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De nuevo, «no». Ni a las 8 de la tarde como defendieron muchas autonomías y mucho menos a las 6 como llegó a defender este miércoles Asturias. Las comunidades, al menos por el momento, seguirán sin poder adelantar el toque de queda más allá de ... las 10 de la noche. El Ministerio de Sanidad no dio hoy su brazo a torcer tras casi tres semanas de continuas discusiones y a pesar del enfado prácticamente de todas las autonomías ante la negativa del Gobierno central a modificar una coma del decreto de alarma en vigor desde el 25 de octubre. Un marco que seguirá limitando el arsenal de los ejecutivos regionales, que seguirán sin poder limitar los movimientos de sus ciudadanos hasta bien entrada la noche y que únicamente autoriza las perimetraciones municipales o provinciales, pero no domiciliarias.
Aunque Salvador Illa siempre había prometido que durante esta época de ‘cogobernanza’ las decisiones sobre la estrategia a seguir serían siempre pactadas por el Gobierno central y las comunidades en el marco del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, lo cierto es que Sanidad desoyó desde el principio el ruego de la práctica totalidad de autonomías pidiendo más instrumentos legales a las autonomías para enfrentarse a esta tercera ola. Y eso que en el Consejo de hoy en Sevilla fue un clamor, incluidas comunidades gobernadas por los socialistas, a favor de ampliar el toque de queda. Cantabria, Castilla y León, Andalucía, Baleares, Canarias, Madrid, Galicia, País Vasco, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Cataluña, Murcia, Melilla…
Aun así Illa, desde el comienzo de la reunión telemática en el Palacio de San Telmo, insistió en que no veían necesario introducir cambios y en que el actual marco normativo había servido para doblegar la segunda curva y debería ser suficiente para hacer lo propio con una tercera. El ministro escuchó la tromba de peticiones y las críticas pero no se movió de un milímetro de su posición. Y reiteró que el actual estado de alarma todavía permite a las autonomías más medidas antes de pensar en cambiarlo.
«Se han tomando ya medidas muy drásticas. No se trata de añadir más medidas de golpe, sino de esperar que tengan efecto las que ya se han implementado» apuntó Illa, quien, para tratar de calmar los ánimos, dio largas y se comprometió, una vez más, a «estudiar» la viabilidad de adelantar el toque de queda como parte del «ejercicio de escucha permanente» del Ministerio de Sanidad.
Los técnicos de Sanidad insistieron además hoy en sus encuentros previos con varios consejeros en los problemas prácticos en la aplicación del un toque de queda antes de las 10 de la noche, ya que es muy difícil controlar su cumplimiento en una gran ciudad cuando a esas horas todavía decenas de miles de trabajadores todavía están de regreso a sus casas. Todo ello, al margen de las aglomeraciones que podría provocar para llegar a tiempo al domicilio.
Pero al margen de los problemas de aplicación, en el Gobierno una posible ‘derrota por aclamación’ en la ‘guerra del toque de queda’ de este miércoles en el Consejo Interterritorial hubiera dejado sobre todo un mal sabor de boca. Y no porque por primera vez la gran mayoría de los gobiernos autonómicos se hayan manifestado en contra de una decisión de Sanidad, sino porque el acuerdo para redactar un nuevo decreto hubiera dejado al Ejecutivo central en una situación muy incómoda porque se podía haber entendido como una rectificación, después de haber tenido, incluso, que recurrir ante el Supremo la decisión unilateral de Castilla y León de adelantar el toque de queda a las 8 de la tarde.
Sanidad no solo no cedió en el toque de queda sino que también quiso dejar claro en la reunión telemática del Palacio de San Telmo que no está dispuesta tampoco a estudiar otras medidas de endurecimiento no contempladas en el estado de alarma actual. Illa ni siquiera entró en el debate que algunas autonomías querían volver a abrir para reformar el decreto que debe estar vigente hasta el 9 de mayo de manera que éste permita que las ‘autoridades delegadas’ puedan decretar el confinamiento domiciliario al menos en los municipios con la incidencia del virus disparada, como le pidió encarecidamente su anfitrión hoy en Sevilla, el presidente de la Junta, Juanma Moreno.
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