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Un año muy complicado, marcado por las escasas precipitaciones y las altas temperaturas, que ha provocado una vendimia adelantada con respecto a la media histórica en la Denominación de Origen Ribera del Duero. El viticultor, Nacho Rincón, desvela cómo ha sido esta difícil campaña con ... unas circunstancias «muy complicadas», pero en la que se ha demostrado que el terruño «ha sabido comportarse y estar a la altura».
De momento, según los datos oficiales del Consejo Regulador, en la zona de calidad se han recogido más de 90 millones de kilos de uva, con 212 bodegas recibiendo todavía el fruto y 77 que han dado por terminada la campaña. La vendimia comenzó de forma oficial el pasado 30 de agosto y se prevé como la más larga de los 40 años de historia de la DO, debido a la variedad de condiciones de maduración marcadas por la diversidad de suelo y altitud.
Nacho Rincón ha dado por finalizada en septiembre la campaña de vendimia 2022 en sus viñedos situados en la localidad burgalesa de Moradillo de Roa. Una recolección que ha ido detallando a través de sus redes sociales, en las que cuenta con más de 21.000 seguidores. «Ha sido una locura, el récord este domingo con más de 430.000 visitas y, durante toda la vendimia, mucha gente planteando preguntas, pidiendo consejos, aportando su opinión e interactuando. Es importante dar esa difusión a nuestro trabajo en el campo, que se conozca, hay que dar ese salto para poner en valor la viña y nuestra tierra», detalla.
Condiciones
Acompañado de imágenes de lo que ha sido su vendimia, Rincón confiesa que ha sido un año «muy complicado», en el que ha habido mucha preocupación ante la sequía y las reiteradas olas de calor. «Para que te hagas una idea, en el año de ciclo de la vid, de octubre de 2021 a octubre de 2022, en Moradillo, según marca la estación meteorológica situada en el viñedo, cayeron 403 litros, cuando lo habitual es tener una media de 600 o 650», detalla el viticultor. Entrando más al detalle, cuenta que en abril se registraron 151 litros de precipitaciones que acompañado con la subida de las temperaturas hicieron que «la planta brotara y se desarrollara súper rápido».
Al respecto, confiesa que «parecía que venía un año increíble», algo que se frenó por la caída de apenas 100 litros entre mayo y septiembre, sumado a unas temperaturas récord con días de más de 42 grados. «Sequía, olas de calor, ha sido un año muy jodido, pero he de decir que el viñedo se ha comportado muy bien. Creo que la clave ha sido el terruño». En esta línea, explica que sus parcelas están situadas en el Páramo de Corcos, en un suelo de guijarro que «drena bien», con una capa de arcilla que hace que retenga el agua. «El viñedo más viejo, cuyas raíces están más desarrolladas, no ha tenido ningún problema para recoger el agua. Sí ha sufrido bastante el viñedo más joven, pero lo hemos ayudado con riego». La uva que, en el plano general de la DO, debido a las condiciones del ciclo está registrando una alta graduación.
Con todas las parcelas vendimiadas, el viticultor, que suministra uva a algunas de las bodegas más destacadas de Ribera del Duero, piensa ya en comenzar un nuevo ciclo en sus viñedos. Unos trabajos que, según confirma, seguirá «narrando» a través de las redes sociales.
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