Pedro Baños presentará en Burgos su último libro. Geoestratego Pedro Baños
'La encrucijada mundial: un manual del mañana'

Coronel Baños: «Siempre va a haber personas como el jubilado de Miranda que por fanatismo intentan imponer su criterio»

El coronel Pedro Baños, que presenta en Burgos 'La encrucijada mundial: un manual del mañana', insiste en que casos como el del jubilado mirandés acusado de enviar seis cartas bomba no nos deben de sorprender

Lunes, 6 de febrero 2023, 07:18

El tiempo le ha ido dando la razón. Por desgracia o tal vez por suerte, pues adelantarnos a los acontencimientos nos debería ayudar a prepararnos para ellos, las predicciones del coronel Pedro Baños se van cumpliendo. La guerra en Ucrania nos recuerda el riesgo de ... un nuevo enfrentamiento mundial, que nos salpiará a todos, y con la sombra de la guerra nuclear sobre nuestras cabezas.

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La geopolítica, que enfrenta a EEUU y China, es solo una de las encrucijadas que nos acechan. Otras vienen de la mano de la polarización política; las crecientes desigualdades sociales y económicas; los avances tecnológicos y el riesgo que implica el desarrollo de la Inteligencia Artificial, que podría acabar por anularnos como personas; o la soledad.

Y de todas ellas nos habla el coronel Pedro Baños, que vuelve a Burgos para presenttar este miércoles 8 de febrero su último libro en la Fundación Círculo. Lleva por título 'La encrucijada mundial. Un manual del mañana' y nos pone frente a frente de nuestro futuro más inmediato.

-Comencemos por la evidencia, ¿cuál es esa encrucijada mundial a la que nos enfrentamos y para la que nos tenemos que preparar?

En realidad son varias encrucijadas. Hay una geopolítica que es absolutamente clave y que está marcando ya el ritmo mundial, y lo va a seguir marcando. Es el enfrentamiento entre Estados Unidos y China. Recientemente, unos generales importantes de EEUU decían que pensaban que podían entrar en guerra directa con China para 2025, estamos hablando de dentro de dos años. Y luego hay más encrucijadas que nos afectan a todos en nuestro día a día: sociales, políticas, económicas, tecnológicas… El mundo está cambiado con una rapidez impresionante, como nunca había sucedido, y por tanto estamos frente a muchísimas encrucijadas y necesitamos ser capaces de ver cómo podemos salir de ellas.

-¿Qué papel juega Rusia en ese enfrentamiento EEUU-China?

Es parte de ese otro mundo que se enfrenta al occidental. Un mundo que ha quedado roto, dividido. Hasta hace poco solo había una superpontencia que dominaba todo el planeta, era Estados Unidos. De repente, en muy poco tiempo, eso ha cambiado. Ahora estamos en un mundo bipolar, o podríamos incluso decir que multipolar. Y en el que esa otra parte del mundo no es solamente China, sino que está respaldada por otros países y uno de los principales es Rusia.

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-Y la guerra en Ucrania, de la que se va a cumplir un año en pocas semanas, forma parte de ese enfrentamiento y de las estrategias geopolíticas

Sin ninguna duda. Es parte de esta tensión, lo ilustra muy bien para que veamos el momento tan sumamente delicado en el que estamos inmersos. Además, nos afecta muy directamente a Europa, porque la tenemos en nuestro territorio.

«Una guerra nuclear es algo que puede suceder y tenemos que obligar a nuestros líderes a que no se materialice»

-Ese posible enfrentamiento EEUU-China en 2025 sería un enfrentamiento planetario, obviamente

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Claro. Estados Unidos intentará, como lo está haciendo ahora, que le ayuden a superar la crisis geopolítica que está sufriendo. Y, por tanto, estaríamos hablando de un comportamiento que nos repercutiría a la práctica totalidad del planeta.

-¿Y vamos a salir vivos? ¿Qué posibilidades hay de acabar en una guerra nuclear?

