«La Junta nos da un caramelo envenenado, nosotros no podemos decidir si abrimos las terrazas»

«Nos quieren dar un caramelo envenenado. ¿Qué va a pasar con los ERTE? ¿Van a ser ERTE de impedimento? ¿O, como puedo abrir, si no lo hago, tendría que suplementar esos ERTE? Cuando pasas a un estadio de no abrir, entiendo que desaparecen, lo que significaría que nos echan a los pies de los leones», continúa.

Muchas preguntas sin respuesta que se suman a las de disfrutar de una terraza en diciembre. «Tenemos que ser conscientes de que estamos en Burgos y no en el Caribe», compara el presidente provincial sobre la climatología de estas fechas.

Pero la opción de abrir las terrazas no sería viable para toda la hostelería. Alrededor del 50% de los negocios en Burgos no poseen espacio para desplegar mesas y sillas en la vía pública. Y de ese porcentaje que podrá retomar la actividad, muchos de ellos, cuentan con muy poco veladores. «Si sumamos las pocas mesas, la situación actual y la climatología, se ve claramente que no es una tabla de salvación», apunta De la Varga.

Y es que la única solución para los hosteleros es el acompañamiento de ayudas directas. «Me parece absurdo que seamos nosotros los que tengamos que decidir. Cualquier movimiento tiene que venir con una ayuda debajo del brazo. Mientras no venga, no podemos subsistir», añade el presidente provincial, que lamenta que no tuvieran «ni voz, ni voto en las decisiones». «Si en julio hubiéramos caminado de la mano, quién sabe si estuviéramos viviendo otra situación. El que ha arrancado esto, tiene que terminarlo. El sentir del sector es de malestar y la presión aumentará y esperemos que no llegue a males mayores. Ya hay corrientes oscuras y negativas que están empezando a aflorar. La gente está pasando hambre y necesidad y es ahí cuando nacen las malas praxis de las personas», advierte De la Varga.

Aunque aún se desconoce si la hostelería aceptará la invitación de la Junta a la apertura de las terrazas, el sector teme que les vuelvan a estigmatizar si existiera un repunte de casos tras la vuelta a la actividad. «Hay un concepto que me da miedo. Si mañana como asociación de hostelería me presionan todos los hosteleros con la apertura de las terrazas y vivimos un incremento de casos, se nos achacaría a nosotros ese auge de la pandemia. ¿Se nos va a etiquetar otra vez como los causantes? No podemos asumir ese riesgo y esa carga social. No nos corresponde a nosotros, sobre todo, porque nunca nos han hecho caso. Es la Junta quien tiene que asumir esa situación con sus palabras y hechos», incide el presidente de la federación de hostelería de Burgos.

A pesar de que la última palabra la tengan las asociaciones de los hosteleros en Castilla y León, Fernando de la Varga tiene claro que no tomará ninguna decisión por ningún hostelero. «Tengo claras mis limitaciones. Yo no tengo capacidad para decir si o no a la apertura. Daré mi opinión como asociación y hostelero, pero no puedo prohibir o condicionar a alguien. No prohibiremos ni autorizaremos nada. Es a libre decisión de cada persona. Nosotros no nos vamos a poner la mordaza. No estamos para blanquear a los políticos, estamos para llamarles la atención y ver sus negligencias, errores y aciertos», concluye.