy, no echo de menos nada de lo anterior, creo que he acertado», asevera satisfecho.
En continua formación en sus tiempos de aparejador y ahora como agricultor, estaba tan convencido de que debía seguir creciendo en ese aspecto que hace ya dos años y medio comenzó los estudios de Ingeniería Agrícola en Valladolid.
Se muestra «contentísimo» con los estudios a distancia que cursa en INEA, ya que «de otra manera sería imposible. Lo único que hacemos de manera presencial son los exámenes».
Completará su formación en un año y medio y aunque en la vida «nunca se sabe», en principio su interés es «aprender más sobre agricultura y poder mejorar. Si me abrirá puertas o no, es algo que no se sabe».
Expectativas
Algo que se oye de manera habitual entre la gente del campo es que este es un negocio en el que «empezar de cero es imposible, tienes que tener una base», pero ese no es motivo para que cada uno genere sus propias expectativas. Así, sobre sus objetivos de futuro y siempre con los pies en el suelo, opina que «si un negocio no puede aspirar a más, mala pinta tiene; eso sí, hay que crecer con cabeza siempre, no se puede crecer empobreciéndose».
De momento, estar su padre y él en la explotación les ha permitido «hacer labores a terceros y también nos hemos complicado más con algún cultivo que en solitario no hubiera podido hacer».
Esta apuesta por la agricultura propició más de un comentario en su entorno. «Me decían que si estaba loco, no entendían cómo una persona formada se va al campo», algo que le lleva a afirmar que «siguen existiendo prejuicios. Hay quien piensa que el que está en el campo es porque no vale para otra cosa, o no tiene a dónde ir. ¡Y es lo contrario! Para estar en el campo no vale cualquiera, tienes que saber muchas cosas, tocar muchos palos y hay algo muy claro: si no te gusta, aquí no tienes futuro». Un futuro que mira con «mucha ilusión» y con el convencimiento de «poder trabajar y crecer aunque a veces es difícil».
Por otra parte, su percepción es que «en ocasiones, los agricultores no estamos bien vistos por la sociedad y eso dificulta bastante». Parte de esa idea negativa puede estar motivada por las ayudas de la Política Agrícola Común (PAC). No está muy de acuerdo «con que se llamen ayudas: son unas indemnizaciones y, por eso, a veces la agricultura está mal vista hoy».
En ese sentido, su queja es la de tantos otros profesionales: «Los gastos de las explotaciones son cada vez mayores y los precios de los productos son los mismos que hace 25 años así que, aunque mire al futuro con ilusión, por lo menos es incierto».
«Hace falta marketing»
El rechazo que en ocasiones genera la labor de los agricultores cree que también está motivado «por el desconocimiento», manifiesta Antonio convencido. «Hace falta marketing, que la gente lo conozca porque cuando esto sucede, te dicen: ‘¡Qué difícil es!’».
Su impresión es que la sociedad, en general, «no conoce el día a día de la gente que nos dedicamos a esto, una vez que eso cambia, le gusta y lo valora».
Precisamente, con el objetivo de luchar contra ese desconocimiento y mostrar cómo se desenvuelve un profesional agrario a diario, Antonio es un habitual de las redes sociales en las que enseña a través de las fotografías, cómo evolucionan sus cultivos, la necesidad de agua o el daño que en ocasiones causa la fauna salvaje.
«Por eso me decido a poner mi día a día, para dar a conocer el mundo agrícola, porque veo que a la gente le gusta y pregunta muchas cosas», relata a través de su propia experiencia.
Incluso, ha hecho sus ‘pinitos’ con un dron con el que en un futuro espera ir a más a la hora de mostrar sus faenas en el campo.
De igual modo, este agricultor también ha optado por vivir en el medio rural. No siempre sucede lo mismo y parte del año lo pasa en el vecino pueblo de Renedo desde donde se traslada cada día a trabajar a Villarmentero. «Allí estoy los meses de verano, tres o cuatro al año».
La conversación con Antonio no deja pasar por alto cuestiones que considera importantes y que de una manera u otra afectan a su trabajo. «No tiene ninguna lógica que prohíban materias activadas para poder emplear en nuestros cultivos y luego importemos productos con esas materias», algo que se podría considerar como competencia desleal.
En ese afán por dar visibilidad al campo, también quiere que se siembre el mensaje de que «en España tenemos unos alimentos sanos, seguros y baratos».
Por la parte que le toca, Antonio asume «la tremenda responsabilidad de intentar mejorar nuestras prácticas, ser más eficientes para garantizar alimentos a una población en crecimiento, pero al mismo tiempo, cuidar aún más nuestros suelos y el medio ambiente», para lo que «necesitamos el apoyo del consumidor, de aquel que decide qué producto comprar en el súper, que muchas veces por desconocimiento o falta de tiempo compra productos importados sin estar sometidos a las exigencias nacionales. Necesitamos ese apoyo porque no lo podemos hacer solos».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Los Reyes, en el estand de Cantabria en Fitur
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.