Borrar
Las diez noticias imprescindibles de Burgos este lunes 20 de enero
Turistas extranjeros en una terraza de Benidorm. MANUEL LORENZO / EFE
El año en que el turismo hizo crack

El año en que el turismo hizo crack

Con la peor cifra de visitantes extranjeros en la primera mitad del año, el gasto de los propios españoles cubre los huecos de un sector que intenta salvar las restricciones de países como Reino Unido y Alemania

Domingo, 8 de agosto 2021, 00:32

Las vacaciones ya no son lo que eran. Antes, en esa era anterior al covid que seguimos entendiendo como «la normalidad», uno organizaba o contrataba su viaje y ya solo se preocupaba de consultar la predicción meteorológica, por si acaso alguna borrasca inoportuna le chafaba ... la estancia. Al fin y al cabo, en eso ha consistido siempre el veraneo, en cancelar por unas semanas las inquietudes del resto del año y dedicarse exclusivamente a disfrutar. Hoy, en cambio, comprometerse a un viaje tiene algo de tortura cotidiana porque a partir de ahí uno ha de andar pendiente de mil variables, que se complican cuanto más ambicioso es el plan: que si los índices epidemiológicos, que si el certificado digital, que si el formulario de control sanitario, que si aclararse sobre lo que pasa con los niños y personas no vacunadas, que si el pequeño ha amanecido con fiebre y a lo mejor nos confinan...

Y, por supuesto, no queda más remedio que someterse a los sobresaltos que va repartiendo la ruleta de la fortuna de las autonomías, con su menú de toques de queda, restricciones a la hostelería, exigencias de más mascarilla, limitaciones de las reuniones, suspensiones de eventos. Uno empieza añorando las vacaciones del pasado y acaba echando de menos hasta la serenidad y la certeza de la rutina laboral.

Las cifras

  • 2,2 millones de turistas extranjeros entraron en España en junio. La estimación del Gobierno para el verano es de 17 millones, pero los profesionales del sector creen que la variante delta ha desbaratado esos cálculos.

  • 88,8% de los españoles que van a salir de vacaciones este verano se quedarán en un destino nacional, según el CIS.

  • 566 euros es la previsión media de gasto por persona en las vacaciones, según ObservaTUR. «Antes de la pandemia, la media estaba en 714», apunta su portavoz, Marcos Franco.

Si esto es así a nivel particular, no hace falta conocer a fondo el mercado turístico para entender que estamos en un verano de confusión. A la gente del sector le gusta decir que trabaja en un entorno VUCA (un concepto acuñado por el ejército estadounidense a partir de las iniciales en inglés de «volátil, incierto, complejo y ambiguo»), pero este año hay algunos que recurren a otras siglas más castizas para analizar la marcha del sector: «¿Que cómo vamos a acabar el verano? NPI», se encoge de hombros un hotelero.

En el turismo español chocan dos cifras de récord en pocos meses: una por arriba, 2019, cuando entraron en España más de 83 millones de turistas, y otra por abajo, el primer semestre de 2021, cuando las visitas se hundieron hasta los 5,4 millones, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto representa la mitad que en el mismo periodo del primer año de pandemia (10 millones hasta junio y otros 9 en el segundo semestre). De los que venían hasta la aparición del coronavirus, 30 millones de turistas se han esfumado.

El sector sigue sumido en «una situación de práctica hibernación», tal como la describe la patronal Exceltur. Pero a partir de junio se empezó a notar la reactivación de los mercados francés y alemán, con la llegada de 2.215.710 de turistas. Además el 1 de julio debutó el certificado verde digital de la UE y esta semana Reino Unido anunció que sus ciudadanos que regresen de España estas vacaciones siguen sin tener que hacer cuarentena. A esos impulsos hay que sumar, por supuesto, millones de españoles con muchas ganas de viajar y muy pocas de jugársela con salidas al extranjero: Exceltur tiene claro que «una parte relevante» de los más de 9.000 millones de euros que los turistas españoles dejaban cada verano en otros países se va a quedar esta vez en el nuestro.

