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Silvia G. Rojo
Viernes, 8 de septiembre 2023, 00:09
Las lluvias, «de las que no nos vamos a quejar», dice Javier Narváez, coordinador del Servicio Agronómico de Acor, han marcado el inicio de una campaña de girasol que se espera de «rendimientos desiguales».
La Planta de Tratamiento de Aceites y Oleaginosas de Acor ... en Olmedo, ha comenzado a recibir pipa el pasado miércoles a «cuentagotas» y la evolución de la campaña dependerá de las condiciones climatológicas de los próximos días.
«No pasa nada por esta circunstancia», reconoce Narváez, «la apertura que hemos hecho de momento, es de un solo turno y en octubre habrá mañana y tarde, de hecho, si no llueve, la semana que viene se arrancará de manera general».
Y es que en el caso del girasol controlar la humedad es algo fundamental para el agricultor si no quiere que se le penalice en el precio. Cuando se habla de lo que se paga por un tonelada de girasol tipo 9-2-44, se refiere a varias cuestiones. El 9 es el tanto por ciento máximo de humedad permitida, «por encima se penaliza y por debajo se obtiene un plus por lo que la gente tiene mucho cuidado, además es que la labor se hace peor si hay agua», matiza Narváez.
El número 2 tiene que ver con las impurezas y el 44 con el porcentaje de aceite.
Lo que se espera desde este servicio agronómico son unos rendimientos «muy desiguales» y en el recorrido que hace Narváez por el territorio nacional comenta que en Andalucía «los rendimientos han sido muy malos», mientras que en Ciudad Real, Cuenca o Toledo son «algo mejores». En Castilla y León «creemos que van a ser mejores, ese agua de junio vino muy bien y va a mejorar algo el rendimiento». Además, las lluvias de los últimos días «al girasol que esté seco ya no le vale de nada, pero en el norte de Palencia, Burgos o Soria donde va más retrasado y se cosecha en noviembre, este agua viene muy bien, siempre hablando desde la prudencia por lo que pueda suceder hasta entonces».
Por lo tanto, concluye que los rendimientos que se esperan serán «normales tirando a bajos, aunque mejor de lo esperados inicialmente en Ávila, Salamanca y Sur de Valladolid; y buenos, en aquellas zonas más retrasadas».
A pesar de la mejora que se pueda dar en los kilos recolectados, otra cuestión es el precio que «no tendrá nada que ver con el de 2022».
Descenso de superficie
En un mercado globalizado, la pasada campaña estuvo condicionada por la situación de Ucrania y el miedo al desabastecimiento. «Fue duro», reconoce Javier Narváez, pero eso se ha solucionado en los últimos meses con la entrada de mercancía a través del corredor humanitario del Mar Negro, por lo que no ha dejado de entrar pipa.
En cualquier caso, habrá que esperar a que termine la campaña para hablar de precios, desde Acor confirman que «ya se han empezado a formalizar los contratos de compraventa con los socios».
Los consumidores también sufrieron toda esta situación, pero a día de hoy la realidad es otra y el precio del litro de aceite es inferior al que había antes de iniciarse la guerra.
La superficie de girasol en Castilla y León, con 365.531 hectáreas, representa el 47% de toda la superficie sembrada en España, lo que supone un descenso del 6% respecto al pasado año (387.019 ha). Burgos, con 84.682 hectáreas es la provincia con más superficie sembrada.
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