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Silvia G. Rojo
Viernes, 1 de septiembre 2023, 00:27
Los ganaderos de vacuno suman una nueva complicación a su lista de problemas y el avance de la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) se convierte en una causa más de pérdidas económicas, además, sin demasiadas opciones para atajar su expansión.
El primer foco declarado en ... Castilla y León fue en la provincia de Salamanca a primeros del mes de agosto, pero posteriormente se han marcado en rojo puntos como El Barco de Ávila o Zamora. En el caso de esa provincia, según los datos de la Junta de esta misma semana, se contabilizan 152 animales infectados, entre los que se han causado 12 bajas.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha confirmado en su última actualización, casos en Béjar, Alba de Tormes y Guijuelo en la provincia de Salamanca; Arenas de San Pedro, Piedrahíta y Candeleda en Ávila y Fuentesaúco y Bermillo de Sayago, en Zamora. La localización de los focos implica la restricción del movimiento directo para vida (no así para sacrificio) hacia otros Estados miembros de animales bovinos, ovinos y caprinos y en el caso de región se mantienen restringidos los movimientos procedentes de explotaciones ubicadas en las provincias de Ávila, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora.
Esta enfermedad apareció en España por primera vez en noviembre de 2022, por lo que plantea una situación totalmente novedosa.
Se trata de una enfermedad vírica infecciosa no contagiosa cuyo vector de transmisión es el mosquito 'culicoide' y que afecta tanto a rumiantes domésticos como salvajes. De momento, solo se han detectado casos en el ganado vacuno al que puede afectar de manera «moderada y limitante» durante dos semanas y en otras ocasiones, llega a causarle la muerte. Los síntomas febriles son los efectos más evidentes de la afección, que se ve favorecida por la sequía o el calor.
Desde el Colegio Oficial de Veterinarios Nicolás Urbani, veterinario de entidades cinegéticas de ámbito nacional y autonómico y especialista en fauna silvestre, deja claro como punto de partida que se trata de una enfermedad que «no es transmisible al ser humano».
Procedente del norte de África, la expansión ha llegado a Castilla la Mancha, Extremadura, Madrid, Andalucía o Castilla y León.
Urbani intuye que «más pronto que tarde, estará en toda la geografía» e insiste en que «todos los rumiantes son susceptibles de padecerla», en el caso de la fauna silvestre tanto ciervos, como gamos o corzos, aunque de momento, solo se han dado casos en ciervos.
Pocas opciones para combatirla
A la hora de combatirla las opciones no son muchas, «es algo nuevo y hay que investigar y conocer más detalles» y aunque ya hay laboratorios que están trabajando en vacunas «en el caso de los rumiantes silvestres esto se complica más, es más difícil el manejo salvo en los cercados». Las recomendaciones para combatirla pasan por «mejorar la alimentación para que mejore el sistema inmune, utilizar complementos vitamínicos y productos de origen vegetal que algo repelen a este tipo de insectos». En concreto se refiere a productos que incluyen el ajo entre sus componentes pues como matiza, «hay medidas paliativas, pero no una solución para la situación».
Mantener las cuadras y estercoleros desinfectados y secos es clave también para evitar exceso de carga viral, además de los medios de transporte e instalaciones mediante insecticidas y repelentes.
Urbani comprende la preocupación entre el sector ganadero ya que lleva aparejado pérdidas económicas, pero hace una llamada a la «calma» y a no generar alarma aunque «hay que estar alerta para detectar los casos» de esta enfermedad de declaración obligatoria.
Abortos, infertilidad, pérdida de peso en los animales y fallecimiento en muchos casos, son algunos de los efectos que la enfermedad hemorrágica epizoótica tiene en la cabaña. Así lo detallan desde la Asociación Ganaderos Unidos Castilla y León que a través de un comunicado califican como «auténtica pesadilla» la situación en la que se ven inmersos.
Además recuerdan que no existen indemnizaciones para todos esos perjuicios «que ni siquiera están cubiertas por seguros ni tratándose como su buen nombre indica de una enfermedad lo que causará pérdidas incalculables en muchas explotaciones».
La organización agraria UPA ha pedido un plan que aborde el problema con medidas de apoyo a los ganaderos y que la enfermedad se califique de saneamiento ganadero, con el fin de que los ganaderos puedan optar a ayudas para hacer frente a la infección.
Por su parte, COAG reclama un plan de control que recoja información detallada de la enfermedad, un estudio de la posible evolución de su propagación futura y otro estudio de impacto real sobre la ganadería de bovino. Además de recopilar tasas de mortalidad, abortos, pérdidas indirectas como afecciones a la vitalidad del rebaño, gastos veterinarios y de productos insecticidas e impacto de limitaciones a las exportaciones.
Por último, Asaja Salamanca ha lamentado la falta de información «veraz» por parte de la Junta de Castilla y León que mantiene incertidumbre entre los ganaderos que tienen que hacer frente a esta enfermedad.
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