Es algo que llevaba alertando desde mucho tiempo en mis libros, en publicaciones y en entrevistas. Y, precisamente ahora que sabemos que es algo que puede suceder, los ciudadanos tenemos que ser conscientes de que tenemos que obligar a nuestros líderes políticos a que esto no se llegue a materializar. Sino sería una situación absolutamente dramática, sería una catástrofe total.

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¿Y cómo podemos hacerlo?

Lo primero, sabiendo a quién elegimos y a quién seguimos. Luego, nos hace falta un liderazgo diferente, sobre todo en los países democráticos. No podemos dejarnos arrastrar por esas veleidades belicistas, que solamente nos pueden llevar a un sufrimiento terrible a las poblaciones. Un sufrimiento que no van a recibir las élites, como nunca sufren en las guerras, sino que vamos a sufrir el pueblo.

-Desde esa perspectiva, tenemos que tener en cuenta el resurgir de los movimientos e ideologías nacionalistas, que no contribuyen a calmar los ánimos

Como estamos inmersos en un proceso de gobalización, incluso de globalismo, también hay una corriente opuesta que son los movimientos nacionalistas, y tiene toda la lógica. Hay quien no quiere una homogeneización planetaria porque lo que quiere es seguir defendiendo sus tradiciones y sus valores propios. Pero creo que ahora mismo lo que más nos debe de preocupar, en los países democráticos, es la división social que estamos sufriendo. Y la división económica, que va en contra de los principios más elementales de la democracia.

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-Ese aumento de las desigualdades sociales y económicas, esa brecha cada vez mayor entre los que más tienen y los que menos tienen, la desaparición de las clases medias…

Estamos viendo que la polarización no es solo política sino que también es económica, y cada vez más. Hay una élite, muy relacionada con la alta tecnología, y mientras tanto la clase media está tendiendo a desaparecer. Y sobre todo hay una juventud que tiene muy complicado llegar a ser clase media por sus difíciles condiciones sociales y laborales.

«Tenemos que potenciar las relaciones sociales físicas, afectivas… los abrazos, tocarnos. Somos seres gregarios, no podemos vivir inmersos en la tecnología»

-¿A quién benefician esas polarizaciones?

Evidentemente a las élites. Cuanto más empobrecidos estemos el conjunto de la sociedad, más dependientes estaremos de ellos. Es un poco hacia lo que nos quieren llevar ahora, a que no tengamos nada propio, que todo lo tengamos alquilado… Pero para tenerlo alquilado, alguien tiene que tener esa propiedad, y la van a tener precisamente estas élites.

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-¿Y, cómo ciudadanos, qué podemos hacer? ¿También depende de lo que votemos o tenemos más capacidad de acción y toma de decisiones?

Pues tampoco podemos ser demasiado optimistas porque lo cierto es que muy fácil condicionarnos, manipularnos y convencernos prácticamente de lo que se quiera. Incluso de que este retroceso social tan importante lo aceptemos con naturalidad. Primero tenemos que ser conscientes de lo que están haciendo con nosotros y, luego, intentar tener líderes que verdaderamente se preocupen por nuestro bienestar y no por el bienestar de las élites.

-Hablaba antes de las dificultades sociales y económicas a las que se enfrenta la juventud. Me imagino que también derivadas del desarrollo tecnológico, del despliegue del mundo digital y de la Inteligencia Artificial, que se nos han vendido desde la bonanza pero que tienen un lado oscuro que estamos empezando a comprobar

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Lo estamos viendo de manera constante. Pensemos ahora mismo lo que significa el chatGPT, tanto que se habla de él. O en la existencia de abogados defensores que son AI, lo que significa que van a ocupar mucho espacio laboral y, si ahora mismo es complicado encontrar un trabajo digno, lo va a ser mucho más. Van a ocupar una parte de ese mercado laboral.

-Lo que nos han ido vendiendo es que se va a producir un cambio de modelo, de puestos de trabajo, de perfiles profesionales… Sin embargo, lo que se está viendo es la reducción de las plantillas, que se requiere de menos personal y más maquinaria, más robots

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Así es. Es cierto que habrá trabajos diferentes pero, en general, va a haber muchísimos menos trabajos. Y, por eso, nos tenemos que hacer un planteamiento a futuro, pero no a largo plazo, sino a un futuro inmediato.

