El Gobierno sigue manteniendo que los fallecidos por la pandemia, por el momento, no alcanzan los 28.500. Que mientras no se revisen las estadísticas las cifras oficiales no van a cambiar y que, en cualquier caso, los expertos deberán decidir dentro de un tiempo ... si incorporan y de qué forma a aquellos que murieron con síntomas compatibles con la Covid-19 pero a los que nunca se les hizo un test antes de fallecer y, ni mucho menos, se les practicó la autopsia tras su deceso para determinar la causa real del óbito.
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En el Ministerio de Sanidad manejan desde esta misma semana los informes ya «corregidos» y prácticamente «consolidados» tras dos meses exactos de revisiones del Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo). Unos documentos casi definitivos tras ocho semanas de cribado, que apuntan a que entre el 13 de marzo y el 22 de mayo, en el momento álgido de la pandemia, en España hubo un exceso de mortalidad de exactamente 44.118 personas sobre los fallecidos que debían haberse producido según las series históricas de los últimos diez años. Y no solo eso, además las mayores tasas de «exceso» se produjeron en las comunidades más castigadas por la primera oleada del virus y entre la población más mayor, la misma a la que la epidemia golpeó con más saña en esa primera onda infectiva.
Sanidad se niega a dar por buena la interpretación de que ese «exceso» de muertes que figura en el último informe del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) con fecha de este 19 de julio se pueda achacar en todo o en parte a la pandemia porque -recuerdan desde el Gobierno- el MoMo no recoge las causas de los decesos. Sin embargo, como defienden otros epidemiólogos, es evidente que la pasada primavera, más allá de coronavirus, no hubo ninguna otra calamidad o catástrofe que azotara España y que pueda explicar un superávit de fallecimientos de un 57% a nivel nacional, de acuerdo con los datos ya revisados de Instituto de Salud Carlos III. Unas estadísticas que, además, zanjan que desde el 22 de mayo hasta la actualidad la mortalidad ha vuelto a rangos de normalidad, coincidiendo precisamente con el descenso en picado de los fallecidos por el SARS-CoV-2.
Sea como fuere, lo cierto es que las series históricas vaticinaban que en España entre el 13 de marzo y el 22 de mayo deberían haber muerto 76.646 muertos y sin embargo fallecieron 120.764 personas, 44.118 más de las esperadas. El «exceso» de mortalidad tuvo un reparto muy desigual en cuanto a edades, como lo tuvo la pandemia. Entre los mayores de 74 años hubo un 67,4% más de muertes de las esperadas, mientras que entre los 65 y los 74 años ese «exceso» cayó al 46,7% y disminuyó todavía más, solo un 22% más de decesos, entre el colectivo menor de 65 años.
Otro dato -explican los expertos- que abonaría que básicamente todo el «exceso» de muertos se debió a la Covid es que en todas y cada una de las comunidades, además de en las dos ciudades autónomas, hubo más óbitos de los que vaticinaban las estadísticas, por lo que es evidente que la causa de ese superávit de mortalidad es algo que azotó a todo el país, como lo hizo la pandemia. Y además, el exceso de víctimas mortales, en todas las regiones se produjo prácticamente en las mismas fechas (entre marzo y mayo). De hecho, en junio, en todas las comunidades los decesos habían vuelto a rangos considerados aceptables.
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La radiografía del «exceso» de mortalidad de MoMo coincide casi al 100% con el mapa del azote de la Covid en la primera oleada. La Comunidad de Madrid, la más castigada por el coronavirus según los datos oficiales, también lo fue por el inflación de fallecidos inesperados con un 166,7% de exceso. En la región tenían que haber muerto en el punto álgido de la pandemia en 8.540 personas y fallecieron casi el triple, 22.779, lo que supone 14.238 muertos de más de los esperados y achacables al virus
Le siguen Navarra (con 131,6% de exceso de mortalidad y 683 muertos de «exceso»); y Cataluña (con 100,8% de exceso y 11.726 óbitos inesperados). En el otro extremo ese sitúan precisamente las regiones que con menos saña sufrieron la primera oleada: Canarias (con un exceso de decesos de un 0.9% y apenas 40 muertos de más de los esperados); Murcia (6,7% más de fallecidos y 186 muertos en «exceso»); y Andalucía (un superávit de fallecidos de solo el 7,6% y 1.484 muertos más).
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Aunque Sanidad sigue sin admitir estas extrapolaciones a pesar de ser datos ya corregidos y consolidados tras haber sido cotejados con los 3.929 registros civiles del país, lo cierto es que las cifras del MoMo sobre el exceso de mortalidad son bastante coincidentes con las del Instituto Nacional de Estadística o la de la patronal de las funerarias.
Según el INE, el número estimado de defunciones en España durante las 21 primeras semanas de 2020 (hasta el 24 de mayo) ascendió a 225.930 fallecimientos, 43.945 muertes más con respecto al mismo periodo de 2019.
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Por su parte, el primer gran estudio sobre mortalidad en la pandemia realizado fuera del Gobierno, el de la Asociación Española de Profesionales de los Servicios Funerarios (Aesprof) sostiene que el número real de fallecidos por coronavirus en España desde el 14 de marzo hasta el pasado 25 de mayo es de 43.985, cifra que también encajaría con el superávit de mortalidad registrado por el MoMo.
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