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A finales del pasado mes de junio, cuando el conjunto de España estaba a punto de acabar la desescalada para inaugurar la 'nueva normalidad', los técnicos del Ministerio de Sanidad estimaban que para poder gestionar la pandemia dentro de unos parámetros que no ... desbordaran la capacidad sanitaria la incidencia acumulada (el número de casos cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días) debería mantenerse siempre por debajo de 50 positivos a nivel nacional.
Cinco meses después, con Europa y España arrasadas por la segunda ola del coronavirus Sanidad ha bajado sensiblemente el listón y ahora se conformaría con enfrentarse solo con 100 casos cada 100.000 habitantes. Esa fue la incidencia acumulada que hoy fijó como objetivo «ideal» Salvador Illa, al tiempo que reconoció que llegar a reducir la transmisión para llegar a esas cifras (que a nivel nacional no se ven desde antes de mediados de agosto) va a «costar mucho». Y es que, en realidad, sería reducir la IA a menos de la quinta parte de la actual, puesto que España superó con la entrada de este noviembre la barrera de los 500 positivos y esta semana lucha para no llegar a los 550. Solo una comunidad autónoma, Canarias, con poco más de 70 casos, se mueve en los dos dígitos hoy por hoy.
Según el análisis de Sanidad, mientras no se alcance el horizonte «ideal» de los 100 casos o mientras no haya vacuna, el actual estado de alarma decretado el 25 de octubre (que contempla toques de queda, cierres perimetrales y restricciones en la hostelería, entre otras medidas) debería seguir vigente para dotar a las comunidades de suficientes herramientas para reducir la transmisión.
Aunque el Gobierno sí parece tener claro cuál es el listón mínimo para relajar las restricciones, sigue sin aclarar cuáles son los índices infectivos a los que deberían llegar el país o las diferentes comunidades autónomas para un endurecimiento de medidas, en el que el encierro domiciliario es ya prácticamente la única bala que queda en la recámara de los territorios más golpeados por esta segunda ola.
Salvador Illa, ajeno a la creciente presión de un buen número de comunidades y de las dos ciudades autónomas que reclaman ya un nuevo decreto para poder confinar llegado el momento, insistió hoy en que el Gobierno no se planteará nada antes de «diez o catorce días», cuando pueda valorar «con rigor» y «templanza» y sin «precipitaciones» qué resultados han tenido las medidas adoptadas por las primeras comunidades.
Hay otro aspecto que inquieta cada vez más al Ejecutivo. Aprobar un nuevo decreto de estado de alarma solo días después de haber sacado adelante en el Congreso la autorización de vigencia de seis meses para el actual no solo provocaría un fuerte desgaste parlamentario al Ejecutivo, sino que además es probable que creara desconcierto en la población ante los continuos cambios normativos. El propio Illa este jueves verbalizó esta preocupación: «no se puede pretender tomar decisiones hoy, mañana más y pasado mañana más, sin evaluar el resultado de las que tomamos pues la ciudadanía no nos entenderá», reconoció.
El nuevo plazo temporal que baraja el Gobierno provocaría que las nuevas restricciones, en el caso de decretarse, se alargaran, al menos, hasta las vísperas de Navidades, una posibilidad que Sanidad ya contempla. En cualquier caso, Illa llamó hoy a que nadie se llame a engaño al margen de que haya confinamientos en casa. «Las fiestas de este año no van a ser como las del año pasado«, zanjó.
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