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El sistema sanitario sigue sufriendo el impacto de la pandemia de la covid-19. Si bien la sociedad ha vuelto a la normalidad, aprendiendo a convivir con el virus, en centros de salud y hospitales la octava ola no está pasando tan desapercibida como en ... las calles de Burgos, y eso hace que los sanitarios sigan sufriendo una importante presión asistencial y soportando una gran carga de trabajo.
«Los sanitarios están cada vez más quemados», afirma Silvia G. López, la secretaria provincial del Sindicato de Enfermería SATSE Burgos, quien alerta una vez más del impacto físico y sobre todo emocional que sobre los sanitarios tiene la pandemia y la gestión de la sanidad en Castilla y León. Y es que siguen faltando enfermeras, y en verano ese déficit de profesionales es más acusado.
López afirma que no se han hecho las contrataciones necesarias para contar con suficiente plantilla durante los meses estivales. Se lanzaron las convocatorias tarde y, ahora, se están cubriendo todos los servicios con prácticamente la misma plantilla, lo que unido al incremento de contagios e ingresos por la octava ola y a las vacaciones de las enfermeras, está poniendo la situación al límite.
«Se están quitando días libres a las enfermeras», denuncia la secretaria provincial de SATSE. Y también sufren cambios de turno. «Solo se respetan las vacaciones» y, aún así, no se llega a todo. SATSE ha tenido constancia de que, en el Hospital Universitario de Burgos, ha llegado a haber enfermeras que se han encargado de 20 pacientes, cuando el ratio ideal está entre 6 y 8.
Una medida que se solía poner en marcha en Castilla y León, para paliar el déficit de personal en verano, era el cierre de camas hospitalarias (aprovechando que suele haber menos carga de trabajo). Sin embargo, este año no ha sido posible precisamente por esa octava ola «silenciosa», apunta López, pues la carga de trabajo no ha mermado, y se ha agravado con la pandemia.
La octava ola ha sido muy sigilosa. Levantadas las restricciones, los ciudadanos han dejado atrás la pandemia, pero la covid-19 ha seguido presionando el sistema sanitario, como demuestran los datos extraídos del portal de transparencia de la Junta.
Hasta 20.000 casos activos ha registrado este julio Atención Primaria, la cifra más elevada de toda la pandemia. El mapa de zonas básicas de salud ha estado permanentemente en naranja, pues es difícil no registrar positivos, y eso que la estrategia ha cambiado y muchos de los contagios ya no se contabilizan.
En los hospitales también ha habido un aumento de los pacientes con covid. El HUBU tiene actualmente 54, pero ha llegado a tener 99 el 11 de julio, una cifra que no se veía desde febrero. Y son ya 798 los pacientes con covid que han fallecido en el hospital.
En la UCI hay 3 pacientes graves, pero han llegado a ser hasta 6 este julio. En el Santiago Apóstol de Miranda de Ebro el techo lo tocaron el 7 de julio con 19 pacientes covid positivo ingresados, mientras que en el Santos Reyes de Aranda de Duero el máximo han sido 25, el 18 de julio.
El HUBU ha llegado a tener ingresados hasta 99 pacientes con covid, según datos del portal de transparencia de la Junta de Castilla y León. Han sido tres la plantas que se han tenido que habilitar exclusivamente para pacientes positivos, lo que ello supone de sobreesfuerzo para las enfermeras (que también se han contagiado de covid, cayendo de baja y agudizando la escasez de personal).
Silvia G. López recuerda que, a esta situación ya de por sí difícil, se le suma el programa de la Junta para reducir las listas de espera, con turnos de intervención por las tardes, que exigen de más personal. Pero como no lo hay, es la misma plantilla la que está asumiendo todo el trabajo, con un gran sufrimiento emocional porque ven que no se llega a todo.
El panorama es todavía más desalentador en Urgencias, donde se han duplicado los ingresos. Se ha pasado de 200 o 250 pacientes diarios a 450 y 500, así que el tiempo de espera también se ha alargado y llega a las ocho horas en algunos casos. Los más presionados son los profesionales que se encargan del triaje. Y esta situación tiene sus consecuencias.
SATSE Burgos denuncia un aumento de las agresiones por parte de pacientes. A diario hay agresiones verbales y se llega a agresiones físicas, algo «inconcebible». Así que las enfermeras acuden a sus puestos de trabajo desmotivadas, lamenta Silvia López, y siempre salen del turno «con mal sabor de boca» y con una gran sensación de frustración.
También lo están pasando mal en Atención Primaria. El verano deriva la presión asistencial al medio rural, cuyos sanitarios soporta un importante incremento de pacientes. Y aunque se reduce en los centros de salud urbanos, como también hay vacaciones, la presión sigue siendo alta, lamenta López, pues la octava ola también ha afectado mucho a Atención Primaria.
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