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No está siendo una situación fácil para nadie. La expansión de la pandemia del COVID-19 está provocando un sinfín de cambios en las formas de trabajo y en las relaciones sociales. Y eso se observa también en los servicios complementarios del Hospital Universitario de ... Burgos (HUBU), como la cocina, que ha tenido que modificar sus protocolos para adaptarse a la situación.
Según explica su gobernanta, Begoña Ramos, en las últimas semanas se han puesto en marcha diferentes medidas de seguridad extraordinarias. «El gorro, los guantes y las mascarillas las llevábamos siempre puestas cuando emplatábamos. Ahora no nos las quitamos», explica. A mayores, también se ha optado por utilizar bandejas y cubiertos desechables para todos aquellos pacientes ingresados con coronavirus, con el objetivo de garantizar que no se expanda por las instalaciones. También los hábitos internos han cambiado para intentar minimizar el contacto entre los propios trabajadores a la hora del almuerzo, por ejemplo.
Eso sí, lo que no ha cambiado es el menú. «Los pacientes con COVID-19 comen exactamente lo mismo que el resto», aunque cuentan con una botella de agua, una cortesía que al resto de pacientes no se les concede. «Están aislados y no tienen a ningún familiar que les pueda llevar una botella», recuerda. Así, los únicos cambios de menú han de venir justificados, como siempre, por prescripción médica, señala Ramos al tiempo que reconoce que en la cocina están viviendo la crisis sanitaria un poco desde la barrera.
«Estamos en otro edificio totalmente diferente y no salimos de la cocina», afirma. Aún así, en la instalación no son ajenas al «miedo» generalizado que hay en torno al posible contagio. «Somos 20 personas y claro que hay cierto temor», pero «lo suplimos con buen humor», destaca.
De hecho, desde que se desató la pandemia en Burgos, el clima reinante en la cocina del hospital es de esperanza. «Hemos hecho el mural de la esperanza, con dibujos y mensajes de ánimo. Es nuestro pequeño rinconcito». «Obviamente, el coronavirus es el tema habitual», pero «intentamos mantener el buen ambiente», añade.
Y es que, a su juicio, «los que de verdad se merecen todos los aplausos son los médicos y las enfermeras de la UCI». «Nosotros resistiremos mientras ellos resistan», destaca. A ellos, de hecho, les dedicaron semanas atrás un vídeo en el que los trabajadores de la cocina entonaban el Resistiré, convertido en himno de la lucha frente al COVID-19.
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