Este verano muchas personas aprovecharán las vacaciones para viajar a la playa o realizar excursiones que les permita disfrutar del aire libre. Pero este tiempo para disfrutar debe ser también tiempo para cuidarse la piel del sol y evitar problemas futuros. Aunque esta es, de ... hecho, una premisa de partida errónea, porque como explica la doctora Verónica Santamaría, médica de Atención Primaria en el Centro de Salud de los Cubos de Burgos, «todo el mundo piensa en la protección solar solo en verano, pero los protectores solares hay que usarlos todo el año, también los días nublados».
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«El sol en invierno no nos quema, no nos molesta, pero hace daño a la piel. Por lo tanto, hay que usar protección igual. Quizás con un factor menor, un 25 podría ser suficiente. La gente normalmente tiende a usar protección 50, sobre todo en la cara, para evitar machas en la piel. Y hay que elegir el factor solar según el fototipo de piel», insiste la doctora Santamaría.
Porque según el tipo de piel que se tenga así será las necesidades de su protección. No es lo mismo un fototipo I, «muy blanquito, con muchas pequitas, muy sensible», que necesita «alta protección» que quien tiene una piel «más morena», que se puede bajar un poco, «pero tampoco mucho, normalmente una protección 30-40 es lo recomendable para todo el mundo». Incluso las personas de piel negra, «que todo el mundo piensa que no se queman, y son fototipo VI, se tienen que proteger, porque también se queman». «Encima esas quemaduras no las vemos, porque tienen tanta melanina que no las llegamos a ver. Ellos te dicen que se han quemado, conocen su piel y lo notan, además del dolor, pero la melanina nos impide verlo», indica Verónica Santamaría.
Para elegir la crema adecuada hay que tener en cuenta que el número que aparece en ellas es «el nivel de protección frente a los rayos solares, cuanto más alto sea más rayos filtrará». «El 50 es alta, el 50+ es muy alta e indica que te hace como una pantalla. Lo que hace es evitar que se absorba», explica. Hay dos tipos de protectores solares, los químicos y los físicos. Los físicos hacen «efecto de pantalla cuando te da el sol en la piel, lo refleja y se va» y los químicos lo que hacen «es una absorción que genera calor y se destruye» para que no haga daño.
Hay que tener en cuenta también que, aunque las cremas autobronceadoras puedan acelerar el proceso por el que nuestra piel coge color, la gran mayoría de ellas «no nos protegen del sol». «Tienen un factor de protección bajo», igual que el «protector solar químico en pastillas», que tan solo debe ser «un complemento a las cremas» para que «el daño solar sea menor».
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Estas pastillas preparan la piel para que el sol no le haga tanto daño, pero si se toman debe ser acompañado siempre de la crema solar, «por sí solas no es suficiente». No solo es importante elegir la crema según el tipo de piel, hay mucha variedad en el mercado que se pueden ajustar a los gustos y necesidades de cada persona (en espray, gel, emulsión, etc), sino que hay que estar atentos a la hora de echarla para «no olvidar ninguna zona».
La protección solar «es fundamental para evitar el envejecimiento de la piel y también los melanomas», recuerda la doctora. «El melanoma es común, muy frecuente y puede llegar a ser muy agresivo», indica. Por ello, lo que hay que conseguir es «evitar con la crema y con otras protecciones» la exposición perjudicial al sol.
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Ponerse protector solar parece una tarea sencilla, pero no siempre lo hacemos bien. «Hay que echarse la crema media hora antes de la exposición solar, sobre piel limpia y seca. Es importante que sea resistente al agua. Si te bañas, o si sudas, hay que secar la piel y repetir la aplicación, no se puede dar sobre la piel mojada», explica. E insiste: «Siempre media hora antes mínimo para que se absorba bien y que empiece a hacer su efecto de protección. Si te das la crema al llegar a la piscina y te da el sol te vas a quemar».
Además, hay que extender una «cantidad suficiente por todo el cuerpo». «Hay una regla sencilla que dice que hay que echar dos dedos de crema por cada zona -echando crema longitudinalmente en índice y corazón sería la medida de la cantidad correcta- y no olvidarse de proteger empeines, labios, orejas y zonas sacrales, el cuero cabelludo es muy importante también, ya sea con cremas específicas o con una gorra», insiste.
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Porque hay quemaduras solares que llegan a ser importantes. «Esa piel ya se ha dañado y pueden degenerar. Muchos daños que vemos ahora en personas mayores son porque de jóvenes no se protegían del sol y esa radiación que iban recibiendo durante años sin protección es donde luego salen lesiones malignas», analiza Santamaría.
Por eso hay que acudir a los centros de salud cuando «vemos que algún lunar cambia de tamaño, forma, si pica o si se pone rojo» y ante una quemadura solar, si es leve, la recomendación médica es «hidratar bien la piel», pero si la quemadura es de «las que se hacen ampollas o hay una erupción» es mejor acudir al centro de salud «para curarla con alguna pomada un poco más específica». «Aunque tampoco hay que hacer mucho más», incide Verónica Santamaría.
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Para no correr riesgo a pesar de creer que estamos protegidos, es importante tener en cuenta que «hay que desechar las cremas solares de un verano a otro». «Como cualquier otra crema o producto cosmético tienen un periodo indicado de validez, a partir de ese tiempo no se aseguran de que den el mismo resultado. Si no tienes una, es justo ahora, puedes usarla, pero una vez abierta, más de un año, mejor nueva», finaliza.
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