El familiar soniquete de las cotizaciones agropecuarias

Las lonjas o mercados en origen de productos agropecuarios, tienen algunas diferencias, aunque se pueden definir de forma conjunta. Así lo hace el Ministerio de Agricultura, que establece que son centros de información y contratación localizados en zonas de producción. Entre sus objetivos se encuentra orientar a agricultores y productores en los precios de mercado, así como facilitar a los comercializadores sus compras, pudiendo poner a su disposición un conjunto de instalaciones y servicios.

Son funciones de gran relevancia que, debido a la evolución del modelo productivo, de las tecnologías de la información y de las propias cadenas de alimentos, han desarrollado distintos tipos de lonjas. Así han aparecido los mercados virtuales de productos en origen a través de plataformas ‘on-line’, los sistemas de indexación de precios de diferentes tipos de leche, los mercados de futuro de cada vez más productos, etc.

La realidad es que el mercado ha cambiado mucho y en la mayoría de los casos las cotizaciones agropecuarias ya no están condicionadas solo por la oferta y demanda localizada y próxima. Buena parte de las grandes producciones son commodities que responden a factores de producción, de estocaje, de demanda y de otros elementos más o menos especulativos, pero de carácter global.

Por ello, en un mercado moderno y globalizado ya no basta con saber cómo evoluciona el precio en una u otra lonja. Es necesario poder analizar o, al menos contar con los análisis de expertos, que muestren las tendencias globales para estimar con más o menos acierto cómo pueden variar las cotizaciones en el corto y medio plazo, y así poder tomar decisiones de venta o de almacenaje; incluso a largo, para valorar las inversiones y decisiones de siembra, entre otras cuestiones.

Hay que recordar que todavía tiene vigencia la teoría de King, prestigioso economista inglés del siglo XVII, que afirmaba que los precios agrarios reaccionan en exceso a los cambios en la oferta, repuntando desproporcionadamente ante disminuciones de la producción, o el efecto contrario cuando aumentan las cosechas. Es cierto que la capacidad de almacenaje actual no es la misma que en el siglo XVII, pero también la potencia productiva de determinadas economías en un mercado global tiene más impacto que los mercados de ciclo corto en siglos pasados.

Por otro lado la enorme y creciente población mundial no permite garantizar un almacenamiento por largos periodos de tiempo. De hecho, está limitado a muy pocos meses en la mayoría de los espacios económicos, por ejemplo en la Unión Europea.

En todo caso, los precios actuales que fijan las lonjas siguen siendo necesarios para validar el cumplimiento de las previsiones y, por tanto, reforzar o reorientar las decisiones de compra-venta. Por ello, seguiremos disfrutando del familiar arrullo de las cotizaciones de nuestros productos más cercanos y leyendo esta amalgama de precios de referencia que ya forman parte relevante de nuestra oferta informativa.