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El Gobierno repartirá diez millones de mascarillas a partir del lunes entre los trabajadores de los sectores no esenciales que vuelvan al trabajo tras el fin del permiso retribuido recuperable, y tengan que hacerlo en transporte público. Sin embargo, su uso no será obligatorio. «Si ... alguien no se la quiere poner, no se la pone. Es solo un apoyo a las medidas de protección», reconoció este sábado el responsable de Interior, Fernando Grande-Marlaska.
El Consejo de Ministros aprobó el viernes la medida después de que el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades haya pasado de aconsejarlas solamente a personas con síntomas, a generalizarla entre toda la población tras estudiar la evidencia de que se pueden producir contagios entre asintomáticos. El pasado 26 de febrero, el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, decía que «no es necesario que la población utilice mascarillas».
Un mes y medio más tarde, cuando España ya había superado las 11.000 muertes por coronavirus, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, reconoció que el Ejecutivo estaba barajando la posibilidad de recomendar su uso para salir a la calle. Pero por el momento, lo limita al transporte público, donde «es más complicado mantener la distancia de seguridad».
El reparto de mascarillas -que empezará este lunes o el martes próximo, según los días festivos de Semana Santa en cada comunidad- durará dos días y se realizará en hora punta en las proximidades de las estaciones de metro, autobús o cercanías. En él, participarán policías, guardias civiles, cuerpos autonómicos y locales, junto a voluntarios y profesionales de Protección Civil. «Es una medida de protección -insistió Marlaska- para los desplazamientos laborales y que se complementa con las otras medidas de distanciamiento social y lavado de manos».
Para esta vuelta al trabajo, el Gobierno ha preparado una guía para trabajadores y empresas con recomendaciones que tratan de reducir al máximo el riesgo de contagio cuando la pandemia aún no está controlada. Además del uso de la mascarilla higiénica en el transporte público, Sanidad recomienda guardar, al menos, un metro de distancia de seguridad. En el caso de los autobuses, será el conductor el encargado de velar por que se controle el aforo y se respete esa distancia. Para los taxis y VTC, el protocolo establece que «solo debe viajar una persona por cada fila de asientos».
El Gobierno aconseja desplazarse a trabajar en moto, bicicleta o incluso andando para evitar las aglomeraciones. También utilizar el coche si el trabajador dispone de vehículo propio, aunque extremando las medidas de limpieza, sobre todo de las zonas que más se tocan, como el volante. Una vez en el centro de trabajo, se deben «evitar saludos y darse la mano», subrayó el titular de Sanidad, Salvador Illa, que insistió en que las prioridades son «mantener la distancia interpersonal, lavarse frecuente de manos con agua y jabón y maximizar la higiene en espacios públicos y privados». La guía recoge además que se planifiquen las tareas para que haya una distancia entre empleados de dos metros, tanto mientras se trabaja en las instalaciones como a la entrada y salida. Por todo ello pide también a las empresas que escalonen, en la medida de lo posible, los horarios. También exige unas medidas de ventilación y desinfección en cada centro.
Y para quienes trabajen de cara al público, se tendrán que implementar medidas para minimizar el contacto con los clientes: control de acceso a la tienda, fomentar el pago con tarjeta e incluso colocación de mamparas de protección. Pero cuando los riesgos no puedan evitarse «la empresa deberá facilitar equipos de protección individual». Sanidad recomienda también que los empleados usen mascarillas cuando trabajan con personas alrededor, además de guantes para quienes estén más expuestos, y no utilizar equipos ni dispositivos ajenos.
Para la ropa de trabajo, la guía recomienda que al terminar se meta en bolsas y se lleven a donde se realiza su lavado habitual, que tendrá que ser con agua caliente. Finalmente, en caso de detectar sintomatología, «por leve que sea», o si se ha estado «en contacto con quien haya presentado síntomas o haya sido diagnosticado», no se debe ir a trabajar.
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