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La pandemia global que se está viviendo desencadenada por el coronavirus se ha convertido en un desafío para las personas, las familias, los gobiernos y las sociedades, además de ser una prueba para el mundo y para toda la humanidad sin distinciones. Se trata ... de una crisis sin precedentes que ha sometido a una tensión extrema los principios inspiradores del discurso de los derechos humanos.
El estado de bienestar parece tambalearse y, por tanto, poneo en riesgo los derechos humanos de las personas en situación de vulnerabilidad. En este contexto de negación estructural de derechos y de exclusión, se encuentran las personas con discapacidad y sus familias. La pandemia ha situado a estas en un estado de excepcionalidad y las ha castigado sin culpa.
En ese contexto se mueve la Asociación de Padres y Tutores del Centro Ocupacional El Cid, una entidad privada sin ánimo de lucro que trabaja en Burgos desde hace más de 35 años por la promoción y autonomía de personas con discapacidad intelectual y sus familias, y APACID, la asociación de familias de personas usuarias del Centro Ocupacional El Cid. Este centro es de titularidad pública y está gestionado por la Junta de Castilla y León con servicios tales como el centro de día y la residencia.
Funciones que complementa APACID al ofrecer servicios totalmente diferentes como empleo, deporte, ocio, educación no formal, vivienda.
Ambas entidades dan servicio a las mismas personas, pero su gestión es totalmente diferenciada siendo uno de titularidad pública y otro de titularidad privada.
Desde el mes de marzo con el inicio de la pandemia y hasta el presente, el funcionamiento de APACID ha tenido que reinventarse casi por completo, suspendiendo parte de sus servicios, implantando otros nuevos y adaptando los existentes, para poder seguir dando la mayor cobertura posible a las familias que atiende.
Con el confinamiento se produjo el cierre del centro de día, que no volvió a reabrir hasta el mes de octubre. A esto, se sumó, la cancelación de todos los programas de deporte del club deportivo de APACID (fútbol sala, baloncesto, senderismo o ciclismo), todas las actividades de ocio (teatro, danzaterapia, bailes regionales, salidas...), las actividades de educación no formal (alfabetización, cocina, grupo autogestor...) y se vieron canceladas las vacaciones de verano.
Se añadió también que muchas de las personas que trabajan en el Centro Especial de Empleo el Cid, perteneciente a APACID, se vieron afectadas por un ERTE.
El cierre de estos centros y servicios afecta en mayor medida a las personas con discapacidad que al resto de la población, puesto que necesitan muchos más apoyos.
En esta situación, los cuidados han sido asumidos principalmente por sus familias, las cuales están realizando un sobresfuerzo que principalmente recae sobre las mujeres. Algunas de las actividades que realizaba la persona con discapacidad en los centros, ahora tienen que hacerlas con el apoyo de sus familiares, otras simplemente no pueden hacerse.
Existen estudios que demuestran que el impacto que ha tenido la covid-19 en su calidad de vida ha provocado que su estado emocional empeore, al igual que su estado físico y sus relaciones personales. A esto se suma que la autodeterminación y el desarrollo personal se han visto afectados negativamente.
Desde APACID se ha continuado trabajando para dar soporte a las personas que atiende. Las seis viviendas que gestiona la entidad han estado durante todos estos meses abiertas, atendiendo a las personas que allí residen. No ha sido un trabajo sencillo, pero gracias al gran equipo profesional con el que cuenta la entidad, se ha podido mantener la misma atención, eso si, adaptada a las circunstancias cambiantes durante todos estos meses.
También se ha puesto en marcha un nuevo programa de paseos para que tanto las personas de las viviendas de la entidad, como aquellas que residen con sus familias o en el Centro Ocupacional El Cid, dispongan de un tiempo de disfrute, que rompa su rutina diaria, un tiempo de esparcimiento, lúdico y de relaciones con su grupo de iguales. Este programa puede llevarse a cabo gracias a la colaboración de un gran equipo de personas voluntarias que diariamente acuden para estos encuentros.
Por otro lado, se crearon dos nuevos programas, uno de Cine Foro y un club de lectura, dando alternativas a las diferentes personas que atiende la entidad.
Ahora, las personas con discapacidad y sus familias miran hacia el futuro con preocupación e incertidumbre. La reducción en las actividades del colectivo, afecta de forma muy negativa a su desarrollo, así como al mantenimiento de aquellas habilidades ya adquiridas. Respecto al ámbito ocupacional, son conscientes de las dificultades económicas y laborales que deberán afrontar.
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