La crisis continua de AstraZeneca (AZ) ha entrado en las últimas horas en un nuevo capítulo. De ser la vacuna más temida por los trombos en marzo a convertirse en la más deseada en mayo para esquivar el 'cóctel' de profilaxis que quiere imponer el ... Ministerio de Sanidad. La demanda masiva de repetir con el segundo pinchazo de AstraZeneca por parte de los casi 2 millones de trabajadores esenciales a los que se le había negado la segunda dosis amenaza ahora seriamente con poner en apuros el stock del Ministerio de Sanidad y de las comunidades autónomas.
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Este viernes, la propia Carolina Darias se vio obligada a comparecer de urgencia en Canarias para garantizar que habrá suministro de viales de la profilaxis de Oxford a pesar de la avalancha. Eso sí, a diferencia del pasado miércoles cuando aseguró con rotundidad que no habría problemas de stock, hoy la titular de Sanidad introdujo el matiz de que nadie se quedará sin su segunda dosis a tiempo siempre y cuando AstraZeneca cumpla sus compromisos. Y es precisamente ahí donde pueden surgir los problemas si AstraZeneca, que hasta ahora ha demostrado de forma repetida sus incumplimientos en el suministro, vuelve a hacer gala de esa falta de rigor en las entregas.
Y es que la situación actual es muy peliaguda. En las neveras de las comunidades autónomas, según el recuento de este viernes por la mañana, solo había 987.693 dosis en la reserva. A ese stock habría que sumar, siempre que el laboratorio cumpla, otros 1,3 millones de viales que, según anunció el pasado miércoles Darias, deberían llegar a España el próximo lunes. Y a partir de ahí, en Sanidad admiten a día de hoy no saber cuándo llegará una nueva remesa.
En el otro lado de la balanza habría casi cinco millones de candidatos al segundo pinchazo. Además de estos 2 millones de trabajadores esenciales que presuntamente de manera masiva se inclinan por AstraZeneca hay aproximadamente otros 2,8 millones de personas, en su mayoría pertenecientes al grupo de 60 a 69 años, que recibieron el primer pinchazo con Vaxzevria (nueva denominación de la fórmula del laboratorio sueco-británico) y que a partir de este junio deberían volver a ser inoculados.
O sea: a día de hoy habría en frigoríficos o de supuestamente de camino algo menos de 2,3 millones de dosis para una cantidad de candidatos que podría superar ampliamente los 4 millones si los trabajadores esenciales siguen apostando tan abrumadoramente por repetir con Vaxzevria.
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Y lo peor, confiesan en el departamento que dirige Carolina Darias, es que es «imposible» actualmente hacer previsiones porque es muy difícil calcular realmente cuántos de esos cientos de miles de profesores, policías, militares o bomberos menores de 60 años finalmente optaran por rechazar la segunda inoculación con Pfizer, que es la que oficialmente marcaba el protocolo fijado la pasada por la Comisión Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS). Un protocolo –insistió este viernes de forma machacona Darias- que establecía taxativamente que repetir con AstraZeneca debía ser un caso excepcional. Sin embargo, esa directiva que en la práctica está siendo totalmente ignorado en las comunidades donde ya se ha comenzado con la re-vacunación de este colectivo y en las que la excepción del segundo pinchazo de AstraZeneca se está convirtiendo en la regla. Caso aparte fueron Madrid y Galicia que hoy anunciaron en firme su voluntad de seguir incentivando abiertamente repetir con AZ.
Según las primeras estimaciones de Sanidad, en las comunidades en las que ya se ha comenzado la segunda ronda de los trabajadores esenciales -tales como Murcia, Andalucía, Galicia o Cataluña- entre el 70% y el 90% de los ciudadanos estaría optando por repetir con AstraZeneca. Un porcentaje –reconocen desde la Comisión de Salud Pública- que es de esperar que se reproduzca en el resto de las autonomías en los próximos días, donde el rechazo al 'cóctel' de profilaxis defendido por Darias parece estar igual de extendido entre los afectados.
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De confirmarse estas estimaciones, en Sanidad se enfrentarían ya a un problema inminente. La práctica totalidad de estos casi 2 millones de trabajadores esenciales está al límite de las 16 semanas fijadas por el ministerio para su segunda inoculación. (En realidad el plazo máximo fijado por AstraZeneca eran 12 semanas entre el primer y segundo pinchazo pero Salud Pública lo alargó sin ningún ensayo científico que lo avalara a la espera de los resultados del estudio CombivacS sobre el 'cóctel' de vacunas).
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