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Las diez noticias imprescindibles de Burgos este martes 21 de enero
Marta, Julia y Héctor en la ventana desde donde ofrecen el concierto cada tarde. BC

Marta y Julia, dos niñas arandinas, regalan su música a sus vecinos confinados

Cada tarde, a las 19:55, ofrecen junto a su padre un miniconcierto para animar y acompañar a sus vecinos

Ruth Rodero

Burgos

Lunes, 30 de marzo 2020, 13:14

Marta tiene 14 años y toca el saxofón. Juliatiene 11 y estudia percusión. Son hermanas, y dentro de unos años recordarán este periodo de confinamiento por la pandemia del coronavirus como una experiencia vital más. Y la recordarán, quizás, con ... un regusto amable. Quién sabe si esos recuerdos llevarán asociados una melodía, la que, junto con su padre, Héctor Diez, comparten cada tarde desde el balcón de su casa con sus vecinos de Aranda.

A las 19:55 horas los tres se asoman dispuestos a alegrar un poco la vida silenciosa de su calle. «No empezamos a tocar desde el principio; ha sido a raíz del confinamiento, y por las tardes, ya que por las mañanas están bastante ocupadas con los deberes», cuenta Héctor.

Todo surgió como una actividad más en estos días. Marta y Julia estudian en la escuela de música y Héctor toca la dulzaina. Pensaron que podría ser una buena idea estudiar música y tocar todos juntos. «Por las tardes empezamos a hacer ensayos, Julia estudia percusión y toca el piano. Marta, aunque toca el saxofón y el piano, decidió que cogía el bombo. Después unos días tocando algunos temas en casa, al ver en los medios que había gente que tocaba en la ventana y daba sus conciertillos, ellas dijeron que podíamos tocar a los vecinos. Y así empezamos», explica Héctor.

Sus conciertos apenas duran diez minutos porque saben que «esto va para largo y tampoco se trata de cansar». Su repertorio se nutre de temas arandinos: comienza siempre con el himno de Aranda a las ocho menos cinco y se interrumpe a en punto para aplaudir a los sanitarios. Luego, al acabar la ovación, retoman su actuación. «Tocamos un popurrí de canciones arandinas: 'Bien decía Manolete', 'Andrés Callejón del Pozo', 'Somos de Aranda de Duero'... y luego terminamos con una jota», confirma el padre.

Los vecinos están encantados con estos conciertos en la ventana. «Nos piden más, pero creo que con estos diez minutillos está bien para que no resulte cargante. Además, aunque estamos confinados, hay gente que trabaja», asevera Héctor.

Sin duda alguna, la música les está ayudando a pasar este confinamiento de una manera más llevadera. «La música es muy importante para el desarrollo de un niño, en cualquier circunstancia. Ahora, en el confinamiento, les está llenando el tiempo, les despeja la cabeza, es una actividad muy importante a todos los niveles: emocional, psicológico y educativo», remarca el padre de Marta y Julia. Esta actividad musical les ayuda a que la realidad que les está tocando vivir, difícil, como para el resto de niños y adolescentes españoles, se haga más llevadera. Pero no por realizarla descuidan sus tareas.

Seguir las clases confinadas

El horario de estudio lo tienen establecido por sus tutores, con los que se mantienen en contacto gracias a las herramientas 'online'. Marta comienza su jornada a las 9:00 de la mañana y Julia a las 9:30 ya está preparada en el ordenador. Nunca acaban antes de las 13:00, hacen ejercicios, continúan aprendiendo cosas nuevas y, dependiendo del día, la jornada se puede alargar hasta las 14:00.

Luego, entre los tres, porque mamá trabaja por las mañanas, hacen la comida, una actividad más que en estos días se puede disfrutar y que les encanta. Por la tarde llega la hora de hacer ejercicio físico, a veces, a través de las clases que mucha gente está compartiendo a través de YouTube. «Lo conectamos a la tele y nos meneamos todos», cuentan entre risas. Después llega su momento del día con los ensayos musicales; «a veces individuales y otros colectivos», y también sacan su tiempo «para ver películas o series».

«La verdad es que a nosotros nos falta tiempo; no llegamos a todo lo que queremos hacer en estos días que estamos en casa, al final nos vamos a estresar. Nos falta tiempo», comenta divertido Héctor.

Pero sin duda, el mejor momento del día, para ellos y para sus vecinos, llega cuando la tarde comienza a caer y todos se preparan para compartir el concierto en la ventana. Con la distancia que marcan las autoridades, pero, en el fondo, juntos.

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