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Burgaleses ante el coronavirus

«Los sanitarios venían con caras largas, cuando estaban desbordados y ellos estaban afectados»

Roberto Marijuan, Hotel Centro Los Braseros ·

El Hotel Centro Los Braseros ha permanecido abierto durante el estado de alarma sanitaria como servicio esencial para alojar a sanitarios, familiares de enfermos y otros trabajadores de servicios esenciales que necesitaban una habitación en Burgos

Ruth Rodero

Burgos

Jueves, 21 de mayo 2020, 08:13

La recepción desangelada y el silencio como huésped principal. Ese es el paisaje que ahora reina en los hoteles que permanecen abiertos, como el último bastión irreductible. Como es el caso del Hotel Centro Los Braseros, que desde el 14 de marzo ha pasado a ... ser un hotel familiar.

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Roberto Marijuan está al frente de este establecimiento que ha permanecido abierto como un servicio esencial. Una experiencia «buena dentro de todo lo que ha pasado y está pasando», cuenta. En sus habitaciones se han alojado principalmente sanitarios: «Los sanitarios son el sector que más se está alojando estos días. Y pasas a ser un poco parte de ellos y ellos un poco parte de ti. Tiene un trabajo súper duro y súper especial, cuando vienen quieren comer esa cosa que les gusta, quieren que les escuches, tienen momentos en los que se aíslan, al final hay cosas que nosotros no vemos y tienen sus momentos también», explica Marijuan.

Apenas una docena de habitaciones están operativas desde que la pandemia comenzó, un número que ha variado muy poquito, en su mayoría todas han estado ocupadas por sanitarios. «La mayoría son de aquí, sanitarios que no querían volver a casa porque tienen familiares con problemas respiratorios, o porque viven con personas de riesgo con otros procesos. La mayoría, quitando dos médicos que venían de Palencia y Valladolid, son de todos de aquí», relata Roberto Marijuan para explica la magnitud de la situación.

Duermen, desayunan, comen y cenan. En función de su horario de trabajo el restaurante abre antes o cierra más tarde. Así, los que entran de tarde en su turno en el hospital a las 13:00 horas tienen que salir del hotel, así que a las 12:30, como muy tarde, comen; mientras que, luego, pueden cenar a las 23:00 o 23:30 horas. El hotel se ha adaptado también a sus horarios para hacerles la estancia más sencilla.

Pero no son estos los únicos cambios. La plantilla, que en su formación original está compuesta por 16 personas, también se encuentra mermada por esta situación y solo tres personas son las que se encuentran trabajando, un hotel familiar no solo por el trato que dispensa a sus especiales huéspedes, sino porque por el número se asemejan a una.

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Las medidas de protección que han tomado durante esta pandemia se asemejan bastante a las que todos, en nuestro día a día hemos tenido que implementar: la distancia física, las mascarillas y guantes y, además, extremar las medidas de higiene habituales. El gel hidroalcohólico es un habitual del hotel y la alfombra con un producto especial para limpiar los zapatos es lo primero que recibe a todo aquel que quiere entrar en el alojamiento. Las mesas del comedor se desinfectan con lejía, igual que en las habitaciones, donde todo lo que se toca se limpia con este producto. Además, como explica Marijuan, utilizan también «un producto especial que se pulveriza». «Imagino que parecido al que ha usado la UME para desinfectar, que cuando se acaba de hacer la habitación se pulveriza y hay que dejar media hora actuar el producto sin que nadie pueda entrar en la estancia», añade.

Pero no cualquier hotel podía ofrecerse como hotel de servicio esencial, para ello había que cumplir una serie de requisitos; entre ellos, no tener papel pintado en las paredes ni moquetas en los suelos. En el hotel Los Braseros cumplen a la perfección, pues cuentan con paredes pintadas y parqué flotante en sus instalaciones, lo que les ha permitido ofrecer el servicio.

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Y aunque los sanitarios han sido sus principales inquilinos, también han acogido en sus instalaciones a un técnico de telefonía que se ha quedado a dormir una vez a la semana porque hay zonas que no tienen ningún alojamiento abierto. «Soria y Palencia no tenían abiertos ningún hotel esencial y necesitaba quedarse a dormir, porque están arreglando antenas de telefonía. Pero también hemos tenido familiares de enfermos que estaban en el hospital y que no estaban ingresados por la covid-19. Tuvimos a los padres de un niño de tres meses al que tuvieron que operar de urgencia y que eran de otra ciudad y necesitaban un lugar para dormir. La vida sigue y sigue habiendo operaciones de urgencia y los familiares necesitaban quedarse en el hotel», recuerda Roberto Marijuan.

No fueron los únicos casos: «También nos demandaron habitaciones la Policía Municipal para una persona que había tenido problemas de violencia de género. Al final no miras ni si te van a pagar, miras echar un mano en momentos difíciles. Ahora parece que todo está más tranquilo, pero hubo momentos duros, hubo momentos en los que estaba todo muy alterado, semanas en las que venían los sanitarios con caras largas, cuando estaban desbordados y ellos estaban afectados».

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Una situación que ha ido variando en las últimas semanas y, aunque Burgos se mantienen en la fase 0 las caras largas han dado paso a sonrisas. Algo que a Roberto le aporta tranquilidad. «Tranquiliza mucho ver esas sonrisas, ver que se ríen, que comentan entre ellos que hoy no ha habido apenas entradas de gente con covid-19, que no ha muerto nadie en ese día. Da otra sensación, parece que vamos a acabar alguna vez. No comentan nada, pero con la cara se les ve», asegura.

E insiste en que «la experiencia ha sido gratificante dentro del desastre que una pandemia es». «En esas semanas caóticas que hubo en el hospital de Burgos, que las hubo, nos mandaron un aviso desde la Federación de Hostelería porque necesitaban gorros de ducha, porque no tenían gorros ni las típicas chanclas. Les llevamos las diez cajas que teníamos, unos 3.000 gorros de ducha, lo haría cualquiera. Cualquiera cogería lo que tuviese en su casa o en su establecimiento para ayudar», recuerda Marijuan.

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Parece que poco a poco la normalidad, la 'nueva normalidad', se va asomando a lo lejos. Aunque en el Hotel Centro Los Braseros lo tienen claro: «Lo económico se queda al margen, esperamos poder volver en un mes, en dos o en tres, pero lo importante es la salud, que ninguno de los empleados ha caído enfermo y que todo se vaya normalizando, aunque tiene pinta que va a costar. El futuro pasa por el turismo nacional y nos adaptaremos a las nuevas circunstancias. Teníamos servicio de catering y este servicio tiene pinta de que irá a más».

Aún quedan días de servicio esencial, de guardia, de acoger entre sus paredes a quienes han cuidado de todos. Y no se arrepienten a pesar de que la rentabilidad queda al margen de las buenas sensaciones: «Sinceramente, la experiencia es buena, dentro de todo lo que ha pasado y está pasando, la sensación ha sido buena. No es rentable estar abiertos, pero cuando lo pensamos Raquel, mi pareja y yo, lo pensamos como un acto de ayuda, había que estar en este momento. No nos arrepentimos en ningún caso de habernos quedado como hotel de servicios esenciales».

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