Buenas expectativas para la campaña de ajo, pendiente de la competencia china

«El cultivo va bien, se sembró a tiempo y no ha habido problemas», explica Óscar Cuéllar, en representación de la Marca Colectiva Ajo de Vallelado.

Siempre mirando al cielo, «ahora mismo, el cultivo se ha desarrollado de manera normal, veremos si no viene alguna ola de calor y se adelanta».

Otra de las zonas de tradición en la producción de ajos es la provincia de Zamora, con localidades como Cuelgamures como referencia. Daniel Bartolomé, representante de la empresa Ajos Cuelgamures, habla también de una producción «de muchísima calidad» pues «el ajo se ha desarrollado muy bien, enraizó muy bien y no ha tenido ningún problema».

Óscar Cuéllar calcula producciones estándares de 10 o 12 toneladas por hectárea, «aunque todo es relativo porque llegan siete días de calor, se adelantan y se produce una merma».

En cuanto al ajo blanco de Vallelado dice Óscar Cuéllar que esta variedad «es la última zona de España donde se cultiva» y que la principal salida, además de la propia región, es Asturias, Madrid, una parte de Galicia, Francia e Italia, una país este último, deficitario en cuanto a producción, de ahí que necesite importar.

Pero sin duda, el gran competidor es el ajo procedente de China, «es este país el que maneja los vaivenes de la comercialización, el año pasado por la pandemia no pudieron sacar todo el ajo almacenado y eso lo aprovechó el ajo español», indica Bartolomé, «este año hay mas superficie en España, pero se espera un buen precio porque las cámaras están vacías».

La campaña pasada comenzó con un precio de entre 0,90 y un euro y en julio subió hasta 1,30 euros. Óscar Cuéllar coincide en que los dos mayores problemas a los que se enfrenta el sector del ajo son: «por un lado las importaciones chinas, con un ajo más barato que el europeo y por otro, en la UE exigen muchísimos estándares de calidad, han desaparecido algunas materias activas casi imprescindibles, que en otros países están autorizadas, eso es una competencia desleal a la hora de producir».

Por otra parte, «es un producto muy costoso de producir, son 10.000 euros por hectárea de inversión y hay que hilar muy fino», aprecia el representante de Cuelgamures. El coste se dispara debido al precio de la semilla o la mano de obra para la recolección que se realiza a mano y hace necesario mucho personal.

Parece que esa mano de obra tampoco será un problema este año, «en Castilla y León, sobre todo, es la gente de los países del Este la que realiza la tarea, hay gente con la que llevamos varios años trabajando», explica Daniel Bartolomé.

Otra fecha de referencia para el sector del ajo zamorano es la Feria de San Pedro, donde antiguamente se daba salida a toda la producción como complemento a la agricultura de la zona, «se hacían las ristras y era un complemento para las familias que cultivaban cereal o remolacha, ahora se ha profesionalizado».