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Hay quien, en ocasiones, plantea una dicotomía entre tradición e innovación como si ambos conceptos no pudieran convivir e, incluso, darse la mano. Porque se la dan; son un matrimonio bien avenido, como prueban empresas agroalimentarias de Castilla y León como las reunidas en la ... jornada, organizada por El Norte de Castilla, titulada 'Innovación en el campo de Castilla y León', que contó con el patrocinio de CaixaBank y la colaboración de Patatas Meléndez, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rueda y la Junta de Castilla y León, a través del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl).
«Hay que desterrar la idea equivocada de que la innovación nos aleja de la tradición. No son conceptos reñidos, sino al contrario: la innovación nos acerca a mantener los elementos más tradicionales de nuestra cultura y al producto que originalmente se vendía», considera Ana Belén Martín Diana, jefa de Área de Innovación y Optimización de Procesos de Itacyl, instituto tecnológico que colabora con empresas de la región en sus intentos de ganar valor y ser más competitivos y resilientes. Un ejemplo claro es el de los alimentos, cuya calidad y sabor enaltece la tecnología.
En esta línea, Patatas Meléndez, con la fábrica 4.0 que inauguró el año pasado en Medina del Campo, ha apostado fuertemente por la tecnología, con el fin de elevar «los estándares de calidad que exigen el mercado y el consumidor», según explicó Mónica Díez, directora de Marketing y RRPP Externas de la empresa. Así, Patatas Meléndez, entre otras decisiones, ha apostado por monitorizar en tiempo real todo su proceso productivo, además de incorporar, entre otras, tecnología robótica que le ha permitido incrementar su capacidad logística en un 700%.
En opinión de Díez, «la digitalización en el campo ha llegado más tarde que en otros sectores, pero es una realidad que ayuda a ser más eficientes y predictivos y estar a la vanguardia de lo que ya tenemos encima», una creencia que hizo asentir a otros asistentes al foro. Sin embargo, no es en el campo en el único lugar en el que Patatas Meléndez ha optado por innovar, dado que también lo ha hecho en el marketing, con el objetivo de construir una marca relevante para el consumidor».
Con ese afán de elevar el reconocimiento de sus producciones trabajan en El Bierzo desde la década de los años 90, mediante los siete sellos exclusivos de calidad y los quince existentes en la comarca. «Esa fue la primera innovación que conocimos aquí: la diferenciación. Nuestra zona es muy concreta, tiene unas limitaciones grográticas y para nosotros innovar ha sido sinónimo de subsistir», aseveró Pablo Linares, director gerente de Alimentos de Calidad del Bierzo. «Itacyl es fundamental para nosotros. Nos dota de unas herramientas sin las cuales no podríamos seguir mejorando el producto», confesó Linares, una relevancia reseñada también por Iván Rodríguez, director general de Mar Adentro y Grupo la Alondra, para quien «caminar de la mano de Itacyl es un lujo». Este apoyo, en su caso, ha servido «para crear un marisco único en el mundo, que no existe en el mercado», merced a un proyecto empresarial que está «continuamente dándole vueltas a la evolución de la pescadería tradicional, buscando evolucionar hacia lo que pide el consumidor»: un producto más perecedero y pequeño.
Esta adaptación a las demandas de los clientes, en otro sector muy tradicional como es el de los productos ibéricos, ha estado en la matriz de Guijuelo Gourmet desde que nació hace diez años. «Nuestro camino está marcado por la internacionalización y por la innovación. Cuando empezamos, entendimos que teníamos que recurrir a otras vías para recorrer el camino que otras empresas en generaciones», reconoce el socio fundador Eduardo Marcos. A su modo de ver, «innovar también es trabajar en el cuidado de las pequeñas cosas, y no solo tener la máquinas más grandes». Y así, y escuchando al cliente, la firma chacinera ha llegado a más de 25 países, en los que comercializa productos como la costilla, la presa o la chuleta, en los que son «punteros».
En el mundo vitivinícola nuestra región alumbró en los años 80 la Denominación de Origen Rueda, que acapara el 40% de la cuota de mercado del vino blanco español. Su reconocimiento a nivel mundial hoy se acompaña de su consolidación en la alta gastronomía, de nuevo, gracias a la diferenciación. «El consumidor la está percibiendo: estamos vendiendo vinos de más calidad», afirma Carlos Yllera, presidente del CRDO Rueda.
Para Yllera, «la innovación es el propio producto», y no es algo nuevo, sino que «desde los orígenes del cultivo ha existido innovación en el proceso de creación de los vinos», a los que siempre se le suman nuevas investigaciones, por ejemplo, sobre el uso de diferentes tipos de uva, un I+D+i que da vida y que refuerza al sector agroalimentario de Castilla y León.
