Las medidas extraordinarias no reducen la incidencia de la covid en la provincia

El 5 abril, la Junta de Castilla y León anunciaba el cierre hostelero en los municipios de Burgos, Miranda de Ebro, Medina de Pomar y Briviesca. Todos sobrepasaban ampliamente la cifra de 150 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 15 días. Es decir, que el famoso semáforo obligaba a Sanidad a tirar de las medidas excepcionales. Un mes después, la situación no ha variado ni un ápice en la capital ni en Medina de Pomar, pues reflejan la misma incidencia acumulada con 379 y 314 casos, respectivamente.

El descenso en Miranda de Ebro ha sido más significativo, aunque no ha servido para que la hostelería recuperara las sillas y las mesas interiores. Su incidencia acumulada en las dos últimas semanas ha mermado hasta los 270 casos, por los 310 que reflejaba hace un mes.

Más efectivas, al parecer, han sido las restricciones en Briviesca, que, a partir de este martes, después de un mes con el candado echado, volverá a recuperar a los clientes en el interior de los locales. El 5 de abril reflejaba una incidencia de 167 en 15 días y este lunes ha descendido hasta los 75. El semáforo se ha puesto en verde para que vuelva la actividad.

De color rojo estuvo para los hosteleros de Lerma durante 15 días, del 13 al 26 de abril. Y según el baremo de la Junta en ese color debería seguir, porque la incidencia acumulada a 15 días se establece este lunes en 354 casos por cada 100.000 habitantes. Es decir, que con una incidencia superior a la de Miranda y Medina, la Junta deja a los hosteleros de Lerma trabajar el interior.

El último municipio que entró en la lista de afectados fue el de Quintanadueñas. Sucedió hace una semana, cuando su incidencia rondaba los 1.000 casos. Siete días después, la incidencia ha bajado hasta los 780.