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El sector del ovino de leche de la región se encuentra en plena negociación de sus contratos para el año 2022. Desde la Unión Regional de Cooperativas, Urcacyl, hablan de «desasosiego e incertidumbre» en relación al desarrollo de las conversaciones y aseguran que ... los ganaderos «desconocen» lo que van a cobrar por su leche del mes de enero. Fuentes cooperativas añaden que las negociaciones de los contratos, que desde hace varios años tienen carácter anual, comenzaron hace dos meses con la industria «pero no están poniendo precio al producto, dicen que es por la incertidumbre de 2022 y achacan a la distribución que no les va a subir el precio de los productos».
En Urcacyl insisten en el cumplimiento de la Ley de la Cadena Alimentaria, «trasladándose el incremento de los costes de producción de los ganaderos al siguiente eslabón, la industria. Algo que también es exigible a la distribución, de forma que cada elemento de la cadena de valor soporte el incremento de costes correspondiente hasta llegar a los lineales; de otra manera los ganaderos están condenados a la desaparición y al cierre de sus explotaciones». Salvo en que, de una u otra manera, todos los sectores ganaderos están sufriendo los incrementos de los costes de producción, es bien distinta la realidad del vacuno de leche a la del ovino.
Estas mismas fuentes cooperativas aclaran que el año 2021 tuvo un primer semestre «bueno» y un segundo «malo» como consecuencia del incremento de los costes de producción. «Se ha salvado el año por los seis primeros meses, pero ahora viene el problema si no se sube el precio de la leche». El litro de leche debería subir un 21%, según las cooperativas consultadas: «Hay conversaciones del 4-6%, pero nada concreto».
El número de ganaderos ha caído en el último año un 6%, hasta 1.695, y el precio medio de la leche en octubre en la región (últimos datos oficiales disponibles) se situó en 1,111 euros por litro. El mes con el dato más bajo fue marzo, con 0,857.
Alberto Manzanares, gerente de la Federación Castellano Leonesa de Industrias Lácteas (Lacteacyl), opina que «el problema es muy gordo» y recuerda la prohibición de negociar los precios de manera conjunta. Diferencia entre las empresas grandes o las cooperativas que tienen detrás un número importante de ganaderos y los pequeños elaboradores, por lo que el precio «varía muchísimo de unos a otros».
Subida del 20%
Manzanares sostiene que el precio de la leche de ovino «ha subido más de un 20% en los últimos dos o tres años y la situación de los elaboradores, en la mayoría de los casos queserías, es bastante delicada; repercutir a la distribución es prácticamente inviable». Alerta, además, de otro problema de fondo: «Las explotaciones ganaderas cada año son menos, el trabajo es muy duro y si cada vez hay menos producción, el problema a la larga es muy grande».
Por parte de la distribución, Isabel del Amo, secretaria técnica de Asucyl (Asociación de Empresarios de Supermercados de Castilla y León), considera que en esta negociación entre ganaderos e industria «la distribución poco tiene que decir, la distribución no compra leche», al tiempo que rechaza «que se nos utilice para llegar a acuerdos». Explica que la competencia en la distribución es «muy grande» y que el queso tiene un valor añadido «mucho mayor» que la leche líquida. «La industria aplica las tarifas que considere, es muy libre de hacerlo y trasladarlo a la distribución».
Los datos en relación al sector del ovino de leche en Castilla y León son contundentes, dado que la región produce alrededor de 300 millones de litros de leche cada año, el 60% del total del país. Con esas cifras, tampoco es extraño que el 70% de los quesos de oveja que se elaboran en el territorio nacional tengan como origen esta comunidad autónoma.
Alberto Manzanares, gerente de la Federación Castellano Leonesa de Industrias Lácteas (Lacteacyl), pone el acento en que «a día de hoy, tan solo se exporta el 5% del total de la producción, cuando en el caso del queso manchego se llega al 70%». En este sentido, apunta hacia la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Queso Castellano, que empezará a funcionar plenamente en los próximos meses como una herramienta que contribuirá a que esos datos cambien. «Las posibilidades que va a dar el sello de la IGP son inmensas; puede servir para tener más producción, más ventas y trazabilidad que se apoya en un sello europeo», afirma.
Dentro de esa indicación no solo está la industria, también los ganaderos, a los que se les exige, igualmente, una serie de requisitos para poder estar dentro de esta figura. Y es que esta IGP utiliza como materia prima leche de oveja al 100% procedente de Castilla y León. Precisan que «para poder ser empleada en la elaboración de 'Queso Castellano' debe pasar unos estrictos controles de calidad que nos garantizan un óptimo resultado final». Son quesos con unas características de sabor intenso, amplio, que «llena la boca», y a la vez es equilibrado, «no destacan unos sabores muy por encima de otros».
En la comunidad de Castilla y León existen unas 160 empresas relacionadas con el sector lácteo, que dan empleo a 4.200 personas. El 70% de ellas elaboran quesos, de tal forma que en la comunidad se producen 104.000 toneladas de este alimento, lo que representa el 23% de la producción quesera nacional.
En la región existen cinco figuras de calidad relacionadas con el queso: las IGP Queso Castellano, Queso de Valdeón y Los Beyos; la DOP Queso Zamorano y la MG Queso Arribes de Salamanca, además de la marca de calidad Tierra de Sabor, con 475 quesos o productos lácteos.
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