XOÁN REY / EFE

«El hecho de que siete de cada diez españoles tengan decidido viajar es muy significativo, y están yendo a destinos nacionales: solo en torno al 8% tienen intención de salir de España, y casi exclusivamente a países de Europa. Los viajes de larga distancia se han vuelto residuales. El coche sigue siendo la opción más elegida, como el año pasado, aunque se aprecia una recuperación paulatina del transporte aéreo», repasa Marcos Franco, portavoz del Observatorio Nacional de Turismo Emisor, ObservaTUR. El peso de los desplazamientos nacionales (en viajes muchas veces «autoorganizados», como los llaman los expertos, y por tanto más difíciles de computar) y los bandazos en los requisitos para los visitantes extranjeros han dado lugar a un anómalo paisaje turístico, que se ve con matices diferentes según desde qué punto se mire.

«Hay muchas particularidades. Los de Cala Millor te dicen que no tienen nada que ver con los de Alcúdia porque, pese a estar al lado, unos trabajan con el mercado inglés y otros con el alemán», puntualiza Ramón Estalella, secretario general de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), que también destaca que hablamos de una oferta restringida, con «una cuarta parte de los hoteles que no han abierto ni seguramente van a abrir». ¿Su balance sobre la marcha? «La temporada está respondiendo bien en cuanto al mercado español, que se mueve tanto como en 2019 o más. De hecho, están encontrando oportunidades en zonas que antes les estaban vedadas, por los contratos con turoperadores extranjeros: un ejemplo puede ser Formentera, donde antes resultaba prácticamente imposible ir o los precios eran altos. Las zonas donde los españoles siempre han sido mayoría, como la Cornisa Cantábrica, Galicia o el interior, tienen muchos más turistas que otros años». ¿Y qué hay de los extranjeros? «El mercado francés y el italiano están funcionando. Por debajo de su mejor nivel, pero no están sufriendo tanto como el alemán o el británico», comenta Estalella. Otras procedencias, como los países asiáticos, simplemente se han volatilizado: nada de enjambres de japoneses por las Ramblas o fotografiando la Giralda. Según los últimos datos hasta junio de 2021, los turistas vienen principalmente de Francia (20,4%), Reino Unido (16,7%) y Alemania (12,7%).

«Una cuarta parte de los hoteles españoles no han abierto y seguramente no van a abrir»

oferta limitada

Inicio de curso

Muchos extranjeros están deseando venir a España, pero se retraen. Recientemente Alemania catalogó toda España como zona de alto riesgo (y obliga, por tanto, a los no vacunados a cumplir cuarentena a la vuelta), pero los Países Bajos levantaron el 'castigo' y eximieron a sus nacionales de esa medida. Ramón Estalella expone un par de quejas relacionadas con las autoridades de los países vecinos. La primera tiene que ver con la supuesta recomendación francesa de no viajar a España: «Fue un secretario de Estado en una televisión, el Gobierno francés no ha dicho ni mu». La otra tiene un alcance más general: «Desde que se firmó el convenio del pasaporte covid, ningún país europeo puede poner limitaciones a los viajeros que lo tengan. Sí a los no vacunados, pero la gente se hace un lío», recuerda. Es decir, esas cuarentenas a la vuelta de los países de la UE no afectan a todos los turistas, aunque siguen teniendo sus efectos negativos sobre el sector: por ejemplo, inciden en el turismo familiar alemán, ya que los niños no están vacunados y ese periodo de enclaustramiento forzoso podría solaparse con el temprano inicio de curso en algunos 'länder'.

Las agencias de viajes muestran una percepción del verano más negativa, seguramente porque el predominio de los desplazamientos dentro de la Península fomenta esa 'autoorganización' de las vacaciones. «El turismo receptivo, que en un 80% es de sol y playa, está yendo mal. No es 2020, pero nuestros principales mercados son el británico, el alemán y el francés y cada diez días cambia el escenario a la hora de venir. El turismo emisor está en las mismas circunstancias: está habiendo más ventas en comparación con 2020, pero no se llega a un punto que sea rentable. Sí hay demanda interna, sobre todo por destinos como la Cornisa Cantábrica y Atlántica o el turismo rural interior: lugares sin masificar y con áreas de desahogo», explica Rafael Gallego, vicepresidente de la Confederación Española de Agencias de Viajes (CEAV), que añade que ya daban «por descontado» este panorama y que «quizás 2022» se convierta en el ejercicio de la recuperación definitiva.

