Harina, levadura, sal y agua. Cuatro ingredientes sencillos para un producto al que en muchas ocasiones no hemos dado la importancia que la crisis por la COVID-19 le ha otorgado. El pan. Ese que se ha vuelto un esencial, ese también ha hecho que ... la harina y la levadura sean productos más complicados de encontrar en los supermercados que las bolas del dragón.
Los panaderos se han convertido en esta crisis en un sector esencial que han mantenido su frenética actividad, pero aunque lo han hecho para que todos los hogares puedan disfrutar de pan a la hora de comer están soportando pérdidas económicas de gran magnitud.
Eva de las Heras regenta un despacho de pan en La Horra, allí no han dejado de prepararlo, aunque sí han visto variadas las rutinas habituales. «Hemos puesto un cartel para que solo entren de uno en uno y vienen casi todos con guantes y mascarillas. Y nosotros también. Trabajamos y estamos en el despacho con mascarilla y guantes», cuenta de las Heras.
La tranquilidad se ha adueñado de la localidad y todos se están tomando «con mucha seriedad» el confinamiento. Una de las cosas que ha cambiado en este periodo de cuarentena social es la manera en que compramos el pan, como explica Eva: «La gente se está acostumbrando a compran pan para dos o tres días y cuando se les acaba vuelve a comprar otra vez, así que nosotros hemos dejado de trabajar los domingos y festivos por este motivo».
No solo este motivo ha hecho descender la producción de este despacho de pan, el cierre de bares y restaurantes ha herido a un sector que cada día se levanta al alba. «La producción se nos ha quedado a menos de la mitad. Llevábamos pan a muchos restaurantes y bares y ahora tenemos muy poco trabajo, esta crisis a nosotros nos ha hecho mucho daño, la producción es menos de la mitad de lo que hacíamos antes y las pérdidas económicas son muchísimas», lamenta Eva.
Sin embargo Eva no pierde la sonrisa y, aunque la tape con la mascarilla, sigue despachando pan con una dulzura capaz de traspasar cualquier tela. Las barras huecas, el pan rústico en forma de bolla y las bollas gallega son los productos estrella. «Lo pide mucho la gente porque dura más, tiene mucha miga, está gordito y lo guardan en el congelador y lo van sacando, así que prefieren el pan que tenga más miga. ¡Ah!, y las barras de aceite, que son como las tortas de Aranda pero en forma de barra, eso también», enumera de las Heras.
Asegura Eva que no están recibiendo pedidos especiales, pero sí afirma que «la gente se lleva mucha harina». «Creo que están haciendo pan en su casa. Y repostería. Así nos vamos a poner, gorditos», y ríe mientras lo dice.
En la panadería venden también dulces, especialmente magdalenas, tortas de manteca y pastas artesanas, porque las ventas de postres han bajado mucho. Los despachos que tienen en La Horra en Aranda se mantienen abiertos y siguen llevando a Gumiel de Mercado cada día pan reciente. Cuando todo esto pase llegará el momento de pensar cómo reconstruir todo lo perdido, pero mientras tanto Eva de las Heras seguirá al pie del cañón cada día despachando pan con una sonrisa.