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A pesar de que hace dos décadas eran unos perfectos desconocidos en la región, la irrupción del cambio climático y la búsqueda de variedades que propicien una mejor adaptación al terreno, han generado un crecimiento gradual en el número de agricultores que apuestan por las plantaciones de frutos secos. Ese aumento se ha centralizado en almendros, pistachos y, en menor medida, nogales.
Unos cultivos que tienen un gran potencial de crecimiento y que consiguen generar un alto valor económico, siempre que se gestionen de forma eficiente. Así se puso de manifiesto en las Jornadas Informativos sobre frutos secos en Castilla y León, celebradas ayer dentro de la programación de la Feria Agraria 2025, organizadas por la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). «Se han dado a conocer experiencias de éxito en el cultivo de almendros y pistachos, y también se ha incidido en el cultivo de nogales o nueces pecanas, una buena alternativa menos conocida, pero con una gran potencial en la región, según los especialistas», ha detallado el presidente de UPA, Aurelio González.
En esta línea ha apuntado que, en la actualidad, en Castilla y León hay una superficie de 3.800 hectáreas de almendros, situadas especialmente en Valladolid, Salamanca y Zamora. Le sigue el pistacho con alrededor de 2.800 hectáreas, sobre todo en Valladolid y Zamora. En lo que se refiere a las nueces, hay 1.200 hectáreas en Burgos y Valladolid. «Nos han hecho especial hincapié en la nueces pecanas, es similar a la nuez, pero es un cultivo más duro, más rústico y con muchas posibilidades de desarrollo incluso en secano», incide González.
Desde su experiencia, explica que también los pistachos y almendros tienen un alto potencial de crecimiento, argumentando que «antes se pensaba que sólo se podían pone en la parte sur de la región, pero ya hay en el norte, el cambio climático se está notando, hay almendros en intensivo que están funcionando en esas zonas». Al respecto, añade que hay muchas posibilidades de futuro. «Tenemos mucho por dónde crecer, buen suelo y agua para riego. Por lo tanto, más potencial que nadie, hay que tener en cuenta, además, que aunque sea en intensivo, necesita mucho menos agua que el regadío al que estamos acostumbrados», indica González.
Alrededor de un centenar de agricultores participaron en estas jornadas, donde se apostó por el conocimiento y experiencia de diferentes cultivos de frutos secos con la participación de técnicos que abordaron cuestiones básicas a nivel agronómico, como manejo, abonado, fertilización, gestión de plagas y tratamientos. El objetivo del programa era trasladar al sector los pros y contras de los frutos secos donde «es necesario ser eficiente y que puede tener un alto valor económico».
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