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En los últimos años ha aumentado la presencia de mujeres en los altos cargos del sistema de justicia español. Si bien la tendencia al alza en cuanto a número total de jueces ya se había consolidado, con un 53% de juezas y magistradas en 2019, ... las instancias más altas han seguido en manos de hombres, arrastrando la escasa presencia de mujeres en las décadas anteriores. Ahora, sin embargo, en el Tribunal Supremo es un hecho que la presidencia de la sala cuarta será ocupada por una mujer. Será la primera vez que ocurre.
Hay dos candidatas, y también es la primera vez que una mujer presenta su candidatura. Se trata de las magistradas del Tribunal Supremo Lourdes Arastey Sahun y María Luisa Segoviano Astaburuaga, que se han presentado para llenar la vacante de su anterior titular Jesús Gullón Rodríguez, que se jubiló el 25 de junio, según la información del Consejo General del Poder Judicial.
Magistrada del Supremo desde 2006, María Luisa Segoviano ingresó como magistrada en la carrera judicial en 1987 por el turno reservado a juristas de reconocida competencia, dice su currículo. Antes había sido secretaria de Magistratura de Trabajo por oposición desde 1974. Fue presidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, con sede en Burgos entre 1997 y 2002. También ha sido presidenta de la Sala de lo Social del mismo Tribunal Superior, con sede en Valladolid entre ese año y 2006.
Por su parte, Lourdes Arastey Sahun ingresó en la carrera judicial en 1985, y desde 1989 ha estado destinada en el orden jurisdiccional social, del que tiene la condición de especialista, explican en el CGPJ. Magistrada del Tribunal Supremo desde 2009, fue vicepresidenta primera del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación (Gemme) y presidenta de la sección española de esa asociación, así como miembro fundador de la Red de Expertos de Derecho de la Unión Europea (Redue) del Consejo General del Poder Judicial.
En el Supremo, las magistradas han ido en aumento poco a poco, y el año pasado ya sumaban 15 integrantes, seis más que en 2014, aunque sólo cuenta con una de sus salas con una proporción paritaria, pero presidida por un hombre, según el más reciente informe sobre la estructura de la carrera judicial. La sala es la misma que ahora será presidida por una mujer: la cuarta, dedicada a lo Social. Las otras cuatro salas están integradas por al menos una mujer.
No obstante, es en el Supremo, la instancia que ha sido crucial en estos años en la consolidación de la jurisprudencia contra crímenes machistas, donde las mujeres tienen menor representación, apenas un 18,8%. En la Audiencia Nacional tienen el 44,4% (28 juezas), en el Tribunal Superior de Justicia el 37,4% (188 juezas) y en la Audiencia Provincial un 38,5% (365).
A nivel general, en 2004 la cifra de juezas y magistradas no llegaba al 50% en un total de ocho territorios, y actualmente son mayoría en 15 de las 17 comunidades. Ahora, de los casi 5.500 jueces, el 53,9% son mujeres. Sin embargo, ellas son minoría en las franjas de edad comprendidas entre los 51 y los 71 años, explica el CGPJ, lo que las ha apartado de los cargos de mayor entidad y poder.
En el futuro sin embargo la tendencia será contraria. Entre los 20 y los 50 años ellas duplican en número a los jueces. «Las mujeres ocupan la mayor parte de los puestos en los juzgados de lo penal, menores, primera instancia, instrucción y violencia sobre la mujer, pero en los órganos centrales, tribunales superiores de justicia y audiencias provinciales, los varones son mayoría.
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