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Los ritos funerarios acompañan al hombre desde el comienzo de su historia y esto es así porque son necesarios para entender la muerte, para canalizar el dolor, para transitar hacia el duelo. Nuestros muertos nos acompañan siempre, forman parte de lo que somos, y aunque ... los podemos recordar cada día, no está de más reservar un día para honrar su memoria. Así lo han querido hacer miles de burgaleses que a lo largo de esta mañana del Día de Todos los Santos y también durante la tarde se acercarán al cementerio de Burgos.
La afluencia de coches ha sido constante a lo largo de la mañana, pero el servicio reforzar de autobuses y las varias puertas de acceso al camposanto han evitado aglomeraciones. Muchos han sido los que han optado por el servicio urbano de autobuses para acercarse hasta la tumba de sus seres queridos. Otros han llegado en coche y, la mayoría, lo ha hecho con flores.
En estos días el cementerio se llena de color con los miles de ramos que se colocan en las tumbas y nichos. Es un momento también de limpieza de lápidas. En estos días en los que, según las tradiciones más ancestrales, la distancia entre muertos y vivos se hace más estrecha, los que siguen aquí se esfuerzan por mantener las tumbas en perfecto estado como una forma de recuerdo y homenaje.
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Hasta el cementerio de Burgos se han acercado familias enteras, abuelos, padres, hijos y nietos, todas las edades han transcurrido por las calles del camposanto. Incluso las mascotas, que ya son un miembro más de las familias. No era difícil ver a perros pequeños acompañar a sus dueños hasta el lugar de descanso de un ser querido.
La muerte es algo intrínseco de la vida y, como tal, cada uno lo afronta como mejor puede y quiere. Así, en el cementerio de Burgos confluían hoy variedad de comportamientos y conversaciones. Era común escuchar conversaciones sobre los fallecidos, anécdotas de estos, momentos vividos junto a ellos e, incluso, explicaciones a los más pequeños sobre quién fue el que ahora descansa ahí. En estos casos, cuanto más antigua es la muerte, menos dolor y mayor resignación y cariño hay en el tono de las palabras.
En otros casos, se han instalado con sillas a los pies de las tumbas para pasar largos ratos recordando a la persona. Otros se afanaban por limpiar y recolocar las flores. Otros, simplemente, miraban la lápida y entre ellos y su pensamiento queda lo que pasaba por su mente.
El ser humano necesita de vínculos para crecer, desarrollarse y avanzar. Cuando la muerte nos arrebata ese vínculo precisamos de un día como este para volver a sentir ligeramente el calor de los que fueron importantes para nosotros. Así lo han hecho hoy miles de burgaleses en el día que más trasiego acoge el cementerio de Burgos.
Otros han aprovechado la visita al camposanto para descubrir y explicar a los más pequeños quiénes eran algunos burgaleses ilustres que están ahí enterrados como Félix Rodríguez de la Fuente o por qué una tumba tiene una clave de sol, es la del burgalés Rafael Calleja, quien puso música al himno de Burgos. Hasta allí, una representación de la corporación municipal ha llevado una corona de flores este martes.
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