El sueño americano del chef humanitario

Nacido en Mieres en 1969, la de José Ramón Andrés Puerta es la historia de una vocación precoz, despertada en el seno de una familia que emigró a Barcelona cuando él tenía cinco años y que fue la primera en disfrutar del talento del chaval para dar de comer. Su formación se desarrolló en Cataluña, donde llegó a pasar por El Bulli para ponerse a las órdenes de Ferran Adrià. Ambos son, desde perspectivas muy diferentes, los cocineros más internacionales que ha dado este país. Uno invitó a sus colegas a desarrollar su creatividad, el otro les empuja a ponerse al servicio de la sociedad.

El verdadero despertar profesional de José Andrés se produjo en Estados Unidos, país al que viajó a principios de los 90 para trabajar en varios restaurantes neoyorquinos de corte latino y del que es ciudadano desde 2013. Fue en Washington DC donde alcanzó el éxito gracias a restaurantes como Jaleo, el primero en introducir el formato de tapas en el mercado norteamericano. A través de diversos negocios más o menos informales y estilos de cocina de inspiración internacional, el chef se convirtió en el favorito de la clase política hasta llegar a ganarse la admiración de Barack Obama, con el que ha tejido a lo largo de los años una relación de amistad.

En 2015 el presidente Obama, todavía en el cargo, le concedió la Medalla Nacional de Humanidades y hace tan solo unos meses, ya en plena pandemia, lo puso como ejemplo de «sacrificio» al dar un paso al frente y ponerse a trabajar en primera línea frente a esta y otras catástrofes. Esa voluntad de José Andrés de usar su éxito y proyección como cocinero para alimentar al mundo el momentos dramáticos es lo que le asegura un lugar en la historia más allá de sus creaciones culinarias.

Desde la organización World Central Kitchen, fundada en 2010 para responder a la hambruna de asolaba Haiti, ha conseguido movilizar a chefs de todo el mundo para que pongan su oficio al servicio de la sociedad. Cuando en 2017 el huracán María devastó Puerto Rico él se plantó en la isla con un ejército de cocineros para dar de comer a los damnificados. Después lo hizo con los incendios forestales en California, o con los afectados por huracanes en el sur de Estados Unidos. Con la pandemia World Central Kitchen se ha convertido en una potente organización global que ha conseguido transformar restaurantes cerrados en comedores sociales, también en España.

Pero además de su encomiable labor humanitaria, José Andrés es uno de los grandes valedores de la gastronomía patria en el mundo gracias a iniciativas como el mercado Little Spain, en Nueva York, inaugurado junto a los hermanos Adrià en 2019. Sus éxitos en el sector hostelero y su compromiso social le llevaron a ser considerado en 2012 una de las 100 personas más influyentes del planeta por la revista Time y ha sido nominado varias veces al Nobel de la Paz. Pocos son quienes no reconocen la valía del cocinero, quizá el único sea Donald Trump, con quien se enfrentó en una batalla judicial después de las declaraciones del magnate en contra de los latinos.