«Solo tenemos una mascarilla, y porque nos la han traído de fuera»

Personas inmunodeprimidas, con enfermedades respiratorias o trasplantadas necesitan estas mascarillas, sobre todo las de mayor graduación. Ya sea en su día a día, como medida de prevención en épocas de riesgo alto o cuando tienen que acudir a centros de salud u hospitales. «Hay gente como nuestro hijo que se las están viendo y deseando para conseguirlas». Y en las farmacias, asegura, «es imposible encontrarlas». Sobre todo aquellas que no son de tela, como las quirúrgicas, y que tienen un mayor grado de protección, aquellas que se denominan FFP1, FFP2 y FFP3 (de menor a mayor eficacia). Por eso su inquietud aumenta cuando salen del hospital para pasar unos días en casa y, con pesar, solo les pueden ofrecer una mascarilla, cuando en otras ocasiones no hubiera habido problema alguno.

Alejandro pidió ayuda a amigos y también por redes sociales. Ya han recibido alguna, que han podido compartir con otros niños en su situación, y están esperando otras que llegarán de Francia y Portugal.

Y la situación se repite. Cerca de 60.000 personas han firmado en una petición de Change.org que pide asegurar el abastecimiento. Daniel Follente escribe: «A mi hijo de 4 años le trasplantaron el hígado y desde entonces necesita mascarillas en su día a día». Y, aunque parezca «una locura», fruto de la desinformación, «el miedo está provocando el desabastecimiento de mascarillas en farmacias». Por ello pide al Ministerio de Sanidad «que establezca unos criterios comunes para que en todas las farmacias de España se dispensen las mascarillas a quienes realmente las necesitan y no se vendan a quien no las requiere».

Una de las reclamaciones que se repite es la necesidad de estas mascarillas. «Cualquier catarro es nuestro coronavirus diario», advierte Adriana Aguilera, con fibrosis quística, una enfermedad que afecta de forma crónica a los pulmones.

Esta joven zaragozana tiene una afectación moderada y en su día a día solo utiliza la mascarilla cuando tiene que acudir al hospital, una vez al mes, o en épocas de mayor riesgo, como con la gripe en invierno. «El martes la pedí en el hospital y me dijeron que solo me daban dos porque están desapareciendo», relata. Una situación que se encontró de nuevo al pasearse por unas cuantas farmacias. Nada.

«Ahora se te plantea qué hacer, pero yo voy a seguir con mi vida normal. Voy a tener más precaución, pero creo que hay que mantener la calma», sostiene. Explica que «por si la cosa se pone fea», tiene medicación por lo menos para dos meses y recuerda que han pasado otras de estas crisis, como la gripe A o la gripe aviar. «Entonces hubo alarma, pero no la que veo ahora, quizá es por la retransmisión en directo, las redes sociales...». Asegura que no le da tanto miedo el coronavirus, como «no tener los medios de protección».

Del desabastecimiento brota la oportunidad o «el oportunismo», como dice José Antonio Hernández, paisano de Adriana y presidente de la Asociación Aragonesa de Fibrosis Quística. «Las mascarillas que compraba a 35 euros ahora las miré por Amazon y estaban a cerca de 300 euros», asegura. Está trasplantado de pulmón y en su caso las mascarillas son «imprescindibles literalmente». Pero no se ha podido hacer con ellas. Ni siquiera a través de la asociación y preguntando a distribuidores de construcción, de suministros industriales, en Murcia, Andalucía o Barcelona. «Algunos hace ya un mes que no recibían contenedores con este tipo de mascarillas». El problema, destaca, es que gran parte de este material proviene de Chica, foco del coronavirus, donde la producción está comprometida, con fábricas paradas. Ya han puesto el problema en manos de la Administración, en este caso del Gobierno de Aragón. Por el momento, solo queda esperar mientras siguen buscando.