El coronel Pedro Baños analizar el presente y el futuo más inmediato de nuestra sociedad. BC

-Otra de las encrucijadas a las que nos enfrentamos es la política energética. ¿Hay alguna posibilidad de abordar la crisis energética del planeta al margen de intereses puramente económicos o políticos?

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Es muy difícil. Al final, la economía lo impregna todo. Siempre va a haber intereses, tengamos un modelo u otro. Además, cada país tiene que hacer una reflexión muy profunda de lo que nos interesa particularmente y cómo podemos ir hacia esos modelos más ecológicos, más sostenibles. Pero sin basarnos en postulados ideológicos y dogmáticos, sino haciendo un estudio estratégico importante y estando atentos, no vayamos a salir de una dependencia para caer en otra. Ver quién tiene la tecnología, los recursos naturales necesarios… Es muy complejo, no se pueden lanzar las campanas al vuelo de forma prematura, como muchas veces lo estamos haciendo.

-Hay planteamientos ideológicos que abogan por el autoconsmo, no tanto en el ámbito nacional, sino más a pie de ciudadano, en comunidades, pueblos… ¿Hay alguna posibilidad de que ese autoconsumo pueda ayudarnos a enfrentarnos a esta crisis?

Tampoco podemos ser tan sumamente inocentes de pensar que eso es la panacea. Hay que tener en cuenta que los estados no se pueden permitir que dejemos de pagar impuestos. Cuando hablamos de los combustibles, la mitad del precio son impuestos. Si se llegara a ese modelo de autoconsumo, nos pondrían impuestos por cada placa que tuviéramos, o la energía generada. No podemos caer en esa ingenuidad por más que ahora mismo lo revistan de algo muy bonito, nos pongan un lazo especialmente llamativo.

-Uno de los problemas a los que nos enfrentamos como sociedad es la soledad, y en especial la de nuestros mayores. ¿Qué dice de nosotros como sociedad moderna que estemos abandonando, de algún modo, a aquellos que han contribuido a que seamos lo que somos?

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Es tan importante, tan importante que yo abogo por la creación de un ministerio de la soledad. Estamos hablando que ya hay diez países en Europa donde más de la mitad de la población vive sola. Así que el problema no afecta a una pequeña parte de la población, sino que afecta de manera mayoritaria. Y requiere de una atención especial, en particular a los más mayores, con sus problemas de salud, tanto físicos como psicológicos, que genera la soledad. También la soledad entre los jóvenes, que se sienten solos, carentes de afectos y llegan a casos extremos de suicidio asistido. Esto es terrible. Tenemos que hacer algo para potenciar las relaciones sociales físicas, afectivas… los abrazos, tocarnos. Las personas somos seres gregarios y que no podemos vivir solamente inmersas en la tecnología.

-¿Somos demasiado egoístas, o nos han hecho ser demasiado egoístas para responder a los intereses políticos y económicos que nos manejan?

Sobre todo en este mundo occidental. Cuando hablamos, muchas veces pensamos que esto es universal, pero se nos olvida que existen otras culturas que se mueven con parámetros completamente diferentes. Nos han hecho individualistas, egoístas, materialistas, relativistas, nihilistas… algo que no beneficia al conjunto de la sociedad y no nos cohesiona como sociedad.

«No podemos ser tan sumamente inocentes de pensar que el autoconsumo energético es la panacea»

-Somos demasiado egocentristas, sin ser conscientes de que vivimos en un mundo mucho más amplio y que también nos afecta lo que pase al otro extremo del planetaria

Hemos caído en una gran prepotencia, una gran soberbia, de pensar que nosotros tenemos la razón y tenemos poco menos que la obligación imperiosa de imponer nuestro modelo. Y creo que estamos bastante equivocados.

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-Estas encrucijadas a las que nos enfrentamos, la pandemia de la covid, ahora la guerra en Ucrania, la crisis energética, la climática… ¿cómo afecta en un pequeño territorio como Burgos?

