El norte de Burgos, expectante ante la llegada de vascos y riojanos huyendo de restricciones en Nochevieja

Sin embargo, los alcaldes de las localidades cercanas a estas comunidades no temen que las restricciones impuestas en sus municipios provoque una llegada a los suyos para celebrar el inicio del año 2022 sin límites.

Así lo asegura Isaac Angulo, el alcalde de Medina de Pomar, que no cree que las medidas vecinas «repercutan» en su municipio porque en él no se va a llevar a cabo «ninguna actividad». «Están abiertos los bares y nada más. Va a venir la gente que viene todos los años porque tiene aquí su segunda casa y que aprovecha, el que puede, que tiene unos días de vacaciones. Pero repercusión en ese aspecto no va a haber», afirma.

No espera tampoco una llegada importante de personas para este fin de año: «La gente que va a estar aquí ha venido ya antes, están aquí porque vienen a pasar la Navidad, porque tiene familia aquí. Pero han venido ya».

Y es que en Medina de Pomar no habrá nada que diferencie esta Nochevieja de «cualquier fin de semana» en los que los «bares abren hasta la hora permitida». Y, además, recuerda el alcalde que las restricciones no las pone él, sino la Junta de Castilla y León. «Se hará lo que marque la Junta. Los bares tienen que respetar los horarios que marque la norma, al menos los que abran, que hay gente que cierra. Los bares aquí no hacen el negocio en Navidad, lo hacen en verano. Ahora vas por aquí y a las once de la noche no hay nadie», insiste Angulo.

Algo más expectante se encuentra Adrián Serna, alcalde de Villarcayo, que sí deja abierta la posibilidad a recibir alguna visita, aunque diferencia entre «la gente de Vizcaya que tiene familia en Merindades y que ya vienen en fechas como Nochebuena y Nochevieja y que viene de manera histórica a pasarlo aquí, y que ya ha venido, y la gente que pase la Nochevieja en su casa y coja su coche y venga porque su comunidad autónoma ha decretado el cierre de su hostelería».

«Estamos un poco expectantes a ver las noticias y vamos a esperar también a ver qué decide nuestra comunidad autónoma», incidía. «El presidente vasco propuso a todos los presidentes autonómicos del norte tomar la misma medida, porque no sirve de nada que se cierre una zona y que a 50 kilómetros tengas otra con todo abierto, a ver si para evitar que se junte mucha gente van a juntarse en otra zona con un espacio mucho más pequeño», reflexionaba en voz alta, al tiempo que repetía que prefieren esperar a que se tomen todas las decisiones para ver si pueden convertirse en un improvisado «punto de recepción de turismo nocturno».

En Villarcayo tampoco hay grandes planes para la última noche del año, su alcalde lo tiene claro: «Creo que no estamos en una situación de animar a la gente en cuanto a las celebraciones, al menos con actos organizados por las administraciones públicas. Aquí cada bar, pub o discoteca preparará su propia fiesta dentro de las medidas establecidas por la comunidad autónoma, porque los ayuntamientos ahí poco podemos decir».

En Espinosa de los Monteros la afluencia de gente estas Navidades «ha sido algo menor que la de otros años», cuenta Raúl Linares, su alcalde. Y con esos datos, el regidor no se atreve a aventurarse en si las restricciones de las comunidades vecinas provocarán una mayor afluencia de visitantes a su municipio.

«No puedo preverlo. De restricciones, eso sí, no tengo conocimiento, ni de la Delegación ni de la Junta, no me ha llegado absolutamente nada», explicaba. «Para Nochevieja no sé qué previsión hacer, creo que habrá menos gente que otros años, pero habrá que esperar a ver qué restricciones van a poner. Yo no sé si la Junta de Castilla y León pretende poner alguna limitación de algo además de la mascarilla en espacios abiertos», insistía Linares.

En Miranda de Ebro los hosteleros también se encuentran expectantes. Pepe Rey, presidente de la Asociación de Hosteleros Altamira asegura que tendrán «afluencia de gente de los pueblos de la Rioja y de Vitoria» para Nochevieja, sin embargo, cree que «no es un día para moverse mucho la gente». «Igual se ve más movimiento la noche de Reyes o el fin de semana de después, pero Nochevieja no es un día de moverse, harán fiestas privadas y botellones porque esos días la gente bebe y no van a coger el coche», alerta Pepe Rey.

Aunque también creen que si las restricciones siguen sin implantarse en Castilla y León es probable que la gente «se anime al siguiente fin de semana o en Reyes, sobre todo por el tema del coche, porque estos días todo el mundo bebe y habrá muchos controles en Nochevieja». «Si vienen serán de Haro, o pueblos muy cercanos a Miranda, pero no esperamos mucho ahora», afirma.

Además, los hosteleros quiere recordar a todos los clientes que deben tener en mente las restricciones actuales para que se cumplan y se lo pongan «fácil con las mascarillas» a los trabajadores. «La Navidad, aunque no haya restricciones, está siendo muy floja. Entre los que están confinados y los que tienen miedo pues no salen mucho. Eso sí, al menos como hace bueno, la gente sale a las terrazas», celebra.

Daniel Nubes, de bar La Madre y miembro también de la asociación, afirma que ellos medirán el «aforo en los cotillones». «Queremos que no haya problemas para la gente que ya tiene entrada. No nos ha llamado nadie de fuera para ver si hay sitio para el cotillón, pero sí que hemos notado que hay gente que ha decidido revender sus entradas por el miedo. No ha habido incremento en la venta, teníamos aforo de 80% y está vendido a clientes habituales y gente que son «familia» en el bar», asegura.

Para ampliar la seguridad esta Nochevieja, Daniel Nubes explica que van a entregar «pulseras identificativas». «Vamos a hacer una base de datos para que, en la misma entrada del bar, antes de que pase la gente, deje su DNI, nombre y apellidos para la trazabilidad por si hubiese cualquier problema», explica Nubes.

Este control de acceso sirve para que «la gente cumpla y que dentro de lo que es la fiesta se cumplan ciertas normas». «Cuantos más locales haya abiertos en Miranda mejor, porque así la gente se distribuye y hay menos aglomeraciones. Sería muy bueno que vinieran de fuera económicamente, pero podemos pagarlo después si se nos va de las manos porque no podemos controlarlo. Sería pan para hoy y hambre para mañana», continúa Daniel que añade que no esperan «mucha gente de fuera en Miranda, igual algún grupo de chavalillos de Haro o Vitoria pero nada reseñable». El miedo de los hosteleros, y de muchos de los ciudadanos, es que «haya botellones descontrolados y que la gente se siga juntando igual».