La patronal de las residencias privadas de Burgos defiende su profesionalidad ante la crisis del coronavirus

Sí, el coronavirus ha entrado de lleno en numerosos centros, pero no en todos, ni mucho menos. De hecho, según los datos con los que opera la Junta de Castilla y León, en torno al 65% de las 1.214 residencias para mayores, centros de personas con discapacidad y viviendas tuteladas en Castilla y León continúan totalmente libres de coronavirus. Y del 35% restante, sólo una parte cuenta con fallecidos por coronavirus. Eso sí, el número de fallecidos en dichos centros continúa disparado. Según también los datos de la Junta, ya son más de 200 los residentes con coronavirus o síntomas compatibles que han muerto desde que se desató la pandemia, la mayoría de ellos focalizados en un puñado de residencias.

Ese no es el caso de los centros asociados a Asdebur (un total de 26 en toda la provincia). «El 95% de las residencias asociadas no tienen covid-19», asegura la presidenta del colectivo, Felicidad Viyuela, quien insiste en que «se está dejando en muy mal lugar a las residencias y no es cierto» en términos generales.

Para muestra, un botón. En el ámbito concreto de la asociación, se establecieron protocolos de actuación a finales de febrero, mucho antes de que el Gobierno decretara el Estado de Alarma. Unos protocolos que establecían, entre otros aspectos, la adquisición de equipamiento de seguridad o la restricción de las visitas de los familiares. «Mucho antes de que ningún organismo nos dijera nada» ya se actuó. Luego, en todo caso, llegó el Estado de Alarma y se comenzó a hablar de las residencias.

En este sentido, destaca la intervención por parte de la Junta de dos centros en la provincia (en Adrada de Haza y el Briviesca). Al respecto, Viyuela entiende que se trata de circunstancias puntuales y que, en todo caso, «quizá deberían haberse intervenido antes». Además, la presidenta de la asociación critica que la administración les está mermando sus plantillas. «Se están llevando nuestro personal a residencias públicas o a centros hospitalarios». Y en el mercado laboral no encuentran recambio, a pesar de haber creado incluso una bolsa de empleo.

Eso condiciona el trabajo de unos centros cuyos residentes, en todo caso, son población de riesgo. «Estamos hablando de personas que, en muchos casos, son muy mayores, que tienen patologías previas muy grandes» y que son especialmente débiles ante cualquier infección, no solo provocada por el coronavirus..

Sea como fuere, insiste, los protocolos se están cumpliendo por norma general, con un comportamiento profesional impecable. «Se está haciendo un grandísimo trabajo» por parte del personal, defiende Viyuela al tiempo que recuerda que los centros para la tercera edad son eso, centros asistenciales, no hospitales, a pesar de contar con personal sanitario. «Los residentes y las familias están muy tranquilos. Lo único que les falta es el contacto físico entre ellos», zanja.