Este, en cambio, habrá que etiquetarlo como el año de la incertidumbre: «En el exterior hay mucha prudencia a la hora de contratar viajes. Al fin y al cabo, hay compañías aéreas y prestadores de servicios que aún no han devuelto el dinero de los viajes de 2020, así que se está esperando a ultimísima hora para organizarse. La gente opta por quedarse en su entorno, donde puede volverse a casa en caso de problemas: no olvidemos que la semana pasada TUI (uno de los gigantes del sector) tuvo que poner un puente aéreo para repatriar turistas holandeses desde España. La gente ha llegado a la conclusión de que, cuantos menos medios aéreos o incluso ferroviarios, mejor: con el coche, no pierdes dinero y estás seguro de poder volver», desarrolla el responsable de CEAV. Los turistas echan un vistazo a las tasas de contagio del destino, escrutan la cara que ponen sus políticos en las fotos y tratan de anticiparse al zigzag de las restricciones: «En Baleares, cuando los índices estaban disparados, se cancelaron los viajes de las familias británicas: ¿vas a venir aquí para que, de pronto, salga Boris Johnson y te imponga cuarentena a la vuelta?», cuestiona Gallego.

«Hay mucha prudencia al contratar viajes y se está esperando a ultimísima hora para organizarlos»

desconfianza

Juego peligroso

El mercado turístico funciona según un complejo juego de previsiones y balances, pero este año nadie sabe bien a qué atenerse. Ya en plena campaña estival, la quinta parte de las empresas que participaron en la encuesta de Exceltur ni siquiera fueron capaces de aventurarse a hacer un pronóstico de sus resultados. No obstante, mientras esperamos al recuento en otoño, hay datos que nos permiten hacer un seguimiento de esta reconstrucción del veraneo: BBVA Research monitoriza los gastos con tarjeta realizados fuera del lugar de residencia y va trazando así sucesivos retratos de la situación.

Esas cifras muestran, por ejemplo, que a finales de junio el gasto de los españoles en turismo interior se situaba ya por encima del realizado en la misma semana de 2019. ¿Cómo estamos ahora mismo? «A partir del final del estado de alarma, la aceleración ha sido relativamente importante. La última semana de abril estábamos un 70% por debajo del gasto en alojamiento de 2019 y el 25 de julio nos situamos un 2% por encima. En estos tres meses se ha producido una continua mejora y ya se alcanzan los niveles de 2019. La mayor parte es turismo nacional, sobre todo desde las grandes capitales hacia la costa. En cuanto al turismo extranjero, ahora está alrededor de un 20% por debajo de 2019: la recuperación no ha sido tan intensa como esperábamos con la llegada de británicos», analiza Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research. No obstante, si se compra junio de este año con el anterior, hay un aumento de 900% de turismo foráneo, según las estadísticas oficiales.

«¿Significa esto que se compensará lo que hemos perdido en el resto de la temporada? -añade Cardoso-. Seguramente no, porque es mucho dinero». Eso sí, como guinda a una campaña anómala, Exceltur confía en que «la demanda no disfrutada en primavera» se trasladará a principios del otoño y «alargará la temporada veraniega». Pero, ay, si no estamos muy seguros de la semana que viene... ¡quién sabe lo que puede ocurrir en octubre!

Confusión y cansancio que espantan

Los profesionales del sector no ocultan su cansancio ante los mensajes de las distintas administraciones, que a menudo crean confusión y espantan al turista. Ciertamente, parece dificil conciliar una campaña como 'Te mereces España' (lanzada en el centro de Londres el 19 de julio) con las llamadas de algunos presidentes autonómicos a la «autolimitación» de sus ciudadanos en materia de movilidad. «Lo que hemos logrado en Europa con el pasaporte verde choca con esto de España, donde los reinos de taifas están tomando decisiones distintas y anunciándolas en todos los medios. No sabes ni dónde mirar», lamenta Ramón Estalella.

El secretario general de CEHAT propone un ejemplo: «Si quieres hacer una ruta en moto, tienes que ir comprobando las noticias de cada comunidad. Y esa incertidumbre daña la seguridad de los viajeros. La gente dice: '¿Para qué voy a ir a una isla, si a lo mejor tengo que volverme de la calle a las once y no nos podemos sentar más de cuatro a la mesa? ¡Ya iré otro año!'. O 'para pasear con mascarilla por la playa, me quedo en la piscina de mi pueblo de Segovia, que ya habrá tiempo para viajar'».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

burgosconecta El año en que el turismo hizo crack