Patatas Meléndez se ha posicionado en el mercado «de manera diferente»; a nivel de imagen, aprovechando su relación y su alianza con el chef Martín Berasategui. Esta posición se ha reforzado también con «innovaciones en variedades mejoradas, en productos convenientes desde el punto de vista saludable, fáciles de preparar o en formatos sostenibles», expuso en la jornada de El Norte Mónica Díez, directora de Marketing y RRPP Externas. No en vano, la empresa está «invirtiendo mucho en investigación» de todo tipo, tanto sobre el producto como sobre los comportamientos del mercado, partiendo de dos «ventajas competitivas»: su fábrica 4.0 de Medina del Campo, que eleva sus estándares de calidad, y su proyecto Meléndez X Origen, con el que se sumerge «en los desafíos de nuestra agricultura en el siglo XXI».
La Denominación de Origen Rueda se encuentra estabilizada, a pesar del déficit de cultura del vino de las nuevas generaciones, y sigue incrementando sus volúmenes de ventas. Sus bodegas llevan a cabo estudios que buscan una mayor calidad, aunque sin olvidar sus raíces. «Nuestros vinos no olvidan la tradición», apela Carlos Yllera, su presidente, que destaca, entre otras investigaciones, las que se hacen sobre las variedades de uva. Con todo, las Rutas del Vino promovidas por su Denominación de Origen son otra forma de innovar y de acercar al público a su cultura «y engloban muchas cosas: restaurantes, hoteles, centros culturales o museos», que reúnen a un público variado (sobre todo familiar) en las bodegas, «que se abren para que la gente conozca cómo se elaboran los vinos».
En Castilla y León hay un marisco «único, que no existe en el mundo». Aunque parezca sorprendente, así es, y todo gracias a la técnica de muerte dulce que aplica Mar Adentro y Grupo la Alondra, que ha convertido la empresa en un centro de I+D+i en productos del mar. «Detectamos las carencias del mercado, como la falta de producto cuando lo necesitábamos, y gracias a la investigación y a técnicas avanzadas hemos conseguido una calidad que se acerca mucho a la del marisco que sale del mar», explica su CEO, Iván Rodríguez. Este producto tiene otro sabor y otra textura respecto a otras técnicas, además de tener una durabilidad más amplia de lo habitual. «Nos dura dos años, tiene un precio estable y puede estar doce meses en el congelador, que en diez minutos está preparado sin perder calidad», expone Rodríguez.
En Alimentos de Calidad del Bierzo saben que aunque uno tenga un buen producto necesita, además, ser capaz de posicionarse bien en el mercado. Así lo reconoce Pablo Linares, su director gerente, que percibe que sus productos son «apreciados y una de las primeras opciones de compra del consumidor», aunque considera que los esfuerzos han de seguir para mantenerse resilientes y ser capaces de conservar ese prestigio. Así, de la mano de Itacyl, Alimentos de Calidad del Bierzo están acercando las frutas de la comarca al consumidor a través del neuromarketing, buscando «apelar a los recuerdos que puedan tener de esos productos cuando los consuman», realizando catas y encuestas que puedan favorecer la potenciación de diferentes aspectos de los productos que sus empresas comercializan.
Su entrada en el mercado de la carne ibérica, reciente en comparación con otras empresas con tradición, llevó a Guijuelo Gourmet a optar por una estrategia diferente, a innovar dentro del proceso comercial abriéndose, por ejemplo, a países que suenan remotos como Macedonia o Chipre, alcanzando un 40% de exportaciones. «La base es tener un buen producto», clarifica su socio fundador, Eduardo Marcos, que si bien concreta que en su empresa están trabajando «en la mejora del producto y de su vida útil», el origen es importante. La empresa radicada en Guijuelo trabaja con e-commerce o con la multicanalidad, «aspectos muy interesantes» del mercado, al tiempo que se diferencian, por ejemplo, con su envasado y ultracongelado en papel, de manera dosificada y sin tocar el producto.
Ana Belén Martín Diana, jefa de Área de Innovación y Optimización de Procesos de Itacyl, tiene claro que innovar es como invertir en Bolsa: «Si no inviertes, no ganas». Martín Diana considera que las empresas deben apoyarse en la innovación para ser más resilientes, y que deben aprovechar también la ayuda de las administraciones: «Acompañamos a la empresa en todas las fases hacia sus objetivos. Unos quieren llegar muy lejos, otros ser muy sostenibles, otros desarrollar un producto muy gourmet...». No hay dos iguales, pero sí una tecnología, de la que dispone Itacyl, y unos conocimientos «que pueden potenciar a las empresas», ya lleguen a sus instalaciones con una idea predefinida o abiertas a expandirse a través de las líneas de ayudas que el Instituto Tecnológico Agrario les ofrece para acercarse a sus objetivos.
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