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Julián Mateos, psicólogo Arbu: «Cualquier persona puede sufrir un problema de alcoholismo»

Julián Mateos, psicólogo Arbu: «Cualquier persona puede sufrir un problema de alcoholismo»

Lejos de responder a un perfil concreto, lo que existen son factores de riesgo que pueden predisponer a una persona a sufrir este problema

Ruth Rodero

Burgos

Viernes, 20 de enero 2023, 07:16

La Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Burgos (Arbu), una entidad sin ánimo de lucro, lleva funcionando desde el año 1986 con el objetivo de llevar a cabo programas para pacientes alcohólicos y los familiares de estas personas. «A día de hoy tenemos varios programas en ... el centro de día para pacientes alcohólicos con un grave deterioro psicosocial en el que trabajamos dos psicólogos, un terapeuta ocupacional, un educador social y un psiquiatra», explica Julián Mateos, psicólogo especialista en psicología clínica y coordinador de Arbu.

«Trabajamos en colaboración de la red de asistencia sanitaria y social de Burgos. Lo que nosotros hacemos al principio es la evaluación y el diagnóstico para después proponer el tratamiento de deshabituación de este tipo de pacientes», indica Julián. El primer paso para poder trabajar con estos pacientes es llevar a cabo unas entrevistas de evaluación y, «a partir de ahí, si el paciente acepta entra en el programa de centro de día».

Todas las mañanas, de lunes a viernes, Arbu es un hervidero de actividades: grupos de psicoterapia, estimulación de la memoria, habilidades sociales, relajación para el control de la ansiedad, psicomotricidad y talleres de alfabetización informática. Además, también dan apoyo a los tratamientos sanitarios y farmacológicos que se les haya pautado a estos pacientes. Imparten también otros programas con grupos de psicoterapia con pacientes y familiares. Y no limitan su intervención a la capital, también lo hacen en la provincia.

«Junto a la Gerencia de Atención Primaria, trabajamos en los centros de salud de Villarcayo, Roa, Salas de los Infantes, Lerma, Melgar y Belorado. Atendemos en sus centros de salud para acercar el tratamiento a las zonas rurales», explica Julián.

El problema del alcohol reside en que es una droga legal que está aceptada socialmente y que, además, se utiliza para fiestas, rituales y situaciones de celebración. «Socialmente está bien visto y bastante aceptado. Y el alcohol es una industria y hay muchos negocios que viven de la venta del alcohol. Esos son condicionantes que otras drogas no tienen porque no son legales y, sin embargo, en el caso del alcohol y tabaco está aceptado socialmente», recuerda Julián Mateos.

Desde Arbu recuerdan que «cualquier persona puede sufrir un problema de alcoholismo». «No existe un perfil único y sí factores de riesgo que te pueden llevar a tener el problema. ¿Qué es una persona alcohólica? Es una persona que depende de una sustancia tóxica, que es el alcohol, y que produce alteraciones en el funcionamiento del organismo en general«, indica.

«Hay factores de riesgo, hay más probabilidad de que una persona tenga problemas de alcoholismo si, por ejemplo, en el ámbito en el que vive hay una permisividad muy alta en cuanto al consumo de alcohol. Si los adultos que tienen que ser los modelos a seguir no ponen límites a que los hijos consuman o ellos mismos no se lo aplican y se ve como normal consumir alcohol. Entonces en casa corren el riesgo de que entre los miembros de la familia pueda haber problemas con el alcohol. Luego está asociado también a problemas psicológicos, por ejemplo con trastornos afectivos, de personalidad y trastornos límite de la personalidad. También está asociado a situaciones de baja autoestima, bajas habilidades sociales o situaciones de riesgo sociales como las que estamos viviendo actualmente: no tener trabajo, desestructuración en la familia, problemas de comunicación, etc,.», afirma.

Prevenir para evitar nuevos casos

Combatir el alcoholismo es una tarea de toda la sociedad, por eso es necesario prevenir en cuanto a las conductas de consumo: «Necesitamos información, aprender ciertas habilidades, desarrollar ciertas capacidades para no tener que utilizar una sustancia para divertirnos, para relacionarnos o para ligar. También no dejarnos llevar por el grupo social. Nosotros intervenimos en colegios, donde damos programas estandarizados y avalados por la Junta de Castilla y León para los jóvenes de bachillerato, 4º de la ESO y Formación Profesional donde se les da información y donde hablamos del problema del alcoholismo y de los relacionados de las consecuencias de la conducción tras haber consumido alcohol y cannabis».

