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Grupos burbuja, distancia de seguridad y mascarillas marcan el día a día en Down Burgos. BC
Burgaleses ante el coronavirus: «La pandemia ha demostrado que los chavales tienen más habilidades de las que manifiestan»
Burgaleses ante el coronavirus

«La pandemia ha demostrado que los chavales tienen más habilidades de las que manifiestan»

Asociación Síndrome de Down Burgos ·

La covid-19 ha obligado a familias, chavales y profesionales a reinventarse, en una etapa muy dura y de mucho esfuerzo, que están consiguiendo superar con nota | La pandemia ha permitido demostrar valías escondidas pero ha mermado la interacción social

Martes, 2 de febrero 2021, 08:01

'De esta salimos mejores', clamábamos mientras estábamos confinados en nuestros domicilios, colocábamos arcoiris en las ventanas y salíamos a aplaudir a los sanitarios a las ocho en punto de la tarde. Tres olas pandémicas después podemos decir que fuímos demasiado optimistas. No salimos ni ... mejor ni peor, salimos tal como somos. Eso sí, la covid-19 nos ha puesto a prueba a todos, personal y profesionalmente, y algunos han superado el reto de manera sobresaliente.

Es el caso de la Asociación Síndrome de Down Burgos, que ha tenido que realizar un importante esfuerzo de reconversión para mantener la atención a familias y chavales durante toda la pandemia, adaptándose a los cambios, las restricciones y las medidas de seguridad. «Hemos ido superando diversas fases», reconoce su gerente, Luis Mayoral, con el compromiso de los profesionales, la capacidad de adaptación de los chavales y la complicidad de las familias.

Todo empezó con el 'comité de crisis' que tuvieron que reunir el 13 de marzo, cuando Burgos se sumió en una cuarentena social, con cierre de colegios, dotaciones sociales y servicios públicos, solo un par de días antes de que se decretarse el confinamiento con el Estado de Alarma. Mayoral reconoce que no sabían cómo iban a afrontar la situación, pero se confió en el equipo de Down Burgos para reorganizar los servicios y garantizar que los chavales y las familias estaban atendidos.

Las clases telemáticas han salvado la situación y, ahora, se combinan con las presenciales. BC

«Como equipo hemos funcionado muy bien», admite Susana Arias, la directora del centro de mayores, quien asegura que se han tenido que reinventar. «Las clases por zoom han sido un sobreesfuerzo; estábamos en alerta continua y con incertidumbre», admite. El proceso de adaptación ha sido largo porque «estábamos acostumbrados a trabajar de forma presencial», pero ahora ya cuentan con un modelo mixto, cuya puesta en marcha ha sido muy beneficiosa para todos.

«Al principio, los chicos necesitaban ayuda pero cada vez son más autónomos», han aprendido a utilizar con mayor soltura las nuevas tecnologías y «estamos muy contentos», explica Arias. Y es que, si bien la pandemia «es una putada», reconoce con humor Luis Mayoral, también tiene su lado positivo. «Los chavales tienen más habilidades de las que realmente manifiestan», y se ha podido ver durante la pandemia. Además de ser más responsables pues cumplen con las normas.

Así que «la experiencia ha sido positiva» aunque también ha tenido su parte negativa pues se ha perdido mucho contacto humano. Ahora, en el centro de mayores trabajan con ese modelo mixto de clases presenciales y atención telemática. Se han sustituido los grandes grupos por grupos burbuja, se han blindado las instalaciones para evitar contagios, se han suspendido actividades deportivas, también el ocio. «Hemos perdido por el camino contacto humano que nos va a costar recuperar», comenta Arias.

Además, los chavales también están preocupados por lo que está sucediendo. «Hay gente que lo lleva mejor y otros requieren de más apoyo«, explica Arias, aunque se ha hablado mucho de la pandemia sobre todo tras los meses de confinamiento. «Se les animó a que expresaran sus emociones» y, ahora, aunque se sigue hablando de la covid también se abordan otras cuestiones porque los chicos tienen sus propias inquietudes. «Es importante mantener una cierta normalidad», afirma la directora, así que se busca un equilibrio entre la 'normalidad' y las medidas anticovid.

El almuerzo lo toman en los exteriores del centro y separados. BC

«No podemos convertir el centro en un espacio seguro pero que se pierdan las relaciones humanas entre los chicos», de ahí el reto al que se han estado enfrentando durante los últimos meses. Y que seguirá presente, al menos, hasta septiembre, pues en Down Burgos ya asumen que acabarán el curso bajo las restricciones de la covid-19. Es el peaje que toca pagar para vencer al virus, cuya presencia ha sido «discreta» en Down Burgos.

Desde junio, cuando empezaron a volver a la actividad presencial de forma escalonada, solo se han detectado ocho contagios, cinco entre los mayores y tres entre los pequeños, y ninguno de ellos se contagió en la asociación. «El esfuerzo ha tenido su recompensa», admite Luis Mayoral, quien recuerda que no solo se ha hecho un esfuerzo humano y profesional por cumplir las normas sino que también se han invertido 9.500 euros en medidas de protección.

Ahora esperan las vacunas y saber si se les va a considerar un colectivo prioritario y de qué manera. En teoría, a las personas con discapacidad les tocaría el turno tras las residencias de mayores y los sanitarios, pero tal vez solo si están vinculados a un centro de día. Luis Mayoral explica que expertos internacionales ya han demostrado que las personas con síndrome de down mayores de 40 años son un coletivo de mayor riesgo, así que espera que se les atienda como un grupo preferente. De momento, en Burgos la Gerencia de Servicios Sociales ya tiene el listado de chicos y profesionales para que se vayan reservando las vacunas.

Las clases presenciales van con mascarillas y pantallas. BC

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