Mañana 22 de abril se cumplirían 15 días desde que María Neila Pérez ingresase en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU). La trasladaron desde la residencia de la tercera edad Virgen de la Guía de Quintanar de la Sierra. No la ingresaron por causas relacionadas ... con la COVID-19 pero allí le hicieron el test y dio positivo. María no cumplirá los 15 días de ingreso porque esta misma tarde del martes 21 de abril ha sido dada de alta, con 98 años. «Es una mujer fuerte, sí. Además, es que casi nunca ha estado mala», confiesa su hijo, Ángel Marcos.
Esta tarde, mientras Ángel y su mujer esperaban impacientes la llamada de la ambulancia para confirmarles que su madre y suegra salía del hospital, este hijo contaba que esperaba poder verla. «Ir un momento y poder verla, sabemos que no podremos abrazarla o hablar con ella, pero, al menos, que nos vea y que nosotros la veamos a ella», reconoce Ángel. Simplemente comprobar que todo está bien y ganar algo de tranquilidad.
A María Neila la trasladaron desde la residencia de Quintanar al HUBU por molestias en el estómago, no por síntomas relacionados con la COVID-19. «No pensamos en ese momento que podría arrojar positivo pero, sinceramente, el pensamiento del coronavirus está ahí pero no te lo acabas de creer hasta que no te lo confirman», reconoce Ángel. Al día siguiente de ingresar le hicieron el test y ya arrojó positivo. María ha necesitado oxígeno para ayudarla a respirar pero no ha precisado estar ingresada en la UCI. «Mucho mejor», suspira su hijo.
Con 98 años, sabiendo que su madre es población de riesgo, a Ángel se le corta la voz al explicar lo que se le pasaba por la mente. Ahora, cuando les dicen que la dan el alta, han sentido mucha alegría, como es normal, pero Ángel reconoce que los médicos, desde que ingresó les han dado buenas noticias. «Nos daban muchas esperanzas. Todos los días nos comunicaban su evolución y se han portado muy bien», agradece. Además del miedo que tienes dentro en estos momentos, no recibir información alimenta los malos pensamientos. Esto es algo que conocen desde el HUBU y, por eso, han mantenido informada a la familia en todo momento. Eso les tranquilizaba, al igual que recibir noticias de su mejoría diariamente.
Su madre está perfectamente a nivel neurológico pero les preocupaba si, como suele pasar, al ingresar en el hospital se desorientaba pero «los médicos nos aseguraban que era perfectamente consciente de todo». María, como la mayoría de nuestros mayores, ha vivido tiempos duros, los ha superado y ahora nos están demostrando su fortaleza infinita, una vez más.
Ángel reside en Vilviestre del Pinar y su madre en la residencia de Quintanar. Ahora la familia está deseando que pase todo esto para poder ir a visitarla, aunque Ángel es realista: «en las residencias, hasta que la situación no esté muy controlada, no creo que se abran las visitas». Pero aún así, a esta familia le tranquiliza ver que la gente que cuida a su madre está trabajando porque esté lo mejor posible. «Mi madre en la residencia está muy a gusto y nosotros también», confirma Ángel.
Hasta que llegue el momento de los abrazos hablarán con María por teléfono, llaman a la residencia y les ponen con ella. Hace poco, antes de ingresar, «también hicimos una videollamada con su sobrina que está en Barcelona», recuerda Ángel. Así pasarán los días hasta que puedan visitar a María, una mujer a la que su hijo define como «fuerte» y trabajadora, «antes la que más o la que mnos tenía que trabajar, les han tocado años duros» pero, aún así, reconoce que su madre «al menos, ha vivido feliz».