Secciones
Servicios
Destacamos
El campo afronta la segunda campaña de recolección marcada por la covid–19 con una situación distinta a la de hace un año dada la experiencia adquirida en este sentido, pero también porque el número de personas vacunadas es importante. Aún así, el virus sigue ... estando muy presente.
«El Ministerio de Sanidad, en colaboración con las Comunidades Autónomas, ha actualizado la guía que recoge recomendaciones y medidas para garantizar la protección de la salud de las personas trabajadoras frente a la exposición al coronavirus en las explotaciones agrícolas que vayan a contratar a temporeros y en los alojamientos que se les proporcione», explica Sonia González Romo, técnico de Asaja Castilla y León. El texto (actualizado a 31 de mayo de 2021) está en continua revisión en función de la evolución de los contagios, sin olvidar que en Castilla y León «son también de aplicación una serie de medidas específicas aprobadas por la Junta (actualizadas y publicadas en el BOCYL del 7 de mayo de 2021)».
A partir de estas pautas marcadas por las autoridades, cada explotación agropecuaria debe incluir en un Plan Específico de Contingencia la evaluación de riesgos frente al coronavirus.
Son varias las novedades que se han incluido este año con respecto a la normativa que regulaba la campaña anterior, una de ellas tienen que ver con el transporte. «Además de las medidas ya previstas en 2020 (distancias, mascarillas, limpieza de vehículos) este año se especifica que en cualquier medio de transporte cerrado se garantizará la entrada permanente de aire exterior, eliminando en todo caso la posibilidad de recirculación de aire en el habitáculo», matizan desde Asaja.
En el caso de que se produzca un contacto de un positivo, «el trabajador no deberá acudir al puesto de trabajo si ha sido contacto estrecho con otra persona que ha dado positivo en covid si ha estado en el mismo lugar que un caso positivo a una distancia menor de 2 metros y durante un tiempo total acumulado de más de 15 minutos en 24 horas sin utilizar las medidas de protección adecuadas».
En cuanto a la corresponsabilidad, dice González Romo que «se subraya que las personas físicas o jurídicas titulares de explotaciones agrarias que contraten o subcontraten con empresas de servicios, o las empresas de trabajo temporal, deberán vigilar que las mismas cumplan todas las disposiciones anteriores y serán corresponsables de su inobservancia».
Precisamente, ese es el trabajo de Marina Merino de la Fuente, de la empresa Conteca Consultoría Agrícola S. L., introducir en todos los procedimientos la normativa que haya que cumplir y vigilar que se está llevando a cabo en el campo. Las empresas con las que trabaja están certificadas en Globalgap, una certificación que recoge un conjunto de normas para las buenas prácticas agrícolas, incluido todo lo relacionado con la covid.
«La campaña pasada trabajamos con 200 temporeros y no tuvimos ningún problema», y añade que «este año, antes de comenzar a trabajar ,todos han recibido una formación» en la que se aborda desde el uso de la mascarilla, los desinfectantes o la prohibición de compartir botellas.
En la actualidad, la normativa va más allá y a los productores a la hora de vender se les exige la certificación Grasp, buenas prácticas no solo en productos, también en salud, seguridad y bienestar del trabajador.
De junio a septiembre
Por los campos de la Comunidad se mueven a lo largo del año en las diferentes campañas agrícolas alrededor de 10.000 temporeros, siendo el periodo de mayor concentración el que va de junio a septiembre, con la recogida de la patata, uva o plantón de fresa como estrellas. Solo el pasado mes de junio, se firmaron 5.552 contratos temporales agrarios. La provincia que registró mayor número fue Valladolid con 1.900, seguida de Burgos con 1.034.
Javier calderón, dtor. inspección trabajo
Salvando la excepcionalidad que supuso la campaña del año pasado, «cada vez cuesta más encontrar mano de obra, antes había campañas que las hacían los estudiantes, y ya lo del año pasado fue increíble», indica Roberto Gómez, de la empresa Grufesa, asentada en la localidad abulense de Cabezas de Alambre y dedicada al plantón de fresa.
En este negocio la parte más fuerte llega en el mes de octubre cuando hay que seleccionar la planta y requieren de la mano de obra de entre 300 y 400 personas. «Son 22 o 23 días reales de trabajo intenso, tenemos una base de trabajadores que llevan muchos años con nosotros, es mucha gente de la zona y extranjeros que ya tienen documento de identidad español». De hecho, ponen autobuses a disposición de los trabajadores que parten cada día de localidades como Medina del Campo, Ávila, Arévalo o Peñaranda.
Erick Zavala llegó hace dos años a Don Benito, Badajoz, y atrás dejó su oficio de taxista para emprender una nueva vida que, de momento, le ha conducido a las labores agrícolas. «Estaré en Castilla y León durante el tiempo que haya trabajo, calculan unos tres o cuatro meses, ahora recogiendo patatas, pero también iré a la vendimia y a las cebollas».
A las 6:30 horas comienza su jornada y, desentendiendo del día, a las 12:00 o 13:00 horas paran hasta el día siguiente. Explica que la residencia «la tenemos en Nava del Rey y a cada grupo nos han asignado un lugar, siempre los mismos».
Reconoce que el año pasado fue complicado encontrar trabajo, de hecho, él no lo consiguió. «Yo estoy contento cuando estoy trabajando», comenta este temporero natural de Honduras que a sus 50 años ha emprendido esta nueva vida con su mujer y sus dos hijas. En relación a la covid-19, asegura que «hemos recibido charlas antes de empezar a trabajar sobre las medidas que debemos cumplir». Es nuevo en estas tierras y estima que cobrará unos 45 euros diarios por su trabajo.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.