Todo, absolutamente todo, nos afecta. Cualquier cosa que pasa en el mundo, por el proceso de globalización en el que nos han obligado a estar, nos afecta. Y cada vez de una manera más directa. Lo estamos viviendo con la crisis energética pero también con la guerra. Nadie es ajeno a este fenómeno y, por tanto, nos debe de preocupar a todos y cada uno de los ciudadanos. Tenemos que tener capacidad de influir; no podemos perder esa esperanza para ser capaces, de nuevo, de elegir muy bien a los líderes que nos deben de guiar en momentos como el actual, un verdadero punto de inflexión histórico.

-En España estamos abocados estos próximos meses a varios procesos electorales, ahí vamos a tener ese poder de decisión

Efectivamente. Muchas veces culpamos a los demás pero también tenemos que culparnos a nosotros mismos. Luego, cuando hay leyes que perjudican a buena parte de la población, lo que tenemos que hacer es ver qué parte de responsabilidad tenemos. Sino, hay un papel democrático como sociedad que no estamos haciendo bien.

-¿Y qué papel jugamos los medios de comunicación?

Los medios de comunicación, en cualquier sistema democrático, son absolutamente claves. Son los que deben supervisar, vigilar y controlar a los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial). El problema es que ahora mismo están en una situación transitoria, de debilidad económica. En muchos casos se dejan arrastrar por las influencias de los gobiernos y hay medios que no están realizando la debida labor democrática que deberían de hacer.

-Con su bagaje profesional, con su experiencia, no puedo dejar de preguntarle por el suceso que ha conmocionado la provincia en estos últimos días. ¿Qué opinión le merece lo ocurrido en Miranda de Ebro, la detención de un jubilado por el envío de seis cartas bomba?

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Siempre hay personas que, motivadas por su fanatismo o su ideología, realizan actividades de esta naturaleza. Ellos piensan que es lo correcto, que tienen que hacerlo para imponer su criterio. O para que haya un criterio que prevalezca, y que va en contra de las medidas que pueden estar adoptando los gobiernos. Esto va a pasar siempre. Va a haber personas que realicen este tipo de actividades y no nos debe de sorprender en absoluto. Lo que creo es que debemos congratularnos por la eficacia y la buena labor de nuestros servicios policiales.

«La información de The New York Times venía de los servicios de inteligencia estadounidenses, eso es ya bastante significativo»

-Según la experiencia que usted tiene, ¿estaría conectado con Rusia o toda lo que se ha dicho es una leyenda urbana?

Hay que tener en cuenta que ahora mismo estamos inmersos en una guerra, y cada vez nos quieren llevar más a esta guerra. Por tanto, estamos inmersos también en la propaganda de guerra. Hay que tener mucho cuidado con lo que recibimos, sobre todo si lo recibimos de fuentes extranjeras que están más implicadas que nosotros. Tenemos que tener en cuenta que toda la información que recibimos la tenemos que poner en cuarentena hasta que podamos confirmarla con otras fuentes.

-Es decir que esas informaciones de días previas, las publicadas por The New York Times, tendrían alguna intencionalidad

Es que lo que nos decía The New York Times, ellos, a su vez, habían recibido la información de los servicios de inteligencia estadounidenses. Yo creo que eso es ya bastante significativo.

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-Pese a la alta credibilidad del periódico, se la merma la fuente

Lo de la credibilidad es siempre relativo. Los grandes medios de las dos costas estadounidenses son demócratas y están cada vez más condicionados por los propios gobiernos. Muchas veces, basándose en esa credibilidad es cuando se cuelan noticias para desinformar, las fake news.

-¿Nos queda algo de esperanza con la que afrontar la encrucijada?

Siempre. Nos debe de quedar esperanza y sobre todo a la gente joven le debe de quedar la esperanza y la ilusión por el futuro. No podemos perderlo jamás. Estos libros los escribo como una labor social, para que abramos los ojos, intentemos estar muy atentos a todo lo que nos sucede, a lo que nos están haciendo, con esa esperanza de conseguir entre todos un mundo mejor, más justo y libre.

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