Desde Arbu también trabajan con jóvenes a los que se les ha aplicado algún tipo de sanción administrativa por ser menores y consumir alcohol en la vía publica. Es el el taller OH.com, que tiene como objetivos sensibilizar y concienciar sobre el consumo perjudicial de alcohol y sus riesgos y que puedan potenciar sus habilidades sociales y proponer medidas alternativas al ocio.

En algunas ocasiones identificar el problema no es tan sencillo como pueda parecer. Con un mismo problema se puede tener una perspectiva diferente del mismo: borracho gracioso frente al borracho agresivo. La persona que bebe para poder socializar y vencer la timidez, para encajar en un grupo, para ser capaz de ligar frente al que se envalentona y hace uso de la violencia. «Los dos tienen el mismo problema», recuerda Julián, «la diferencia es que uno crea alarma social y el otro no». «Uno se está muriendo dando patadas y el otro sin que nadie se entere. Es verdad que mucha gente que va consumiendo y se muere por una enfermedad física y ya está, no da más guerra, y hay pacientes alcohólicos que tienen problemas de peleas, de agresividad, también está relacionado con malos tratos, accidentes de tráfico, suicidio. En estos casos lo vemos rápido porque crea alarma social, ha cometido un delito. Esas personas a veces también tienen un trastorno de personalidad, de control de límites, etc. En la mayoría de casos tienen no solo la patología de la toxicomanía, del alcoholismo, sino que hay otro tipo de trastornos añadidos. Es lo que se llama la patología dual», afirma.

Reconocer el problema

Para poder recuperarse el paso más importante es el primero: reconocer que existe un problema. «Hay gente que ya lo reconoce, seguramente porque se ha visto en una situación límite grave, pero la mayoría de las personas no lo tiene reconocido como tal. El primer trabajo que hacemos en las primeras entrevistas es un trabajo motivacional, conseguir que esa persona que tiene el problema vea que se está haciendo daño, que se está deteriorando física y psicológicamente y que, además, está haciendo daño a su entorno. Muchas de las personas que inician el tratamiento vienen con algún tipo de presión, sea judicial, sea sanitaria por una enfermedad, sea de tipo social o familiar. Normalmente vienen acompañados de la familia o derivados de los servicios sociales o sanitarios. Pero el primer paso es ese trabajo motivacional con el paciente para que él sea consciente. Para hacer un tratamiento hay que empezar a reconocer que uno tiene un problema. Lo primero es motivarlos y poder así empezar el tratamiento», incide Julián.

Y una vez que se comienza el tratamiento la imagen dista bastante de la que proyectan las películas americanas en las reuniones de alcohólicos. La primera diferencia reside en que en Arbu se llevan a cabo programas acreditados y que se realizan con profesionales. Los tratamientos, además, se llevan a cabo desde diferentes puntos de vista: desde el psicológico, el sanitario y el social. Es ahí donde se hace la intervención: «Cuando hacemos una evaluación de un paciente, además de la parte psicológica, lo que hacemos es derivar al centro sanitario, a su médico, para que haga la evaluación física del paciente. El trabajo es conjunto, tanto con su médico como con el centro. El objetivo es quitarse esa etiqueta que le pone la sociedad, saber que se tiene una enfermedad como se puede tener otra, que se puede convivir con ella, porque es un problema crónico para toda la vida y siempre puede haber recaídas, hay que saber manejar y gestionarlas cuando ocurran y buscar ayuda rápidamente a su entorno o al centro y, a partir de ahí, seguir el tratamiento».

Comenzar el tratamiento no es un paso sencillo de dar porque en muchas ocasiones conlleva un estigma social. «Socialmente se ve de manera negativo. Yo no quiero ir a un centro porque me van a ver y me van a conocer. Pero resulta que a la persona que tiene ese problema ya le han visto todos los que le tienen que ver y saben que tiene alcoholismo. Hay que desmontar un poco ese estigma, son personas normales que tienen un problema como otras personas tienen otro tipo de problemas», asevera.

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