Las medidas de alivio de la fase 0 y la vuelta a trabajo de numerosos sectores han devuelto a la circulación a los vehículos y con ellos el trabajo a los talleres mecánicos. La realidad de estos talleres se divide en tres: los que se ... han mantenido abiertos durante todo el estado de alarma, los que cerraron unas semanas después de que comenzase y los que echaron la persiana nada más declararse. En lo que sí que coinciden todos es en las medidas de seguridad que han adoptado en esta vuelta al trabajo cercano a la normalidad.
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La primera, y más visible, el uso de mascarilla en todos los trabajadores del taller. Con la obligatoriedad de su uso en lugares públicos los talleres se han visto obligados a implementar su uso. Además, la entrega de los coches se hace siguiendo también nuevas medidas de seguridad.
«Intentamos que sea el cliente quien introduzca y saque el coche del taller para evitar manipular nada dentro de él, pero si no es posible tenemos que desinfectar antes y después. Antes por si viene el coche contaminado y después por si lo hemos contaminado nosotros», explica José Miguel Peláez.
Además, mantienen el uso de guantes y el lavado de manos, pero remarca que «si hay que trabajar dentro del coche hay que tener especial cuidado». Su taller abrió de nuevo las puertas el 14 de abril, cuando todavía el trabajo estaba limitado para los servicios esenciales.
«Hemos atendido necesidades de los coches de policía o de los coches de la funeraria, ellos no han parado», recuerda el mecánico. Desde entonces, cuando el taller abrió con dos personas, se han ido reincorporando parte de la plantilla, pero aún no están todos.
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«No hay mucho trabajo, pero seguimos haciendo cosas porque hay gente trabajando: los fruteros, los pescaderos, gente que trabaja en fábricas que han estado haciendo servicios mínimos y han necesitado algún servicio nuestro», cuenta Peláez.
Ahora, cuando la vida rutinaria parece que va despertando y los coches vuelven a tomar protagonismo, el trabajo ha ido aumentando «progresivamente». «Sobre todo cuando la gente ha ido a arrancar coches que llevaban dos o tres meses parados y han necesitado un cambio de batería. También se ha incrementado el trabajo cuando se han abierto las ITV para hacer puestas a punto», confiesa José Miguel Peláez desde 'Neumáticos Peláez'.
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En el taller 'Moisés Calvo' abrieron sus puertas hace apenas semana y media. Desde entonces el paisaje es diferente a como se conocía antes. Los dispensadores de gel hidroalcohólico para los clientes son visibles, así como las mascarillas en las caras de los mecánicos. Además, la oficina ha variado su decoración, las mamparas separan a los trabajadores y María Jesús Calvo recibe a los clientes con una pantalla facial.
«Abrimos el día 11 de mayo y lo hemos hecho con nuevas medidas de higiene. Desinfectamos los vehículos antes de entrar, ponemos fundas, reparamos, desinfectamos de nuevo y entregamos el vehículo. Trabajamos dos veces más», señala Calvo
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Más trabajo para todos, pero más seguro en los tiempos que corren. «La mayoría de lo que nos solicitan son averías de batería que hay que ir a arrancar y gente que quiere ir a pasar la ITV, para que se lo vayas pidiendo. Alguna reparación de chapa también hay», explica.
Las expectativas de futuro se mueven entre el optimismo del trabajo que ahora hay y la cautela, pues los talleres que se mantuvieron abiertos «al principio parecía que tenían bastante trabajo», como es su caso ahora, «pero luego ha ido bajando mucho». «Los clientes nos han estado esperando, pero tenemos miedo a ver cómo sigue», confiesa María Jesús Calvo, que también añade que no han tenido el aluvión que esperaban. «Por las tarde no suena el teléfono», lamenta.
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En el otro extremo de la situación está el taller 'Jesús Yagüez', que ha permanecido abierto durante todo el estado de alarma. Javier Yagüez se encuentra al frente del mismo y confiesa que «se ha trabajado muy poco». «Hemos estado haciendo mantenimiento interior y trabajos esenciales para gente de reparto, trabajamos para Policía también y hemos reparado vehículos policiales», cuenta tras haber revisado una furgoneta de entrega de medicinas a las farmacias.
Javier asegura que «no hay mucho jaleo» y la explicación se encuentra en el propio estado de alarma: «Nos dedicamos más a chapa y pintura y al no haber movimiento de vehículos no hemos tenido apenas nada».
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Las medidas de higiene se asemejan a las del resto de talleres aunque su especialidad sea otra. «Distanciamiento, mascarillas, geles de limpieza y atender a la gente en el exterior del taller», finaliza Yagüez.
Los ruidos de motores poco a poco han ido acallando el silencio en el que la ciudad se ha visto sumida durante dos meses. Los talleres que velan por su buen funcionamiento también comienzan a recuperar su pulso.
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