Exigen test para todos los sanitarios que usaron las mascarillas defectuosas

El propio Ministerio de Sanidad dio el viernes la voz de alarma al ordenar la retirada de unas 400.000 mascarillas de hospitales repartidos por todo el país, la mitad de ellas enviadas a centros de Cataluña, tras constatar el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo que incumplían las especificaciones técnicas y que tenían un defecto en el filtrado de partículas.

Se trata de una partida de la marca 'Garry Galaxy', una de las empresas incluida por las autoridades chinas en las listas de proveedores recomendados, que el Gobierno adquirió hace semanas en ese país asiático, en concreto el producto de formato FFP2 con envase verde.

El sindicato Satse, el mayoritario entre los enfermeros, exigió este sábado a todos las administraciones que determinen qué sanitarios han utilizado las mascarillas defectuosas para ponerlos de inmediato en aislamiento preventivo y evitar así posibles propagaciones del virus entre compañeros, pacientes y familiares. De hecho, 65 profesionales del hospital Santa Lucía de Cartagena que utilizaron las 'Garry Galaxy' se encuentran ya en cuarentena.

El sindicato reclama a las autoridades, también de inmediato, que realicen test diagnósticos a todos los profesionales que han utilizado las mascarillas retiradas para comprobar si están infectados. Los portavoces de Satse advierten a los responsables políticos que les vigilan para comprobar que cumplen estas demandas mínimas, porque, de no ser así, los llevarán ante los tribunales.

La reacción del Consejo General de Enfermería al episodio de las mascarillas defectuosas fue contundente. Denuncia que la gestión que está llevando a cabo el Gobierno de la crisis del coronavirus es «caótica y absolutamente descoordinada». Lamenta que después de que los profesionales hayan tenido que pasar semanas sin disponer de material de protección en el trabajo «ahora resulta que parte del que ha llegado es defectuoso y no cumple con las garantías necesarias». «Queremos recordar –añaden– que los profesionales se están jugando la vida mientras que los responsables políticos no son capaces de garantizar la eficacia y seguridad de los materiales que compran, como estas mascarillas o los miles de test defectuosos».

«La sensación de desprotección e impotencia que sufren es enorme y no hace más que aumentar con el paso de los días», señala una nota del consejo, que recuerda que España tiene el mayor número de sanitarios infectados, con casi el 16% de todos los casos confirmados -29.467 profesionales positivos–, en gran medida por la falta de trajes, gafas y mascarillas. «Situaciones como ésta resultan por ello absolutamente intolerables», concluyen los enfermeros.