Francisco del Amo ha extendido hasta en 500 ocasiones su brazo para que algo tan simple como dejar que le extraigan sangre se convierta en vida. Hace apenas unos días, Paco, como todo el mundo le conoce, se convertía en el europeo con mayor número ... de donaciones realizadas. En América otro hombre comparte su récord con él, con una pequeña diferencia, al otro lado del charco estas donaciones no se hacen de manera altruista.
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«El americano cobra por sus donaciones, sí. La verdad es que es la única diferencia, porque los pinchazos se los han dado igual. Tiene el mismo mérito. La gran diferencia es algo que yo odio y es cobrar por algo tan necesario como es regalar salud, que, posiblemente, sea lo más grande que tenemos los donantes de sangre», confiesa Paco del Amo.
Medio millar de donaciones que, de manera anónima, han servido para ayudar a mucha gente, también anónima, en un momento complicado de su vida. «En España se hace de una forma anónima, ni el receptor tiene que agradecernos nada ni nosotros sabemos a quién se destina nuestra sangre. Ese es el orgullo de ser donante de sangre», indica. Bastan apenas unos segundos de charla con él para saber que ser donante es una manera de entender la vida para quien extendió el brazo por primera vez casi obligado.
«Me empujó. Mi madre me empujó a donar», reconoce. Pero con el paso de los pinchazos se convirtió en una cita ineludible para él. Primero, donando sangre; ahora con la donación de plasma. Sin embargo, a pesar del paso del tiempo, no hay muchos cambios en todo este proceso.
«La donación no ha cambiado mucho. Es una camilla y un voluntario que se deja pinchar en el brazo. Una enfermera o un enfermero lo recoge en una bolsa y lo lleva al centro de transfusión donde lo desfragmentan», explica. Porque, aunque haya gente que pueda pensar lo contrario, «la sangre tal y conforme sale no se pone a ningún enfermo».
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«Una donación sirve para salvar tres vidas. Cada bolsa de sangre donada la desfragmentan. Los glóbulos los dejan por un lado, el plasma por otro, las plaquetas por otro. Los distintos componentes se utilizan para cada enfermo. Poco más ha cambiado la donación. Ahora nos movemos más fuera de los puntos fijos, sobre todo en nuestra comunidad, pero la donación no ha cambiado mucho», asegura quien de donaciones sabe mucho.
Paco defiende a capa y espada que estas donaciones deben seguir siendo altruistas. Las donaciones de plasma pueden retribuirse en Europa y en Estados Unidos se paga por la sangre donada. Sin embargo, a pesar de que Europa permite a cada país decidir si pagar o no por las donaciones de plasma en España continúa siendo un acto de generosidad.
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Francisco del Amo
Donante y presidente de la Hermandad de Donantes de Sangre de Burgos
«Ojalá que en España nunca se pague por las donaciones. Cuando se empezó a hablar de este tema yo dije «si pagan no vuelvo a donar», pero, claro, es una trampa, ya que al final a quien se perjudica es el enfermo, que es el que realmente necesita que no dejemos de donar. Seguiría donando y donaría también lo que se cobrase. Pero ojalá nunca se cobre. No veo como un orgullo el cobrar por una donación de sangre. Creo que lo que pretenden es ganar más donantes de plasma y creo que ocurriría justo todo lo contrario», afirma con vehemencia.
Y Paco apela al orgullo. Al personal, al de cada donante. «Al orgullo que se siente cuando sales de donar y te vas tú solo andando. Los que son donantes habituales conocen perfectamente esa sensación. Es una satisfacción terrible la que se siente después de terminar de donar porque sabes que estás dando vida», recuerda
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Y es que las donaciones salvan vidas, pero de una manera que en muchas ocasiones se desconoce. Porque la ciudadanía está acostumbrada a pensar que la sangre es vital para salvar a una persona que acaba de sufrir un accidente de tráfico. Pero hay mucho más. «Hay enfermos que están delicados de salud, aunque su vida no corra peligro. Le estás ayudando a mejorar su salud. No solo al enfermo, sino a todo el entorno», indica.
«En realidad, la sangre que se utiliza en España para los accidentes es un 4%. En cambio, en un paritorio va una mujer a tener a su hijo, está toda la familia feliz, se complica la vida y necesita tres o cuatro bolsas. Los paritorios consumen más sangre que los accidentes. Pero donde más sangre se consume son en enfermedades de larga duración, en oncología. Personas que no se ven, que están en un hospital o en sus casas…», recuerda Paco. Por ello es importante donar y que no falte sangre en los hospitales. Que los quirófanos no tengan que paralizar operaciones programadas porque falte sangre.
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«Me molesta mucho que damos por hecho que siempre hay sangre en los hospitales esperando a salvar a una persona, parece que nos relajamos, y si no ha habido antes un donante que ha querido poner el brazo no habrá», insiste. Y para ello recuerda que es necesario «convencer a los jóvenes».
«Necesitamos un relevo y reconozco que yo también tuve miedo la primera vez. Miedo a lo desconocido, miedo a que te pinchen en un brazo porque parece algo gravísimo. Yo pediría a los jóvenes que lo intenten una vez y, si realmente siguen teniendo miedo, o se marean o tienen las venas finas, pues que no vayan a donar. No se va a sufrir para donar, se va por la satisfacción de saber que estás ayudando a alguien. Tienes que disfrutar haciendo una donación», asevera.
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Francisco del Amo
Donante y presidente de la Hermandad de Donantes de Sangre de Burgos
Y aunque lleva 500 donaciones y sabe que es un hito difícil de ignorar, Paco asegura que le «hubiese gustado más» haber conseguido «500 jóvenes poniendo el brazo por primera vez que hacer la donación 500». «Una maratón de donantes por primera vez. Todos jovenzuelos. Qué maravilla. Mucho más bonito que las 500 mías. El único misterio que tiene, o la única grandeza, es que tengo salud para seguir haciéndolo. No tienen mayor importancia, es igual que la primera y, de verdad, da igual el que tiene 40 como el que tiene diez. Lo importantes es que no falte sangre y que nuestros enfermos se sientan arropados por los donantes», manifiesta.
En su alegato por la importancia que tiene este pequeño gesto de extender tu brazo y donar tu sangre, Paco se erige también como el principal defensor de los donantes de sangre, a menudo invisibilizados. «Me siento muy orgulloso de que llevemos muchos años siendo referentes en donaciones y en trasplantes de órganos en nuestro país. Somos referentes a nivel mundial y cualquier españolito se debiera sentir orgulloso de que seamos tan generosos. Para ello se necesita un enfermo, un donante, el órgano, un quirófano, un equipo médico terrible para hacer un trasplante. Pero se necesita también un donante de sangre. Del donante de sangre la gente se olvida. Afortunadamente, podemos presumir de que cuando consiguen el órgano la sangre ya está esperando a que haga la operación», finaliza.
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