Sabemos que la pandemia de la covid-19 ha cambiado nuestra vida y lo seguirá haciendo cuando salgamos de casa. Si la compra está llena de protocolos que vamos asumiendo, otra acción habitual como es ir al dentista también ha cambiado completamente. Pero todo con ... un único objetivo, garantizar la seguridad de todos, como asegura Teresa Manso, dentista burgalesa.
Como la mayoría de clínicas dentales de España, en la de Teresa Manso se tuvo que realizar un ERTE. Ella fue la única que quedó disponible para atender urgencias. «Durante este tiempo los dentistas hemos estado a la altura, somos un sector sanitario que trabaja muy cerca del paciente, la boca es un lugar de transmisión y siempre hemos tomado las medidas de higiene y precaución para atender con seguridad», explica Manso. No es que la covid-19 haya impuesto medidas de higiene y seguridad a las clínicas dentales, es que estas medidas son la idiosincrasia de estos espacios.
«Así llevamos más de 30 años, luchando contra enfermedades infecciones como el VIH o la hepatitis. Nuestras clínicas siempre han sido, son y serán sitios seguros para acudir», afirma esta dentista burgalesa. La clínica dental de Teresa Manso, al igual que el resto, llevan años con las medidas de higiene, esterilización y desinfección. El cambio es que se ha tenido que extremar la precaución.
«Ahora nada de presentarse en la consulta sin más, hay que pedir cita previa y se hace un triaje telefónico antes de dar un día y una hora», explica Manso. Así la sala de espera no se usa, se pide puntualidad y el paciente pasa directamente a la consulta, no sin antes pasar por una serie de medidas. Cuando el paciente llega se le toma la temperatura, se le exige ir con guantes pero también se dan en la entrada y se desinfectan con gel hidroalcohólico, los pacientes acuden con mascarilla y se les ponen calzas desechables en los pies.
Estas medidas más extremas son las que se han extendido a la rutina de esta clínica burgalesa desde este lunes, cuando han regresado al trabajo el resto de profesionales que se encontraban en ERTE.
Manso explica que el Colegio y el Consejo de Dentistas les ha asesorado «muy bien durante la pandemia» pero ellos también se han informado y formado en las nuevas medidas de higiene, lo que podemos usar ahora «aunque los protocolos de desinfección que llevamos usando años acaba con el VIH y la hepatitis, por ejemplo».
Además del uso de instrumentos desechables y esterilizables, usados siempre, se tarda más tiempo en el cambio de paciente porque se han añadido rutinas más drásticas como «desinfectar los armarios entre paciente y paciente, algo que antes no hacíamos pero el sillón siempre se limpiaba y se sigue haciendo, al igual que el cambio de guantes y mascarilla o el uso de gafas», añade esta dentista. «Siempre me han enseñado que hay que atender a los pacientes con precaución extrema aunque sea un conocido porque nunca sabes lo que puede tener. Haya una pandemia o no, nosotros siempre trabajamos extremando las medidas de protección», asegura.
Regreso al dentista
Durante el periodo de mayor confinamiento una persona quedó para atender urgencias en esta clínica porque, como sanitarios, han ayudado a no aumentar las urgencias de los hospitales. Durante este tiempo, Manso ha atendido traumatismos dentales, infecciones que precisaban antibiótico, infecciones que no supuraban y era necesario tratar...
Teresa reconoce que durante los peores momentos «ha sido difícil conseguir EPIs pero es que además hemos donado, y muchos compañeros lo han hecho, a la Junta para que repartiera mascarillas, guantes y gafas que nosotros teníamos. Nos hemos quedado con lo justo para poder trabajar y que los que estaban en la primera línea pudiesen tener este material».
Pero hay que regresar al dentista sin miedo, «hay que sonreír aún estando detrás de la mascarilla», apunta Manso. Esta profesional reconoce que tienen miedo de que la gente deje de acudir al dentista por temor al contagio y abandonen los tratamientos, «tratamientos que eran antes más sencillos al dejarlos pueden acabar agravándose. Recomiendo a la gente que se pongan en contacto con su dentista habitual, nosotros te diremos lo que es urgente, lo que no lo es y los protocolos a seguir», tranquiliza Manso.
Seguridad e higiene
Esta dentista lo tiene claro, «estoy más segura en mi consulta que en la calle. Aquí la gente lleva mascarilla, sé que está desinfectada. Vas al supermercado y no todos llevan mascarillas, no sabes quién ha cogido los productos. Sé que la persona que viene trae su mascarilla, se le toma la temperatura, se le desinfectan las manos, se ponen calzas y se enjuaga la boca. Además nosotros vamos con toda la protección y no tenemos ninguna duda del protocolo a seguir».
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