«Al principio era tos, luego ya décimas de fiebre y, en muy pocas horas, empecé a ahogarme»

«En mi caso, como no tengo patologías previas, me estoy recuperando bastante rápido, ya me están empezando a reducir el oxígeno, aguanto sin tos durante varios minutos, algo que antes era impensable porque me ahogaba. Además, no he tenido fiebre durante varios días», explica desde su habitación del hospital.

Cuenta que su pareja, Luis Daniel, estuvo ingresado por coronavirus desde el 11 al 31 de marzo y, en su última prueba, dio negativo. «Entonces le dieron el alta, le mandaron a casa a cuarentena domiciliaria, pero días después se empezó a encontrar mal, a tener síntomas y, de nuevo, al hospital». En esta línea, afirma que en el centro hospitalario les han trasladado que el último test fue erróneo. «Nos han dicho que las pruebas están dando una fiabilidad del 80%, es decir, que a veces fallan».

Esta arandina detalla que en el tiempo de aislamiento domiciliario «me contagié» y narra que «al principio era tos, luego ya décimas de fiebre y, en muy pocas horas, empecé a ahogarme. Intente quedarme en casa siguiendo las indicaciones, pero tengo una bebé y era incompatible. Al final tuve que avisar a la familia para que recogieran a la niña y me trasladaron en ambulancia al hospital».

A su llegada al centro sanitario, indica que gracias al plan de humanización que permite a personas de la mimas familia o parejas poder estar juntas en una habitación «esto se ha hecho mucho más llevadero», al compartir estancia con Luis Daniel. En cualquier caso, recalca que su pareja «lleva peor la recuperación, al ser una recaída le ha pillado sin defensas y además tiene leucemia y una enfermedad respiratoria».

En cualquier caso, Gloria destaca por su positividad a la hora de enfrentarse a la enfermedad y manda «un mensaje de ánimo, porque seguro que de esta vamos a salir». Agradece también la gran labor del personal sanitario «que se está portando con nosotros de forma increíble, con una gran humanidad y cuentan con poquísimos medios». En su mente, su hija Lucía que está con sus cuñados en Madrid, y sus padres que viven en Aranda y se encuentran muy preocupados por la situación. «Espero y deseo que nos recuperemos y que todo esto pase cuanto antes para estar pronto en Aranda con mi familia, no veo el momento». Asimismo, aprovecha para hacer una reflexión de cara al futuro: «espero y deseo que el mundo en el que vivíamos cambie y sea un mundo más tranquilo y más sano».