Italia intenta aprender a convivir con el coronavirus que ya deja once muertos

Entre los nuevos contagios registrados hay tres en Palermo, los primeros que se registran en la zona meridional. Los tres son miembros de un grupo de 28 turistas lombardos que se encontraban en Sicilia. Los enfermos fueron ingresados en la unidad de aislamiento de un hospital palermitano mientras que el resto de visitantes fueron puestos en cuarentena. Otro de los nuevos contagios registrados fue el de un empresario sexagenario de Florencia que, a su regreso tras un viaje a Singapur, dio positivo en un examen de coronavirus, por lo que fue ingresado en un centro médico florentino.

La epidemia provocó además las primeras fricciones entre las autoridades políticas italianas. El primer ministro, Giuseppe Conte, se mostró dispuesto a suprimir las competencias de sanidad que tienen las regiones si no se mejora la coordinación para atajar la epidemia. «Es una idea inaceptable e incluso ofensiva», le respondió el presidente de Lombardía, Attilio Fontana, que consideró que la amenaza de Conte podría responder al cansancio o a la presión por el momento.

El jefe del Gobierno de Roma señaló implícitamente a los responsables sanitarios lombardos al denunciar que en el origen de uno de los focos del coronavirus estaban los errores cometidos «en un hospital» donde no se siguieron de manera adecuada los protocolos de seguridad. Aunque no lo dijo abiertamente era evidente que se refería al de Codogno, la localidad epicentro de la epidemia en Lombardía. «Seguramente ha contribuido a la difusión», lamentó Conte, que mantuvo una reunión con los presidentes regionales para mejorar la respuesta que se está dando a la enfermedad y adoptar un protocolo único.

Tras el encuentro, en el que al parecer Fontana suspendió por el enfado la conexión por videoconferencia con el primer ministro, el presidente regional lombardo rebajó el tono para intentar que cese la histeria colectiva generada por la epidemia. «Estamos todos intentando hacer entender que esta es seguramente una situación difícil, pero no tan peligrosa. El virus es muy agresivo en la difusión, pero mucho menos en las consecuencias. Afortunadamente es poco más que una normal gripe», dijo Fontana tratando de desdramatizar y echando mano de los consejos de los expertos sanitarios.

Gianni Rezza, jefe del departamento de enfermedades infecciosas del Instituto Superior de la Sanidad, destacó que todos los casos han surgido alrededor de «focos bastante circunscritos». Se trata de los once municipios de Lombardía y Véneto donde aparecieron los primeros casos y cuyos 50.000 habitantes se encuentran desde el pasado fin de semana en cuarentena.

Walter Ricciardi, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pidió por su parte cambiar la percepción de esta crisis para evitar la histeria: «De cada 100 personas enfermas, 80 se curan espontáneamente, 15 tienen problemas serios pero que se pueden gestionar en un centro sanitario y 5 están gravísimas, de las que 3 mueren». Ricciardi destacó además que todas las personas fallecidas «tenían ya graves problemas de salud».

Junto a las consecuencias sanitarias y políticas, el coronavirus sigue provocando graves daños financieros en Italia. Además del bloqueo de las actividades económicas de los once municipios lombardos y vénetos en cuarentena, el sector turístico, que supone el 13% del PIB nacional, denuncia que se están produciendo miles de cancelaciones en todo el país incluso para las vacaciones de verano, lo que puede provocar pérdidas millonarias.

La Bolsa de Milán, por su parte, se desplomó este martes un 1,44% después de cerrar la jornada anterior con una caída del 5,4%, la peor de los último cuatro años. Aunque las autoridades no han ofrecido aún una estimación oficial del coste de esta crisis, cuya cifra final dependerá de la duración y de la eventual necesidad de adoptar medidas ulteriores de protección, ya hay economistas que aventuran que podría reducir hasta en cinco décimas el PIB italiano.